La guerra de la Independencia de 1812 y el referéndum de 1978: entre esos dos hitos se sitúan las siete constituciones que ha tenido España, cada una de ellas reflejo de las convulsiones políticas por las que ha atravesado el país en los dos últimos siglos.
Desde principios del XIX, España ha recorrido una larga e inestable historia constitucional con la alternancia de textos conservadores y progresistas, a excepción de la actual, que fue fruto de un amplio consenso político y social.
De las seis cartas magnas anteriores a 1978, las más duraderas fueron las conservadoras, singularmente la de Restauración (1876) que perduró 47 años, mientras que la más corta y accidentada fue la de 1812, vigente seis años en diversos periodos.
Por extensión, la más larga fue "La Pepa" con 384 artículos. Las más cortas, las de 1837 y 1845 con 79 y 80 artículos, respectivamente.
1812: "LA PEPA" ABRE EL CAMINO
Promulgada en Cádiz en plena Guerra de la Independencia, la de 1812 es la primera Constitución de España y la tercera del mundo después de las de EEUU (1787) y Francia (1789).
Aprobada un Día de San José (19 de marzo), "La Pepa" introdujo a España en el liberalismo democrático con principios como la soberanía nacional, la separación de poderes y el sufragio universal masculino.
La libertad de pensamiento y de imprenta fueron algunas aportaciones de una de las constituciones más avanzadas de la época y referente para las nuevas naciones que surgieron en América con la independencia de las antiguas colonias.
1837: EL EMBRIÓN DEL SENADO
Aprobada en la regencia de María Cristina de Borbón, la de 1837 es un texto progresista inspirado en la Constitución de 1812, aunque se admitieron postulados del Partido Moderado como la existencia de una Cámara Alta, embrión del actual Senado.
Esta carta magna incorporó por primera vez una declaración sistemática de derechos como la libertad personal y de expresión o las garantías del derecho de propiedad.
Pese a sus intenciones conciliadoras, este texto no pudo sosegar la agitación e inestabilidad política que caracterizó esa época.
1845: LA PRIMERA CONSERVADORA
La primera Constitución conservadora fue la de 1845, aprobada al inicio de la "Década Moderada" y en la que se suprimió la fórmula de la soberanía de la nación para retomar la soberanía compartida por las Cortes y el rey.
Se incluyeron modificaciones en la composición del Congreso y en la duración del mandato parlamentario, que se amplió de tres a cinco años.
Vigente durante 24 años, este texto protegió y garantizó derechos y libertades como expresión, "habeas corpus" o inviolabilidad del domicilio pero eliminó instituciones de tradición progresista como el juicio por jurado.
1869: EL RETORNO AL IDEAL LIBERAL
Fruto de la "Gloriosa Revolución" que acabó con el reinado de Isabel II, la Constitución de 1869 supuso el retorno de los ideales liberales.
Destaca su amplia y avanzada declaración de derechos individuales y libertades colectivas con el reconocimiento, por primera vez, de los derechos de reunión y de asociación, y libertades como la religiosa, la de enseñanza o la de imprenta.
1876: LA MÁS DURADERA
La de 1876 fue la Carta Magna de la Restauración, el periodo que abrió el reinado de Alfonso XII y cuyo artífice fue el conservador Antonio Cánovas del Castillo, redactor del texto constitucional.
Concebida para asegurar la alternancia en el gobierno de los partidos Liberal y Conservador, ha sido la más longeva de la historia española con 47 años de vigencia hasta el golpe de Estado de Primo de Rivera (1923).
Es un texto de 89 artículos que, fiel a la tradición conservadora, retomó la soberanía del rey con las Cortes y la confesionalidad católica.
1931: Y LAS MUJERES VOTARON
El 9 de diciembre de 1931 se promulgó la Constitución de la II República que reconoció por primera vez el voto de la mujer con el sufragio universal igual, libre, directo y secreto.
Este texto de 125 artículos definía a España como "una República democrática de trabajadores de toda la clase" y declaró la compatibilidad de un Estado integral con la autonomía de municipios y regiones.
La democracia, el regionalismo o la economía social fueron principios inspiradores de una carta magna que además creó el Tribunal de Garantías Constitucionales.
Uno de sus aspectos más polémicos fue la religión: declaró que "el Estado no tiene religión oficial" y suprimió el apoyo económico estatal a la Iglesia Católica y sus órdenes religiosas, que pasaron a ser "asociaciones" a las que se prohibió ejercer la enseñanza.
1978: DEMOCRACIA Y CONSENSO
El 6 de diciembre de 1978 los españoles ratificaron en referéndum la actual Constitución, que sentó las bases para la modernización, la descentralización y el desarrollo democrático tras 40 años de dictadura franquista.
Nació con tres objetivos fundamentales: consagrar la tolerancia, el respeto y el pluralismo; resolver la reforma política del Estado; y solucionar la cuestión territorial.
Se trata de una constitución de corte liberal avanzado que proclama la soberanía del pueblo español, constituido en un Estado social y democrático de derecho. La Monarquía se aceptó en su modalidad parlamentaria.
El reconocimiento de las comunidades autónomas es una de sus novedades más destacadas. También recoge por primera vez de forma explícita la figura de los partidos políticos como expresión del pluralismo político.
Con 169 artículos, cuatro disposiciones adicionales, nueve disposiciones transitorias, una derogatoria y otra final, es una de las constituciones más extensas de Europa.