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De cartas y crisantemos

?Un paseo con Julio Mariscal por los aires del Sur?, ?Julio Mariscal, poeta elegíaco? y ?Julio Mariscal, el viaje interior? han sido las conferencias de este año en la semana dedicada al poeta arcense en un acto de memoria y justicia

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  • El coordinador de las jornadas, Antonio Hernández, junto a Pedro Sevilla y Ángel García López. -
Noviembre es un mes de ceniza y humo, pero da las rosas más encendidas del año. Eso lo saben muy bien los muertos, que se alimentan de flores y de memoria, que necesitan, para seguir vivos, de nuestras flores y nuestra memoria. El olvido es la muerte dentro de la muerte, y al olvido le temía Julio Mariscal, le temen todos los muertos, más que a la misma muerte.
Por eso Julio Mariscal, desde su corral de muertos, agradece vivamente el homenaje que este año, como cada noviembre, le hemos hecho sus paisanos capitaneados institucionalmente por nuestra Alcaldesa y con el patrocinio del Ministerio de Cultura y la coordinación de nuestro Hijo Predilecto Antonio Hernández.
Treinta y dos años ya desde aquella tarde de lluvia en que enterramos a Julio, en que lo enterraron los hombres del pueblo, y su recuerdo permanece en el corazón de todos, familiares, poetas o vecinos, con una nitidez esplendorosa. Y Julio Mariscal, desde su escueta tumba, desde donde alimenta la verde eternidad de los cipreses, sonríe y da las gracias por eso, porque no lo olvidamos, porque lo mantenemos vivo. Unos con versos, otros con crisantemos, otros evocando su altura de hombre herido, todos contribuimos a que permanezca, a que siga siendo, que es, como digo, el anhelo de todos los muertos.
La ofrenda floral ante la estatua del poeta la realizó la Alcaldesa el lunes veintitrés, depositando “el inevitable manojo de amarillos crisantemos” en presencia de familiares y poetas. Cristóbal Romero, Antonio Hernández, Juan Bosco Navarro, Ángel García López o la propia Alcaldesa leyeron versos de Julio Mariscal. Por cierto que la Alcaldesa tuvo un recuerdo emotivo hacia Concha Vivas, nuestra Hija Adoptiva fallecida en septiembre, que como sabemos fue una asidua a estos homenajes. Concha Vivas fue la mejor amiga de Julio y depositaria de sus más íntimos secretos.
El mismo lunes, ya en la capilla de la Misericordia, la primera de las conferencias, a cargo del poeta roteño afincado en Madrid Ángel García López, con el título Un paseo con Julio Mariscal por los aires del Sur. Con una voz perfectamente acordada con el corazón, como si en vez de a un auditorio formal se estuviese dirigiendo a un grupo de amigos en un salón doméstico, García López “paseó” con Julio por el recuerdo de unas cuantas cartas y un par de encuentros a lo largo de sus vidas. Se conocieron personalmente en Cádiz, en un asunto de Magisterio y burocracia, y su amistad duró para siempre. La admiración de Ángel por Julio queda patente tanto en sus palabras como en las misivas que se dirigieron, una de las cuales, merced al buen acierto de nuestra Delegación de Cultura, aparece impresa en el programa de mano confeccionado para la ocasión. Conferencia emotiva, preñada de amistad y admiración, que finalizó con la lectura de un poema propio por parte del poeta de Rota, que manifestó sentirse feliz por estar en Arcos, en la tierra de su amigo Julio.
El martes cita con la elegía, con la endecha, con el llanto. El catedrático de Literatura de la Universidad Autónoma de Madrid, Joaquín Benito de Lucas, premio Adonais de Poesía, conferenció, con el título Julio Mariscal, poeta elegíaco, sobre el libro Corral de muertos, primero de los libros de Julio, editado por la colección Neblí en 1954, y reeditado, con algunos poemas más, por la colección Álamo, de Salamanca, en 1972. El libro, de unamuniano título, es un paseo por el cementerio, donde el poeta habla con los muertos conocidos, o con los olvidados, los que están en el “desván del pudridero”, y se lamenta del destino mortal de tanta sangre, de tanta hermosura humana que acaba nutriendo la savia de los cipreses, o el blanco aroma de los jazmines. El libro se abre con el soneto Ciprés, portentoso soneto que Benito de Lucas contrapuso a aquel otro soneto Ciprés, el de Gerardo Diego. Mientras el ciprés de Diego busca la altura, se dispara hacia Dios como una flecha, el ciprés de Julio hunde sus raíces en senos, cabelleras y cinturas que ya fueron, nutriéndose de ellas, nutriéndose de la muerte. Conferencia ardua, de poeta que ha estudiado a otro poeta y elucida sus claves, sus metáforas, sus obsesiones más profundas. Elegías, manifiesta el conferenciante con acierto, no de personas principales, sino de seres humanos comunes, de gente de pueblo con las que Julio se sentía hermanado, fraternalmente unido en el desamparo que implica toda existencia.
Para la noche del miércoles, la clausura con una conferencia de Javier Reverte, un escritor viajero que viaja esta vez al interior, al centro de un ser humano: Julio Mariscal, el viaje interior.
Antonio Hernández, coordinador de las jornadas, además de las presentaciones de los intervinientes, ha venido recalcando, ante la prensa o en sus intervenciones, la necesidad de seguir difundiendo la obra de Julio Mariscal, en sus palabras uno de los más altos poetas amorosos desde la generación del 27. En esa labor está el Ayuntamiento, y es verdad que ha dado frutos, no tantos quizás como se pretenden y merece el poeta, pero sin duda frutos.
Permítase un símil taurino para indicar que las conferencias han contado con media entrada, sin duda “por culpa” de una semana atravesada por fútbol europeo del más alto nivel. No obstante, no es justo echar toda la culpa al fútbol. Hay un tema pendiente que es el de los jóvenes, que no acaban de acudir a estas citas culturales, en buena medida por culpa de la desidia de un profesorado que debía implicarse e incentivar la asistencia de sus alumnos. La Delegación de Cultura pretende, para próximas ediciones, propiciar la participación activa de los jóvenes, pero sin la complicidad del profesorado difícilmente va a ser posible.
Por último, recalcar una vez más el respeto a la familia de Julio Mariscal, que diligentemente ha puesto al servicio de Cultura, de todo Arcos, la correspondencia del poeta. Y la felicitación a los funcionarios de la Delegación, por ese trabajo oculto que es, sin embargo, imprescindible para que todo salga bien.

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