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Arcos

José Carlos Navas traza el camino que conduce al corazón rociero

El pregonero mostró su amplio conocimiento sobre los entresijos de la hermandad de los misterios de la Virgen. Pidió un verdadero compromiso de los cristianos con su fe

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  • XXIV Pregón rociero. -

Como era previsible en una persona de su formación y condición religiosa, José Carlos Navas se explayó en la puesta en escena de sus sentimientos hacia la Virgen del Rocío en el XXIV Pregón organizado por la hermandad arcense.

El pregonero comenzó caminando desde la capilla de Nuestra Señora del Rocío con la procesión del Simpecado hasta el altar mayor, con el acompañamiento del director espiritual y párroco de San Francisco y la hermana mayor mayor. Se dirigió hasta la capilla de San Antonio, su hermandad también, para saludar a la Virgen de la Paz con hermosos versos: “Fecundan los aires/ de primavera/ un rumor de campanitas y varales/ que junto a San Antonio/ el viento enreda./ Cuánta ternura derrochada;/ Reina por Dios amada./ Desojada flor de juventud./ Dolorosa Alianza sellada/ del Padre al pie de la Cruz./ Virgen de la Paz/ alegría siento al verte/ a ti mis labios una petición/ y mi alma al quererte/ se deshace en canción./ Subir a tu camarín quisiera,/ Virgen Madre de bondad/ y todo mi ser sintiera/ un aleteo de eternidad./ Quién pudiera quemarse/ en tu candelería/ y al cielo alzarse/ en tus alas María/ y allí quedarse en tu cercanía./ Señora de la Paz y el Amor./ Dulce cantar de la Verdad./ En tu profundo dolor,/ a Dios ofreces la humanidad./ Gracias, Madre nuestra/ por tanto cariño entregado./ En tus lágrimas la templanza./ Paz del Bien amado./ Y al contemplar su talla rendida/ en las lágrimas de la Pasión,/ el alma se me queda prendida/ y del pecho me brota una oración”.

Gran apoyo
El pregonero se hizo acompañar por amigos del mundo de las hermandades y cofradías de Andalucía, a los que dio las gracias por “haber   estado ahí para ayudarme en tantos momentos en los que os necesité…”. En los primeros compases del pregón, habló de la llegada de Pentecostés: “Después de esos cincuenta días a partir del Sábado Santo… viene Dios, el Espíritu Santo. Esa Blanca Paloma se aparece…”. Sobre la expresión y religiosidad popular señaló que “Debemos darnos ánimos, ser claros y seguir celebrando públicamente, a nuestra manera, la de siempre, nuestras tradiciones religiosas populares, herencia de nuestros antepasados, presente y futuro de generaciones venideras. Los cristianos tenemos que intervenir en la vida del mundo. Ante un cierto deterioro del bienestar social real debemos pronunciarnos, no seguir influencias de turno que nos enturbian la realidad; practicar la verdadera transparencia de mente, corazón y obras, y así demostrar el significado a los que utilizan la palabra transparencia para engañarnos y esconderse tras ella; debemos seguir pronunciándonos como lo hacen las Cáritas parroquiales, en su misión tan importante; no consentir la pérdida de valores morales o el consentir que todo vale, ya que no es así; no ser indiferentes a nuestros hermanos, al romero que va caminando por las arenas de esta vida con sufrimiento, a veces no existen solo necesidades materiales sino de cariño y acompañamiento. Con ir sólo a la eucaristía dominical o sabatina no basta, no se agrada a Jesucristo ni a la Virgen del Rocío. En pleno siglo XXI debemos estar atentos a los grandes crucificados de nuestros días. Estas son las marismas de nosotros, las que tenemos que cuidar. Así nuestra hermandad de Arcos irá latiendo cada vez más fuerte. Esto es ser rociero todos los días”.

Nuevas reflexiones
Tras estas reflexiones, también habló de la presentación de la hermandad del Rocío de Arcos en el santuario del Rocío, una visita que marca la procesión de todos los años en la Aldea de Almonte: “Momento especial el que sentimos cuando comenzamos la procesión para presentarnos con nuestra carreta ante la Santísima Virgen del Rocío en el viernes de Romería, y se escucha por la megafonía: Se dispone a realizar su presentación la hermandad de Arcos de la Frontera…, y en ese momento entre palmas, cantes, vivas a la Señora y el himno nacional de nuestro país, este humilde cristiano y rociero, se agarra fuerte la medalla al pecho y da gracias con devoción a aquella Madre que le ha permitido ir a verla de nuevo”.

El pregonero, nuevamente, dedicó hermosas palabras a la Madre de Dios: “Dios te salve, bella Aurora,/ candor de la luz eterna,/ espejo claro sin mancha/ de la majestad suprema./ Días de presentaciones,/ la romería empezó/ más de cien carretas/ alegres con gran primor./ Días de alegría y felicidad,/ de rezos con devoción/ a la Virgen del Rocío,/ por los milagros que dio./ En tu carita divina,/ nuestros hondos pesares/ encontraron el consuelo,/ y no han de tornar vacíos/ estos labios pedigüeños./ Bendita Madre y de Almonte Patrona,/ por el Cardenal Almaraz Coronada,/ aquí tienes a tus hijos de Arcos/ para decirte con esmero/ y proclamar siempre:/ que eres nuestra luz y cielo,/ amapola en los trigales,/ blanca flor en el almendro,/ suave toque de campana/ de la noche en el silencio,/ que eres alegría nuestra/ en vigilia y sueño,/ y Nieves ante el fuego/ y Amparo en nuestros desvío/ y eres esperanza/ y eres Paz/ y amor eterno/ porque de Dios eres Madre/ y orgullo del rociero”.

Sobre el camino de vuelta, del Rocío a Arcos, pronunció: “Arcos volverá a sentir la presencia de la Blanca Paloma, comienza su camino de vuelta, seguirá soñándola, sintiéndola en cada paso que da. Cada metro que separe del Santuario le hará sentirse más fuerte en la distancia. La Virgen lo sabe. Ella comprende que el amor es más fuerte en la distancia y nos dice, con su última mirada, que no está sola. Su corazón es tan grande que en él se guarda, como en cofre de oro, todas las devociones, todos los piropos, agradecimientos y peticiones; todas las salves que durante estos días le hemos ofrecido”.

Además, José Carlos Navas invitó de nuevo a la reflexión en la recta final de su pregón: “Pararse a pensar en las cosas del camino, en los previos, preparativos, en los guisos de nuestras madres y el cariño de los amigos. Viento que acaricia nuestro rostro, aliento fresco y frío en nuestra cara, beso de despedida de una Madre impregnada del amor de sus hijos. Silencio en la marisma, susurro de juncos, lentisco y pinos. Todo el mundo se va y abandona, pero allí sigue viviendo en su blanca concha, mi Virgen Santísima, la Blanca Paloma”.

El pregonero estuvo acompañado en su pregón por el coro litúrgico de la hermandad de San Antonio y del músico Juan Jesús Ortega (del grupo local Clavecalé). Recibió todo tipo de felicitaciones por su sentida exposición en una velada marcada por la devoción a la Reina de las Marismas.

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