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Costa Occidental

Vinculan a los acusados por el crimen de Cartaya con una de las víctimas y el narcotráfico

Agentes de la Policía Nacional que han declarado en el juicio por el 'crimen del pozo' han apuntado que todos los implicados tenían relación con el narcotráfico

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  • Uno de los acusados entra en el juzgado el primer día de juicio -

Agentes de la Policía Nacional que han declarado, en la cuarta sesión del juicio con jurado popular que se celebra en la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Huelva hasta el 23 de octubre, por el presunto asesinato de dos hombres cuyos cadáveres aparecieron en un pozo de una finca de Cartaya en 2019, han señalado que los acusados tenían una "relación de amistad" entre sí y con M.B.G que "estuvo viviendo en Cartaya", así como ha apuntado que todos tenían relación "con el narcotráfico", apuntando que "sobre todo M.B.G".

Así lo ha indicado el inspector encargado de la investigación de este caso, que ha señalado que J.A.M.B "trapicheaba" para M.B.G, toda vez que ha explicado que la "hipótesis" sobre el móvil de este acusado para los hechos es que el día antes de la desaparición de los fallecidos este había acudido a Sevilla para "liquidar una deuda de M.G.B y de S.V.C" por temas de drogas, pero "allí no se la aceptan" y lo "amenazan".

Así, este agente prosigue el relato, en base a las pruebas y testificaciones recabadas, señalando que, tras ello, J.A.M.B "sale asustado" y "llama a J.M.P.P" al que movía la "animadversión" hacia M.B.G quien "lo tenía amenazado", según indicó este a los agentes en su declaración y al que, además, "echaba las culpas de su divorcio".

De este modo, cuenta que J.A.M.B llama al otro acusado --señalando que el día antes de los hechos había varias llamadas entre los acusados-- y le dice "esta es tu oportunidad, no la puedes perder", tras lo que J.A.M.B usa con M.B.G el "señuelo" de proponerle un "vuelco" (robo de drogas) en una 'guardería' de drogas en Cartaya para llevarlo hasta la finca tras previamente "planificar" los hechos.

Este jueves han testificado once agentes de diversos grupos de la Policía Nacional, algunos de ellos también en calidad de peritos, que han ratificado en todos los atestados remitidos sobre la causa, en los que se habla, entre otras cuestiones sobre sus declaraciones.

Así, tras realizar varias indagaciones, los agentes consideraron que J.A.M.B podría colaborar en la investigación de la desaparición de ambos fallecidos --que calificaron como desaparición "inquietante"--, por lo que acudieron a Cartaya para hablar con él, señalando que este decidió montarse con ellos en el coche y les dijo que M.B.G era "una mala persona" con la que "lleva tiempo enfadado" y que "si había desaparecido no sabía nada" y que si le había pasado algo "se alegraría", así como "admitió" que "trapicheaba con él".

Los agentes han relatado que el acusado comenzó a ponerse "muy nervioso", por lo que acabó diciendo que "estaban muertos" y que él "no había sido" pero que "sabía quien podría ser", por lo que quería "colaborar" y los llevó hasta la finca pero "no dijo que estaban en el pozo", algo que averiguaron al observar una cartera que se hallaba cercana al mismo y que contenía la documentación de M.B.G.

Asimismo, han señalado que este acusado manifestó que "solo había colaborado llevándolos ahí" con la excusa del "vuelo de la droga" y que "solo quería darle un escarmiento" a M.B.G y "nunca pensó" que J.A.P.P, que estaba apostado "tras un matorral" con una escopeta, "los fuera a matar". Tras preguntar los agentes si los cuerpos podrían estar en el pozo --que se encontraba a 30 o 40 metros de la zona en la que murieron-- al observar una zapatilla dentro, este acusado dijo "que sí", por lo que se movilizó el dispositivo necesario para sacarlos, recabar pruebas y llevar a cabo el levantamiento de los cadáveres.

Una vez que pudieron recuperar los cuerpos observaron que el de S.V.C tenía un orificio de bala "de un calibre importante" que atravesaba el torso y que M.B.G presentaba diversas lesiones en el cráneo y un sangrado en la nariz.

Por su parte, los agentes que acudieron a detener a J.M.P.P han señalado que el mismo "prestó colaboración en todo momento" dejándoles pasar a su casa sin orden judicial y entregándoles voluntariamente la escopeta con la que presuntamente disparó, así como que se ratificó posteriormente en la versión de los hechos que les contó de que M.B.G lo tenía "amenazado" y él "lo tenía entre ceja y ceja", así como que se encontraba "en un momento familiar complicado", por lo que al llegar la Policía Nacional dijo que "estaba deseando" que llegaran.

Según los agentes, en su declaración, J.A.M.B dijo que M.B.A "lo tenía amenazado por temas de narcotráfico" y que J.A.P.P se "ensañó con una de las víctimas y disparó a otra". Por otra parte, el otro encausado contó que tras bajarse los tres del coche disparó y S.V.C "cayó abatido", aunque pensaba que se trataba de M.B.G hasta que lo escuchó hablar, por lo que se fue a pie hasta donde se encontraba, "disparando una segunda vez", aunque no le dio. Así, apuntó que fue J.A.M.B quien "arremetió" después contra este y que tras matarlos "los arrastraron hasta el pozo".

Asimismo, uno de los agentes ha señalado que ambos enjuiciados mostraron "actitud de arrepentimiento y de miedo" y que la expareja de J.A.M.B, que testificó este miércoles, mostró "una actitud poco colaborativa" durante la investigación.

Por otra parte, con las posiciones de los teléfonos y la hora en la que fue calcinado el coche de S.V.C cerca del cementerio de Huelva capital, la Policía Nacional ha indicado que estos hechos debieron producirse "entre las 22,32 y las 22,42 horas" del día 14 de abril, tras lo que movieron el vehículo para calcinarlo y arrojaron los móviles a la ría del Odiel, en el puente dirección a Punta Umbría, así como que en los días posteriores, "según el tráfico de llamadas, hubo contacto telefónico entre los acusados".

Con respecto a la escopeta, el que en esos momentos era el subinspector de la Brigada de la Policía Científica de la Policía Nacional de Huelva ha indicado que la escopeta "no se había usado con anterioridad en ningún acto delictivo" y que el cañón se encontraba "curvado" lo que apuntaba que había sido usado "como objeto contundente", al tiempo que ha explicado que la guía de pertenencia del arma que intervinieron con la misma "no correspondía con la escopeta".

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