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El fondo ‘Kati’ reúne la historia de Al-Andalus

La biblioteca custodiada por Ismael Diadié sobrevive a los avatares del tiempo y el hombre desde hace más de cinco siglos

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  • Presentación del fondo Kati. -

Tras una serie de conflictos ocurridos en el Toledo de 1467 entre las distintas comunidades que hasta entonces allí convivían, Ali Ben Ziyad al-Quti se vio obligado a marcharse de su tierra. En su exilio forzoso y dramático, el noble musulmán decidió llevar consigo de su biblioteca particular una serie de escritos en hebreo, castellano y árabe. Este fondo es el que hoy lleva el nombre de 'Kati', el mismo que posee la propia descendencia del exiliado toledano. La familia, generación tras generación, custodia estos documentos sorteando guerras, persecuciones, incendios y fundamentalismos.

Ismael Diadié, filósofo e historiador, es el representante último de esta saga que, incluso poniendo su vida en peligro en alguna ocasión, toma voluntariamente la responsabilidad de salvaguardar este impresionante patrimonio de la historia de la Penísnsula Ibérica en tiempos de dominio musulmán. La pasada semana, arcenses y amantes de la cultura en general, tuvieron el placer de escucharle hablar en el teatro Olivares Veas sobre el valor de este tesoro que tantas vicisitudes ha pasado, y que aún no está definitivamente protegido.

El encuentro fue posible gracias a la invitación efectuada por el delegado municipal de Cultura, Daniel García, con la mediación oportuna de la exalcaldesa e historiadora Pepa Caro. . Antonio Vila, director de Desarrollo Corporativo en la Fundación DKV, compartió la palabra con los citados en el escenario, representando a una entidad comprometida de lleno con la conservación de estos libros. Acompañado de una proyección de imágenes, Diadié, con voz serena y pausada o, quizás, trágicamente contenida, relató a los presentes cuál ha sido el camino de estos documentos desde que el fundador de la biblioteca se estableciera en Tombuctú (Malí) tras su salida de Al-Andalus. Toda su narración seguía como hilo conductor las idas y venidas de su propia dinastía, encargada de proteger el legado.

La emoción del relato de las viviencias del propio Diadié sobrecogió el corazón del público, sobre todo al escuchar la terrible experiencia de la llegada de grupos de islamistas armados a Tombuctú, con todo lo que ello implica de crueldad hacia los humanos y de salvajismo hacia los libros y cualquier otra manifestación cultural no autorizada por su extremismo religioso.

Eso ocurrió en abril de 2012. “Aún hoy”, reconoce con tristeza el historiador africano, “no está del todo reunido el fondo Kati”, que, según sus cálculos, llega a los 12.714 manuscritos, de diversa índole: políticos, religiosos, contractuales, administrativos, científicos… incluso anotaciones al margen que han ido dejando miembros de la familia.

En definitiva, Ismael Diadié, gracias al respaldo de algunas personalidades e instituciones, pretende, cómo no, dar a conocer el Fondo Kati en España para afianzar su preservación,pero, al tiempo, nos guía a través de los siglos para reencontrarnos, de nuevo, con el valor que posee la literatura como testigo de lo más preciado que el género humano aún pueda albergar en su alma: la comprensión mutua, el respetuoso conocimiento del otro distinto, la posibilidad de la convivencia entre gentes diversas; algo que (está documentado) bien pudiera ocurrir en ciertas ciudades de aquella Al-Andalus, crisol de distintas sabidurías y tradiciones espirituales que, durante un tiempo concreto, supieron vivir en paz.

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