‘Meinato’ está que trina. Tiene un cabreo gordo porque acaba de caer en la cuenta de que el viernes juega España. No para de darle vueltas al asunto porque a ver quién compite con la Selección: Viernes, 21 horas. España-Turquía en Tele5. A la misma hora en el patio del Palacio del Mayorazgo presentación del disco de ‘Meinato’ titulado ‘La verdad a este mundo’. Natalia Guitard, técnico de la Delegación de Cultura, que trabaja en una mesa contigua mientras hacemos la entrevista, comenta en broma que lo mejor es pedirle a la organización de la Eurocopa de Francia que cambien el horario del partido para que no haya colisión de intereses. “Meinato” se ríe y dice que ya está, que lo mejor es dejarlo como está, así que la presentación de su libro será el viernes, hoy para los lectores, y que el que quiera que vea el fútbol y el que no escuche flamenco.
Para calentarlo aún más, voy yo y le digo que arriesgue, que pronostique un resultado para el partido. Me mira con desconsuelo y me dice que la selección de España le va a arruinar la función, pero que apuesta por un 2-0. A favor de nosotros, me recalca.
Por supuesto, hombre. Pero vamos a lo que vamos. ¿Desde cuándo cantas?
—Yo canto desde chico. Cantaba en bares y ventas, pero lo hacía medio en broma. Me tomé en serio el cante ya con treinta años. Había muerto “Latiguera” y Nieves Cambayá vino a buscarme para que yo le cantara para bailar. No le hice mucho caso porque me dio miedo, pero sí, empecé a cantar. Luego empecé a cantar en los Jueves Flamencos y en concursos, siempre apoyado por Miguel Cambayá, padre de la bailaora Nieves. En los concursos no pretendía ganar, sino ir cogiendo tablas.
¿A qué cantaores oyes con más pasión?
—Me gustan mucho Mairena, Meneses, El Cabrero.
¿Y de los de Arcos?
—De Arcos escucho mucho a Piconero.
Tú tienes un cante hondo, rancio, sin concesiones al gusto de los que se creen que el flamenco es una fiesta para las noches de verano. ¿Tiene algo que ver con tu concesión del cante “El Latiguera”, que era también un cantaor digamos “serio”?
—Claro que sí. El Latiguera cantaba soleares y seguirillas, y me he guiado por él. Pero también he aprendido mucho de los cantes de Miguel Cambayá o Manolo Zapata. Y en la saeta, además de aprender de ellos me he guiado por El Mochuelo, o por Antonio Soto padre.
Pero una cosa no quita la otra. También haces bulerías, tangos…
—Claro que sí. Canto de todo. Un cantaor tiene que meterle mano a todo.
Hablemos del disco que presentas este viernes en el Palacio del Mayorazgo. Se llama “La verdad a este Mundo”, ¿verdad?
—Pues fíjate. Hasta en el título de este disco hay anécdotas.
¿Cuál?
—Resulta que el disco se llama “La verdad de este mundo”, pero ha habido un error, y ya por no cambiar la carátula lo hemos dejado así. Pero el título primero es “La verdad de este mundo”.
Suena mejor, es cierto. ¿Y quién lo patrocina?
—Lo edita Evento-CAISUR. El disco tiene doce cantes, donde hay marianas, seguirillas, rondeñas, fandangos de Huelva y fandangos naturales, soleares, alegrías, serranas, peteneras, romances, milongas.
Todo el flamenco ahí metido, ¿no?
—Ya te digo que el cantaor tiene que meterle mano a todo. La letra de la rondeña es de Antonio Murciano, y la mariana es de Antonio Heredia.
Pero habrá letras tuyas también, ¿no?
—Sí. Yo también hago letras. A veces estoy acostado a las cuatro o las cinco de la mañana y se me viene una letra a la cabeza. Me pasa mucho con las saetas.
¿Y qué cuentas tus letras?
—Lo de siempre. El amor, el desamor, la fatiga. Todo lo que más duele.
¿Qué es el flamenco, Meinato?
—Yo qué sé. Nadie puede explicarlo. Es todo. Se pone uno nervioso. Le tiemblan las piernas. Es el miedo. Yo creo que el cantaor o el torero que no tienen miedo es porque no es ni cantaor ni es torero.
Dicen los entendidos que uno de los grandes peligros del cantaor es que se escuche a sí mismo, que se adorne. ¿Cómo lo ves?
—Hombre, es un peligro. Yo de chico me escuchaba, pero ahora lo que quiero es cantar para los demás. Ahora voy al mínimo, tanto que algunas veces el guitarrista me tiene que decir que me alargue un poco. Yo disfruto, de verdad, viendo a la gente disfrutar cuando me escucha.
¿Qué esperas de este disco?
—Pues eso mismo. Que la gente disfrute. No lo he sacado para ganar dinero, sino para dejar algo grabado. Ya tiene uno una edad, tengo cincuenta y ocho años, y dicen que cuando uno se muere es cuando su cante tiene más valor.
¿A ti se te quiere en Arcos?
—Sí. Pero fuera de Arcos se me valora más.
Hace un par de años comíamos Pepa Caro y yo con el poeta Jesús Fernández Palacios en el “Don Fernando”. A esto que pasa a nuestro lado un señor, camino del servicio, y Jesús nos dice señalándolo: “¿A que ese hombre es cantaor? Pepa y yo nos quedamos con la boca abierta, porque, efectivamente, quien había pasado ante nuestra mesa era Luis Guerrero ‘El Meinato’. A lo mejor va a ser verdad que los cantaores tienen un porte especial. No lo tengo muy claro y quizás lo de Jesús Fernández Palacios fue una casualidad, pero con esta anécdota quiero concluir esta entrevista. Que Dios reparta suerte, Meinato, y que vaya mucha gente a la presentación del disco. Y que España gane, claro.