La festividad de Santa Ana y San Joaquín vivió su gran día con la romería que tuvo lugar en la tarde noche de ayer por calles del centro de la localidad en las que cientos de devotos no faltaron a esta cita de especial arraigo para chiclaneros y vecinos de otros puntos de la provincia.
Así, la procesión supuso el culmen a dicha festividad tras varias jornadas repletas de actividades organizadas por la asociación de vecinos Ermita de Santa Ana junto a la sede de la asociación. De esta manera, la salida procesional desde la Iglesia Mayor se produjo a las siete y media de la tarde para luego proceder a su recorrido por las principales calles del centro, donde numeroso público esperaba la llegada de la imagen que, en esta ocasión, tuvo un especial significado para los devotos ya que, tras largos años, retornaba a la calle la talla original del siglo XVIII obra del escultor Domingo Giscardi.
El reencuentro con la figura de Santa Ana supuso un nuevo éxito en cuanto a asistencia de público, que disfrutó de la solemnidad con la que desfilaba el paso ante multitud de personas que se concentraba en determinados tramos del itinerario.
Tras el recorrido por el centro, la procesión enfiló hacia su templo en la ermita siempre en compañía de sus incondicionales feligreses. Sin embargo, la devoción no choca con la diversión, ya que en la Glorieta Hermanos Eufrasio prosiguió la fiesta con el reparto de los dulces las "campanas" de Santa Ana y con actuaciones musicales. Del mismo modo, la programación la elaborada por la Asociación de Vecinos de la Ermita de Santa Ana también contemplaba el reconocimiento a personas de Tercera Edad de la barriada, así como la animación por parte de un grupo musical.