Fue el gestor de la Séptima Copa de Europa. Lorenzo Sanz salió del avión feliz en Barajas procedente de Amsterdam y paseó abrazado a aquel trofeo en un descapotable al lado de Jupp Heynckes y su capitán Manuel Sanchis.
El Real Madrid aún no era rico, pero tenía el escudo, la imagen de marca de club ganador, que no presumía de Copa de Europa desde hacía 32 años.
Sanz lideró aquel Madrid que en 1998 dejó de ser un campeón en blanco y negro. Dio un golpe de timón aquella temporada, fichó a Fabio Capello, y contrató una serie de fichajes potentes para la economía justa del club.
Illgner, Roberto Carlos -su fichaje más rentable-, Seedorf, Suker o Mijatovic, chicos con hambre, que mezclaron bien con Hierro y Raúl, líderes de aquella plantilla.
La nueva Champions comenzaba a andar, en su mandato se asomaron al club los primeros economistas que venían del mercado y con la dirección De Vicente del Bosque tuvo tiempo de ver a su equipo levantar otra Champions, la Octava en París.
Descanse en Paz Lorenzo Sanz. Un presidente muy madridista. Que lució la insignia de su club en el ojal de la solapa durante toda su vida.