Nada es fácil si no le ponemos ganas y esfuerzo, si lejos de la ingenuidad nos llenamos de optimismo en lugar de ser el imán de problemas, preocupaciones y agobios. A veces nos sentimos más fuertes y vitales y por aquellos vaivenes de la meteorología tenemos el viento a nuestro favor. Nuestra habilidad estará en saber aprovecharlo.
Ayudemos al viento a empujarnos siendo afables y comunicativos, dándonos tiempo para reflexionar y facilitar que las cosas vayan a mejor e incluso puedan arreglarse, sin dolores inútiles ni frustración y con la suerte de nuestra parte podremos recoger los frutos de nuestras iniciativas y trabajos.
Se sentía fresco y relajado, desconectado de todo aquello que podía convertirle en un rehén de sentimientos negativos en vez de ser acariciado por influencias positivas, con ganas de estar en el mundo y aprender de todo lo que nos ofrece.
Con el viento a favor podemos reinventarlo todo, sin caer en los problemas y sabiendo encontrar las soluciones para reconciliándonos con quienes no nos llevamos, y comprendernos mejor con aquellos que nos entendemos.
Sentimos que tenemos más oportunidades, que somos capaces de superar con mas facilidad los riesgos, que hemos de combatir el populismo y no alimentarlo por que es también el causante de los enfrentamientos sociales, las fragmentaciones y las inflaciones.
Somos más resistentes a los timos, percibimos mayor bienestar con las pequeñas cosas, asumimos responsabilidades sin que nos provoque ningún conflicto. Y cuando nos movemos en las redes sociales estamos permanentemente vacunándonos con los antivirus para evitar que nos jaqueen y quedemos en manos de desalmados que utilizan todos nuestros datos.
Cuando las cosas nos van bien, estamos dispuestos a emprender una aventura, algo que cambie nuestras vidas, que no tengamos miedo de tomar decisiones y correr riesgos, aprendiendo que hay que tener paciencia y trabajar duro si queremos alcanzar nuestras metas.
Tenemos que descansar y olvidarnos de los problemas, arrinconando a las angustias y preocupaciones, y no pretendiendo que el mundo gire alrededor de nosotros, como si fuéramos el centro del universo., evitando encerrarnos en un mundo irreal y ser victimas de la melancolía.
En el horizonte se vislumbran excelentes perspectivas, y que no nos crean incertidumbres ni victimismos,sino iniciativas y seguridades en todo lo que emprendemos, sabiendo ganar y perder y aceptando la cara y la cruz de las situaciones sin que esto nos desestabilice.
Disfrutar del encanto del buen rollo, humanizando todas nuestras tranquilidades e inquietudes, entre reforzamientos y desvanecimientos arrinconando el humor sin gracia, sin convertir la popularidad en impunidad, desde la perplejidad y la preocupación.
Entre ofensas y defensas, diferencias y discrepancias, estrés rechazos y torturas, hemos de abordar conflictos por resolver, caras visibles e invisibles, poderes que controlan o posibilidades de participar evitando tendencias autoritarias e intolerantes.
Podemos tomar y retomar las ocasiones que se nos presenten, sin apropiaciones ni usurpaciones, ni bloqueos y paralizaciones, sin sospechas y desconfianzas, dialogando en la búsqueda del acuerdo, tendiendo puentes y no alimentando discursos alarmistas, sino poniendo el freno a cualquier intento de violencia.