El neerlandés Max Verstappen (Red Bull), que este domingo se proclamó, tras un final de infarto, campeón del mundo de Fórmula Uno, se convirtió, a los 24 años, en el nuevo rey de la categoría reina; en la que destronó al inglés Lewis Hamilton (Mercedes), de 36, plusmarquista de casi todo, que optaba a un inédito octavo título mundial y que capturó seis de sus siete coronas durante las siete temporadas previas a esta.
'Mad Max', como pronto fue apodado por su estilo de pilotaje agresivo, y que se anotó el Mundial más emocionante y apretado de los últimos años -al rebasar a su gran rival en la última vuelta de la última carrera- nació en la localidad belga de Hasselt el 30 de septiembre de 1997 y lleva al automovilismo en los genes, ya que su madre, Sophie Kumpen -que pone velas cada día que corre su hijo-, compitió con cierto éxito en 'karts'; y su padre, Jos Verstappen, también fue piloto de Fórmula Uno.
Jos pilotó durante ocho temporadas en la categoría reina, entre 1994 y 2003, siendo la más fructífera de ellas la primera, en Benetton Ford: escudería en la que fue compañero del otro séptuple campeón mundial, el alemán Michael Schumacher, que ese año capturó el primero de sus títulos; coincidiendo con la campaña en la que el neerlandés sumó sus dos podios en F1, al acabar tercero en Hungría y en Bélgica.
Su hijo, que ya lo había superado con creces hace mucho tiempo, culminó este domingo, con la precocidad que caracterizó toda su carrera deportiva, el nuevo proyecto estelar de Red Bull. Convirtiéndose en el primer piloto de los Países Bajos en ganar un Mundial de F1 y el primero en anotárselo con un motor Honda desde que lo hiciese por última vez en 1991, con un McLaren, el mítico Ayrton Senna; que antes de morir accidentado en Imola (Italia) ganó tres Mundiales para Brasil.
La joven estrella neerlandesa desató el león, haciendo bueno el lema con el que se prodiga en redes sociales ('Unleash the lion', en inglés). Le bastaba salir de Yas Marina con los mismos puntos que Hamilton. Y acabó firmando su décima victoria del año -la vigésima en F1- ganando una carrera que se decidió en la última vuelta, cuando, tras la entrada del coche de seguridad (por el accidente del canadiense Nicholas Latifi) se relanzó la misma. Red Bull acertó con la estrategia: Max aprovechó para cambiar neumático -Lewis no lo hizo- y, con gomas más frescas rebasó al británico, ganó la carrera y, con ello, el Mundial
El flamante campeón -que había ejercido de piloto de pruebas la temporada anterior- debutó en F1 en 2015 a bordo de un Toro Rosso, escudería en la que fue compañero del entonces asimismo debutante español Carlos Sainz, hoy en Ferrari; convirtiéndose, con 17 años, en el más joven de la historia en competir en la división de honor del automovilismo.
Con una meta clara. "Mi objetivo final es ser campeón del mundo", declaraba la joven estrella neerlandesa en una entrevista con la Agencia Efe que tuvo lugar en septiembre de ese año ,en las afueras de Milan, después del Gran Premio de esa temporada, disputado, como es habitual, en Monza .
"Pero sé que ésta no es una meta a corto plazo. Aún debo demostrar mucho", afirmaba a Efe, no sin cierta sensatez, un Verstappen que había sido duramente criticado semanas antes por su aguerrido estilo de pilotaje en Mónaco; y que en esos momentos aún no había cumplido la mayoría de edad.
Después de sus 23 primeras carreras en F1, fue 'ascendido' al primer equipo de la escudería austriaca, Red Bull, en sustitución del ruso Daniil Kvyat (ahora probador de Alpine, la escudería del español Fernando Alonso, con quien no pocos comparan al neerlandés), con el que intercambió volantes.
El ídolo de los Países Bajos -que experimentan una suerte de 'alonsomanía', versión 'oranje'- no tardó en aprovechar la oportunidad y ganó directamente su primera carrera con Red Bull: el Gran Premio de España, en el circuito barcelonés de Montmeló; donde se convirtió en el ganador más joven de la historia, récord que aún detenta. Como la mayoría de las plusmarcas de precocidad en la F1, entre ellos la de firmar un 'Grand Slam' -ganar desde la 'pole', firmando la vuelta rápida y liderando la prueba de principio a fin-, algo que consiguió este año, con 23, en Austria.
Sin embargo, 'Mad Max' no es el más joven en ganar un Mundial. Tercero en los campeonatos de 2019 y 2020, el año pasado, con su condición de líder del equipo de la bebida energética totalmente indiscutida, perdió la última oportunidad de lograrlo. Ése honor sigue en poder del alemán Sebastian Vettel, hoy en Aston Martin, después de haber pasado por Ferrari; que ganó el primero de sus cuatro títulos seguidos con Red Bull (el de 2010) con 23 años.
2017 y 2018 los cerró con dos victorias; y en 2019 elevó a tres su números de triunfos en un mismo curso; relación que se redujo de nuevo a dos el año pasado.
Esta temporada, en la que compartió garajes con el mexicano Sergio Pérez (retirado al final de la carrera este domingo), fue la de su eclosión definitiva. Con el de Abu Dabi elevó a diez los triunfos de este año. Exactamente la mitad de los que cuenta desde que corre en la F1.
Esta noche, "Maximiliano I de los Países Bajos" se acostará, por primera vez, como campeón mundial de la categoría reina. No sin haberle puesto emoción máxima a la resolución del título. Hamilton había ganado las dos últimas carreras, en Sao Paulo (Brasil) y Qatar; y, a ocho puntos del líder de Red Bull, salió el pasado domingo en Yeda desde una 'pole' que este le había regalado, con un error innecesario, cuando volaba, batiendo todos los parciales, en su último intento.
Arabia, donde se tuvo que conformar con el segundo puesto, por detrás de Hamilton -que firmó la vuelta rápida y de esa manera empató el Mundial-, marcó el enésimo desencuentro entre los dos campeones.
Habían chocado en Silverstone -donde el inglés ganó tras sacarlo de pista y mandarlo al hospital, por lo que recibió una sanción de diez segundos, la misma que se le ejecutó a Max en Yeda por frenar demasiado fuerte cuando debía ceder posición- y en Monza, donde se culpó del incidente al neerlandés y ambos quedaron fuera de carrera. Y en Sao Paulo también habían saltado chispas por la defensa exacerbada de su puesto que hizo el nuevo héroe de los Países Bajos antes de ser rebasado por el astro inglés.
'Mad Max', sometido a todo tipo de conjeturas antes de la última prueba, demostró no sólo enorme talento, sino gran fuerza mental. Hamilton fue segundo y Mercedes se tuvo que conformar con el título de constructores, el octavo seguido. La Fórmula Uno ya tiene nuevo rey.