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“Sabemos que las personas crecen cuando escuchan a otras”

Isabel María Medina es la presidenta del club de lectura \'Cómpeta\'

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  • Isabel María Medina. -

Fue Concejal de Cultura de nuestro Ayuntamientos en uno de los gobiernos de la Alcaldesa Pepa Caro, así que sabe de libros y de literatura. Sus compañeros de grupo la hemos hecho Presidenta de nuestro club de lecturas Cómpeta, para que ponga orden, para que no nos desmadremos en  nuestras discusiones. Ella lo va a explicar mejor en esta entrevista, pero para quienes no lo sepan estamos hablando del club de lecturas Cómpeta, formado por un grupo de gente que en estos tiempos aborregados se dedica a buscar y encontrar tiempo para leer, para esa magnífica aventura que es la lectura.

—Segundo año, segundo curso del club de lectura Cómpeta, empeñado en animar a la lectura y en desentrañar los secretos más hondos de las grandes producciones literarias. ¿Cómo nace Cómpeta y qué personas lo forman?
—Primero decir que no me siento presidenta. Me gusta la broma, me hace gracia, pero realmente en el grupo no hay nadie que dirija, todos proponemos, todos escuchamos y todos decidimos. Surgen las ideas y si se entiende que gustan a todos o a la mayoría empiezan a tomar forma. Como dice el nombre de nuestro grupo, Cómpeta, se cruzaron nuestros caminos. Casi como una necesidad, la de compartir lecturas y luego comentarlas.  Nace de la necesidad de compartir la experiencia de cada lectura, de exprimir la enseñanza o los sentimientos que nos aportaba a cada uno un libro. Es un paso más que el lector da.  La lectura es un ejercicio individual, sin embargo cuando se hace una puesta en común de un texto, el fruto de esta experiencia se multiplica. Nace de una forma muy sencilla, quedamos una tarde... “¿Qué te parece formar un grupo de lectura?”. Aquella tarde pusimos el nombre  y quedamos en el primer libro para leer: Historia de una finca, de los hermanos Cuevas. Una de las conclusiones del primer día fue que iríamos dedicando tiempo a los autores arcenses.  Empezamos, como he dicho, con los hermanos Cuevas, hemos leído  también Vestida de Novia, de Antonio Hernández.


—¿Nos hace un resumen del pasado curso, donde, entre otras actividades, estudiaron en profundidad a tres de las grandes heroínas literarias, Anna Karenina, Madame Bovary y la Ana Ozores de La Regenta.
—Si miramos para atrás, realmente fue un curso intenso. Primero, Historia de una Finca de los hermanos Cuevas. Fue una decisión unánime, la de no dejar al margen a los autores arcenses, también Vestida de Novia, de Antonio Hernández fue otra lectura de un autor local. Luego llegaron las tres damas, con ellas nos dimos cuenta que el grupo estaba por la labor de desentrañar los libros, que había que leer y hacerlo en profundidad, así como  a los autores que nos la regalaron  y a los países  en los que se desarrollan sus historias. Las tres nos hicieron pasar momentos inolvidables. Leímos también El Gatopardo que nos llevo a Sicilia y Amor en los tiempos del  cólera, del gran maestro García Márquez. Con estas cinco lecturas nos sumergimos en la intimidad del ser humano. Como se conmemoraba el aniversario de la I Guerra Mundial, leímos 14, de Echenoz, también  La mujer justa, de Sandor Maray, Soldados de Salamina, de Javier Cercas, que tienen como fondo las tres guerras más cercanas a nosotros del siglo XX, y para cerrar el ciclo bélico vimos la película La Ladrona de libros. Hicimos, cómo no, un sitio a la poesía. El curso pasado a Antonio Machado y a Platero y Yo de Juan Ramón Jiménez. Fueron tardes inolvidables, muchos de nosotros jamás habíamos leído poesía en voz alta y concluimos que había que seguir haciéndolo.


—Y este curso recién empezado ¿qué proyectos tienen?
—Igual que en el curso pasado,  en éste hemos comenzado con un autor arcense, un tal Pedro Sevilla, que además es compañero del grupo Cómpeta. Leímos su libro Los relojes nublados y luego otra compañera, Paqui Morales, tuvo el privilegio y la responsabilidad de presentarlo en público. Nos queda comentarlo en el grupo, si la timidez de Pedro lo permite. El segundo jueves no podíamos permitir que fuera de otra manera, lo dedicamos a Cristóbal Romero. Fue un homenaje íntimo, una tarde intensa de emociones en la que leímos sus poemas, en la que hablamos de su figura y en la que estuvimos acompañados del grupo Calima al completo y de amigos del poeta como Francisco Medina. Quiero volver a agradecer a todos ellos que compartieran con los miembros de Cómpeta esos momentos.  A nadie se se escapa  que en Arcos tenemos gente que nos pueden enseñar multitud de cosas, y eso estamos haciendo, acudir a lo nuestro, nuestros vecinos, invitar a personas de Arcos para que nos hablen de materias de las que ellos son expertos; esa es la principal novedad de este año. Hemos contado ya con Juan Rojas que compartió con nosotros un trabajo suyo sobre la novela, de manera que podamos estudiarla mejor. Próximamente estaremos con Abraham Ceballos que nos hablará de cine, Lorenzo Perdigones de arqueología, con Pepa Caro haremos una visita histórica por Arcos... Hay otras actividades que hay que ir cerrando. Con respecto a la narrativa, este trimestre lo estamos dedicando a autores andaluces; hemos leído a Caballero Bonald, En la casa del padre, leeremos a Muñoz Molina y por supuesto poesía. Terminaremos visionando una película de una artista femenina.


—¿Es Cómpeta un club  cerrado o está abierto a nuevas incorporaciones?
—No, no somos un grupo cerrado. Cuando empezamos éramos siete y ahora somos doce. Claro que no estamos cerrados. Para pertenecer a este grupo sólo hay que ser amante de la lectura, saber compartir y querer hacerlo, escuchar y disfrutar pasando un par de horas a la semana hablando de historias, crecer, aprender continuamente y disfrutar de la compañía de todos y cada uno de los componentes del grupo. A los que les gusta pasar el tiempo con un libro en las manos, saben de lo que les estoy hablando y se deben de dar por invitados.


—Si repasamos la nómina de fundadores de este club de lecturas observaron que hay muchos exconcejales: Pepa Caro, Francisca Morales Yesa, Fernando Mancheño, Fina Mancheño, Pedro Sevilla, usted misma… ¿Es pura casualidad o es que después de la política viene bien adentrarse en el terreno de la literatura, que puede parecer menos borrascoso?
—Antes de la política estaba la lectura, ha formado parte de la actividad diaria de cada uno de los que formamos Cómpeta. La política cruzó nuestros caminos,y la lectura vuelve a unirnos. Muchos de nosotros, no todos, hemos pasado por el mundo de la política, pero nuestro grupo no está organizado como grupo político, no queremos entrar en el compromiso que no sea hacia nosotros mismos, estamos juntos porque sabemos que las personas crecen cuando escuchan al otro. En nuestro grupo no estamos como en la política sometidos a muchas miradas que en algunos casos sólo pretenden buscar y encontrar motivos para la crítica. La Política, aunque sea con mayúsculas, es a veces ingrata y llena de soledades. En Cómpeta estudiamos a los personajes, su tiempo, su autor…,  pero somos capaces de humanizarlos, somos comprensivos, tolerantes, empatizamos con sus circunstancias…. La literatura es un reflejo de la realidad, pero los lectores nos enfrentamos a ella sin duda con una actitud más dialogante. Con sus excepciones, claro está, la persona o personaje que ofende al otro de manera consciente, que falta a la verdad, que daña al otro recibe por parte de los componentes de Cómpeta verdaderas ofensivas. La política, a veces, no nos da opción ni a defendernos. Sí, la política es más borrascosa, más ingrata, bastante injusta, al menos para algunos.

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