El objetivo a batir es María Jesús Montero. El PP andaluz y el nacional han creado una diana con su cara y no dejan de dispararle dardos en un ejercicio lícito de una formación política que quiere desgastar a una adversaria que considera peligrosa. Hasta aquí todo normal, más allá de que algunos activistas -que no son periodistas o si lo fueron han dejado de serlo para servir a la causa- le hagan en no pocas ocasiones el trabajo sucio a los populares.
Es lógico dentro de las reglas básicas de la política hacer leña del error del rival, como cuando días atrás la vicepresidenta del Gobierno central y secretaria general del PSOE andaluz cuestionó incomprensiblemente que el derecho constitucional a la presunción de inocencia prevalezca sobre el testimonio de una víctima de agresión sexual. Pidió disculpas por sus palabras la también ministra de Hacienda, pero ni eso ha servido para rebajar la hiperventilación de la derecha política y mediática contra la socialista sevillana. Ojalá en adelante defiendantambién la presunción de inocencia cuando los investigados sean sus adversarios -o familiares- y no los condenen públicamente de manera machacona sin que haya sentencia judicial sobre ellos.
Por tanto, dicho esto, la presidenta de la Comunidad de Madrid tiene todo el derecho del mundo de criticar las políticas y los mensajes de Montero si no los comparte. Ahora bien, decir que las palabras de la líder del PSOE andaluz las pronunció porque “se vino arriba al ponerse el traje de faralaes y la bata de cola” es caer en el tópico manido e injusto de un hedonismo hiperbólico, una superficialidad vacua y una indolencia chupóptera del andaluz que siempre está de fiesta. ¿Qué poco se le ha pegado a la presidenta madrileña del acto de entrega de los Premios al Talento Andaluz días atrás en Madrid con el presidente Juanma Moreno? Fueron galardonados, entre otros, el empresario audiovisual Raúl Berdonés, el periodista y presentador Roberto Leal, la creadora de Malas Madres Laura Baena, el cantante de El Arrebato y otros hombres y otras mujeres de éxito. ¿Alguna de ellas iba vestida con faralaes o bata de cola? La Junta y el PP harían bien en desautorizarla -no por sus críticas políticas, sino por el tópico hiriente sobre nuestra tierra- para frenar cualquier fomento de una imagen errónea del andaluz.