Con el objetivo bajo el brazo desde hace más de una semana y la falta de registros a batir a nivel colectivo, el Betis avanza en el campeonato sin la ambición necesaria para poder mantener el pie en el acelerador y por ende; tener que arriesgar inútilmente en la disputa de cada balón.
Prueba de ello (a pesar de la buena actuación de Dani Giménez), fue el partido que el conjunto verdiblanco jugó en el Heliodoro Rodríguez frente al Tenerife este domingo y las sensaciones que se pudieron palpar sobre el terreno de juego durante el duelo, al margen del resultado final en sí.
La expulsión de Lolo Reyes y el poco empaque del cuadro bético en muchas de las fases del envite, hacen pensar que el periodo de vacaciones pesa ya y mucho sobre las cabezas de los futbolistas.
Y todavía resta una jornada por dirimir, pensarán muchos de ellos. En seis días, el Betis recibirá en el Benito Villamarín al Sporting de Gijón, equipo con el que siempre le ha unido un gran hermanamiento entre clubes y aficiones.
La entidad asturiana determinará además el próximo fin de semana si obtendrá el ascenso de manera matemática o si por contra, deberá pasar por los playoffs para volver a la élite del fútbol español.
Veremos la actitud del conjunto de Mel, que después de perder la racha de imbatibilidad a domicilio en las Canarias que conservaba desde el mes de noviembre (nueve victorias y cinco empates) y otra que sostenía Rubén Castro en los últimos seis duelos, donde había conseguido ver portería. Clarificador.