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Juglares políticos

Es el caso del juglar, qué por dádivas muy diversas, recitaban o cantaban poesías de diferentes autores para recreo de magnates o jefes

Publicado: 08/05/2022 ·
21:08
· Actualizado: 08/05/2022 · 21:08
Autor

José Chamorro López

José Chamorro López es un médico especialista en Medicina Interna radicado en San Fernando

Desde la Bahía

El blog Desde la Bahía trata todo tipo de temas de actualidad desde una óptica humanista

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La diversidad que es el rasgo que mejor define el carácter, la calidad y la cualidad de los seres humanos, hace que no todos podamos ser excelsos, aunque cada individuo tiene un algo en el que supera a los demás. Ocurre sobre todo con las Artes y las Letras. Si no tienes voz, la canción no es posible. Si no tienes "duende", la persuasión y el encanto se quedan huérfanos del "soplo divino" que sabe arrancarlos. Pero nadie te puede negar y menos prohibir el amor por todo lo sublime y creativo y el repetir con gracia y donaire lo que otros han creado. Es el caso del juglar, qué por dádivas muy diversas, recitaban o cantaban poesías de diferentes autores para recreo de magnates o jefes. Yo he conocido algunos de ellos y les he tenido un respeto personal - no constitucional - inquebrantable. Se les requería por la dirección de su empresa o jefes de oficina o taller, cuando había que divertir a los trabajadores o al pueblo, en funciones teatrales locales o salón de actos del lugar de trabajo, conmemorando alguna efeméride. Fuera de ellas, el velo de la desconsideración o el apelativo de "chalao" le eran a estos "trovadores" difícil de esquivar.  

En aquella modesta escuela donde comenzó mi aprendizaje, me enseñaron que España estaba dividida en regiones que daban lugar a cincuenta provincias. El progreso la ha dividido en 17 Comunidades Autónomas. Una historia de resentimientos, odio, venganza, envidia y engaños, la han transformado en un anárquico puzle, donde cada pieza quiere un protagonismo independiente, sin darse cuenta que es el conjunto lo que da la validez al juego. La Constitución que es la voz fascinadora de nuestra convivencia dice en su artículo primero que España es una nación que desea que todos sus ciudadanos vivan en un clima de justicia, libertad y seguridad, pudiendo llevar una vida digna, basada en el respeto, el orden y la ley.  

Todas las naciones tienen su símbolo. Su bandera. A ella le debemos el mismo amor  y respeto que a las imagenes religiosas.  Verla rodar por los suelos envuelta en llamas o menospreciada por regiones y partidos, nunca creímos que fuera posible y mucho menos cierto a pesar de que el artículo octavo diga que los ejércitos de tierra, mar y aire, garantizan la soberanía, la independencia y la integridad territorial de España y el respeto a su Constitución. Pero hemos vivido cómo en alguna ocasión, en alguna autonomía, se le ha invitado (expulsado) a abandonar un evento o acto más o menos oficial, a algunos componentes de nuestra Fuerzas Armadas.  

En una Monarquía Parlamentaria - art. 1 - el Rey es el Jefe del Estado, y como tal ha de actuar cuando las circunstancias lo requieren. Pero la soberanía nacional no está en ningún mando o poder, reside en el pueblo (art.1) del que emanan los poderes del Estado. Debe ser así, pero para ello es preciso que el pueblo tenga el suficiente conocimiento e independencia a la hora de expresar sus ideas y pensamientos, su capacidad de creación y la posibilidad de evolucionar constantemente en ciencias y arte. Si desde niños intentamos adoctrinar en una sola idea a nuestros ciudadanos, apoyándonos además en medios de comunicación subvencionados o subordinados, lo único que se conseguirá, será mantener con el difraz de la nobleza y rectitud una dictadura subrepticia. La historia de España está sufriendo ese suplicio.   

 

Lo mismo le ocurre al idioma. Si el español - el castellano - es el idioma oficial (art. 3) y todos tenemos el deber de conocerlo, yel derecho a usarlo. Los idiomas de las Comunidades autónomas no pueden imponerse a él. Como es posible que en alguna de ellas los estudiantes no puedan expresarse en lengua española y sus calificaciones sufran notables descensos o se les impida examinarse. Inadmisible en educación.

Es un derecho de todo español. Como lo es también el derecho a la vida y la integridad física y moral. El art. 21 presume de haber conseguido la prohibición de la tortura y de la pena de muerte. Es difícil de correccionarlo, con la supresión de la vida durante la época gestacional, cada vez más ampliada en número de semanas y meses. Por eso la decisión, en esta semana previa, de los tribunales norteamericanos crea tantas lesiones ampollosas en el espírítu.

La enumeración de tantas acciones incongruentes - sería preciso casi un tratado para recogerlas todas - es lo que hoy me ha recordado aquellos juglares, usados como presumimiento socio/cultural y arrinconados como profesionales de calidad, algo que igualmente padece nuestra Constitución utilizada en parlamentos y discursos oficiales o mítines, para presumir de demócrata y ciudadano ejemplar y luego cuando hay que cumplir su articulado, hacemos un convenio con lo "políticamente correcto" y le tachamos de arcaica, alejada de los criterios actuales de convivencia y que necesita sustitución. Sus artículos han quedado para ser ripios de juglares políticos irrespetuosos.   

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