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Jueves 18/07/2024  

La última puñalada a la plantilla de Vicasa

La multinacional recibió en Jerez casi 11 millones de euros del Gobierno en ayudas antes de cerrar

Siempre se ha sabido que detrás del cierre de la fábrica de botellas había unos intereses que no eran precisamente la falta de rendimiento de la factoría ni los malos resultados económicos, sino un interés de la multinacional Saint Gabain-Vicasa por quitarse una carga de encima y la imposibilidad de poder vender los terrenos que aún ocupa en pleno centro de Jerez por culpa de la crisis económica y la caída de la construcción. Se sabía y siempre se asumió. Entre otras cuestiones porque en juego estaba el futuro de la plantilla y nadie quería que una radicalización de este conflicto pudiera provocar que la empresa optara por la vía más dura y acabara castigando a los trabajadores, consciente en todo momento de que dispone de más fábricas en toda España y que esa era su mejor baza para negociar con las administraciones. Sin embargo, lo que no se sabía, porque nunca el Gobierno lo quiso aclarar cuando pretendió asumir parte del liderazgo en la lucha contra el cierre, es que sus relaciones con la multinacional francesa eran excelentes, ya que las ayudas que le ha concedido en los últimos años ascendió a 198,4 millones de euros, de los cuales casi once, desde el año 2003, se destinaron para mejorar las instalaciones de Jerez. Y esto representa lisa y llanamente una puñalada trasera a toda la plantilla, ya que gran parte de la ‘victoria’ en la negociación para el cierre --que lejos de otro tipo de interpretaciones, ha sido buena-- se ha pagado con fondos públicos del Gobierno, esos mismos fondos que deberían haber servido no para facilitar el actual cierre o transformación en un centro logístico, sino para forzar precisamente lo contrario: el mantenimiento de la fábrica de botellas y, por tanto, de toda la plantilla, ya que pese al buen acuerdo muchos se prejubilarán sin quererlo y otras decenas han tenido que trasladarse a Sevilla para poder seguir trabajando. El Gobierno, y en concreto el Ministerio de Industria, no ha jugado limpio en todo este caso, ya que nunca intentó aprovechar su generosidad con Vicasa para forzarle a dar marcha atrás en sus intenciones, a la vez que, en cierta medida, mintió a los trabajadores cuando aseguraba que hacía todo lo posible para mantener abierta la empresa.

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