Manuel Brenes nació en Cádiz un 19 de febrero, como si ya estuviera preparado para vivir su primer Carnaval, aunque solo lo hiciese mecido al compás de las coplas y el tres por cuatro. Por si no le bastara con la fecha, tenía a su abuela Amalia, que le cantaba las letras que habían conquistado la memoria imborrable del pueblo desde antes de su nacimiento. La tradición carnavalera en su familia procedía de su abuelo, al que no llegó a conocer, pero que fue reconocido autor de coros, aunque no ha llegado a vivir la experiencia de formar parte de una agrupación y cantar en el Falla, algo que su hermano y su primo segundo, Antonio Rivas Cabaña, sí han hecho -este último junto a Julio Pardo-. “Durante los estudios de Magisterio sí participé los tres años en la chirigota de la facultad, e incluso compuse algunas de las letras, pero nunca llegué a pisar el escenario”, recuerda de sus años de juventud, antes de establecerse en Arcos. En realidad, ha pasado más años de su vida en Arcos que en Cádiz, y ése ha sido uno de los motivos que le han llevado a aceptar el encargo del Pregón de Carnaval, que ofrecerá este próximo sábado.
“Ni había dado otro pregón, ni me lo habían propuesto, ni siquiera me lo había planteado, pero a Arcos no se le puede negar nada”, reconoce, así como realza su compromiso con el propio encargo: “Me lo he currado”. Lo único que nos vamos a permitir adelantar es el título del pregón, por su significación personal: Carnavales vividos... Carnavales de coplas. Y entre esos carnavales y coplas figura en lugar preferente “don Francisco Alba. Fue único. Sus letras eran estupendas y la música también. Además, compuso dentro del corsé que le permitía la censura. Que no había escrito hoy en tiempos de libertad”.
Cuando Brenes llegó a Arcos por primera vez, en 1972, poco Carnaval pudo encontrar, salvo el que mantenía viva la tradición de las murgas en los campos. La fiesta se popularizó ya en los 80, “de la mano de Enrique Lázaro, que impulsó la primera cabalgata y el concurso, que fue magnífico y muy apetecible para agrupaciones llegadas de fuera. De ahí salió mucha afición”, recuerda.
Para él, el Carnaval es “transgresión, picardía, son las letras, la crítica de todo lo que ha pasado..., por eso se prohibió durante la dictadura. Pero sobre todo es una expresión popular que se traduce en letras y en música, por este orden”. Y dentro de ese orden y de ese espíritu de la fiesta no tienen cabida los “ofendiditos” que han surgido en este Carnaval. “Ahora se vive de las polémicas, pero esas polémicas en el Carnaval no tienen recorrido. Es absurdo. La ironía puede con todo, y a la vista está la respuesta de la chirigota denunciada por el caso de la hija de Belén Esteban. El Carnaval vive de la transgresión, y es un reflejo de la sociedad”. Y él espera ponerlo de manifiesto este sábado con su Pregón.
