Lo que más está llamando la atención en este área es el aluvión de nuevos expedientes que se están abriendo, es decir, de personas que nunca antes habían solicitado ayuda y que ahora se ven obligadas a hacerlo. Personas con un perfil muy diferente al del habitual demandante de estos servicios.
Según constatan desde el Ayuntamiento, hasta el momento los que solían acudir a Servicios Sociales eran los colectivos más desfavorecidos, familias de clase baja y sin estudios, sin embargo en los últimos meses a esos casos se han sumado también el de otras muchas familias normalizadas que, por razones de pérdida del trabajo, se han encontrado con serios problemas para pagar el alquiler, la hipoteca o incluso la comida. “Se trata de familias de clase media que llevan una vida normal y que se han visto arrastrados a una situación de necesidad tras perder el empleo. Trabajadores, sobre todo, de la construcción o del sector servicios, que han sido los más sacudidos por la crisis. Personas incluso con estudios que se ven en la calle después de mucho tiempo trabajando en una empresa privada”, apunta Maite Basallote, trabajadora social del Ayuntamiento.
Necesidades básicas
Lo más demandado suele ser las ayudas económicas, que pueden alcanzar los 300 euros mensuales -durante seis meses máximo-, y que van destinadas en su mayoría a cubrir las necesidades básicas, como son alimentación, ropa, calzado, luz o agua, entre otros. Al margen de estas ayudas de urgencia, este año se ha registrado un importante número de personas que han solicitado ayudas para sufragar los gastos del material escolar y el comedor.
No obstante, y contrario a lo que se pueda pensar, las demandas en Servicios Sociales no sólo se refieren a ayudas económicas. Este área ofrece igualmente otros muchos servicios, también muy demandados por la población, como puede ser la ayuda a domicilio, el programa de infancia y familia, el de atención a personas sin hogar, el programa para inmigrantes o el destinado a la Tercera Edad, entre otros. “Aquí estamos para cualquier demanda que pueda tener la población. Nos llegan problemas de todo tipo. Nosotros los escuchamos todos y, después, o bien lo seguimos atendiendo nosotros o lo delegamos al programa u organismo correspondiente”, explica la trabajadora social.
Los problemas con los que se presenta la población ante Servicios Sociales son de lo más variados. “En más de una ocasión nos han venido a pedir ayuda para enterrar a un familiar porque no tenían recursos para ello. También nos llegan muchos casos de síndrome de diógenes, de conflictos vecinales o, incluso, de personas que residen en viviendas no regularizadas y que necesitan luz y agua”, cuenta Maite Basallote.
Cinco unidades de trabajo
Dada la fuerte demanda actual el área de Servicios Sociales se ha visto obligado a ampliar a cinco las Unidades de Trabajo Social para dar respuesta a toda la población chiclanera. Estas unidades están diferenciadas por zonas, así están Huerta del Rosario, Fuente Amarga, centro, La Banda y La Longuera. Cada unidad dispone de una trabajadora social, a sumar a los psicólogos, educadores y resto de profesionales que se encargan de los diferentes programas.
Las trabajadoras sociales, que son las primeras que entran en contacto con los ciudadanos, están atendiendo una media de 200 casos a la semana, un número bastante elevado a causa, sobre todo, de la mala situación económica actual.
Pero no sólo la crisis ha sido la causante del incremento de demandas, la Ley de Dependencia, que entró en vigor en enero de 2007, también ha tenido mucho que ver, ya que han sido numerosas las personas que se han acercado a Servicios Sociales para reclamar las ayudas que recoge esta norma.