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Arcos

Querido Bosco

"Yo sé que tú andas ahora en otros cometidos, quizás escrutando estrellas o poemas. Pero aquí abajo seguimos con nuestras cuentas, y te las cuento porque sé que te gustaría saber los resultados electorales en este pueblo al que tanto amaste porque aquí estaban y están los que más quisiste"

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Escribo esto, querido amigo, la mañana del lunes de Pentecostés, el día siguiente a las elecciones municipales. De no ser porque la muerte se ha interpuesto entre nosotros, ya a estas horas habría recibido tu llamada telefónica y nos habríamos pasado una hora desgranando los resultados, el porqué de la subida del PSOE, de la bajada no violenta del PP o del batacazo de AiPRO. También, claro, habríamos confirmado con pesar el encefalograma plano de Izquierda Unida, cuyas siglas definitivamente no están de moda, y el juvenil triunfo de Arcos en Común, que va a entrar en el Ayuntamiento con un aire inconfundiblemente distinto.


Bendita democracia, Bosco. Anoche seguí los resultados en casa, pero me imagino que los del PSOE bajarían a la Feria del Barrio Bajo a festejar su triunfo. Oí por televisión a Isidoro Gambín y me pareció lo de siempre: un hombre sensato y responsable, que, dice, va a actuar con equidad y sin espíritu de revancha. Imagino, también, los rostros de los derrotados: cansados y tristes. En la derrota es donde se ve con claridad el temple de un ser humano, así que espero que los de José Luis Núñez y Manuel Erdozain supieran estar a la altura. De los de Julián Perdigones ni te hablo: ya sabes que allí la derrota es la tónica habitual, así que todo el mundo está experimentado en la nobleza del perdedor.
Te echo de menos, Bosco. Yo sé que tú andas ahora en otros cometidos, quizás escrutando estrellas o poemas. Pero aquí abajo seguimos con nuestras cuentas, y te las cuento porque sé que te gustaría saber los resultados electorales en este pueblo al que tanto amaste porque aquí estaban y están los que más quisiste.


El quince de junio –no sé por qué te digo fechas concretas, a ti que ya vives en la eternidad sin cifras-, el quince de junio, digo, se constituirá el nuevo Ayuntamiento. Yo espero, como escribí el primer viernes tras tu muerte, que algo de tu enseñanza, de tu respeto y bonhomía, haya calado entre los nuevos regidores. Espero que sean respetuosos con el contrario, que sepan escuchar y que trabajen por el bien común. Se lo deben a un pueblo que está aguantando a pulso una de las crisis más dramáticas de los últimos tiempos.


Y se lo deben, también, a personas como tú, que has pasado por la política sin mancharte de odios, sin ensuciarte de injurias. Limpio y transparente como un poema de Juan Ramón Jiménez.

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