En 1766, siendo rey Carlos III, tuvo lugar en Madrid la revuelta que ha pasado a la Historia como Motín de Esquilache, en la que se calcula que participaron alrededor de 4.000 personas y que cerca estuvo de poner en peligro la figura real.
Aunque el detonante del levantamiento fue la publicación de una norma municipal que regulaba la vestimenta de los madrileños, habría que buscar las causas verdaderas en el hambre causada por las malas cosechas que encarecieron los productos de primera necesidad y en el recelo de los españoles a los ministros extranjeros traídos por Carlos III.
Finalmente, el motín se saldó con el exilio forzado del marqués de Esquilache, persona de absoluta confianza del rey que trataba de erradicar en Madrid el uso de la capa larga y el chambergo (sombrero de ala ancha) con el pretexto de que, embozados, los madrileños podían darse anónimamente a todo tipo de atropellos y esconder armas entre los ropajes. La medida propugnaba el uso de la capa corta y el tricornio (sombrero de tres picos), de procedencia extranjera.
Las últimas encuestas celebradas en Andalucía señalan empate técnico de sus dos grandes partidos, IU continua igual y Unión por el Progreso y la Democracia se constituye en la cuarta fuerza por delante de los andalucistas.
El presidente del PP-A, Javier Arenas ha echado las campanas al vuelo y pontifica que: es la primera vez en 30 años de democracia que el cambio político se toca con la yema de los dedos y que lo ponen de manifiesto todas las encuestas y trabajos sociológicos, que confirman que estamos empatados con el PSOE. Arenas también asegura que esos vaticinios reflejan las encuestas a nivel nacional que situan a los populares dos o tres puntos por encima de los socialistas. IU afirma por medio de su portavoz, Diego Valderas, que las encuestas no hacen sino indicar la buena marcha de su coalición en Andalucía y en el resto de España al recoger los votos de los de los desencantados del PSOE. UP y D con los escrutinios en Andalucía confirma las buenas perspectivas de la formación que se constituye en la tercera fuerza en la mitad de las provincias españolas por delante de IU. Volvamos de nuevo al Motín de Esquilache, Carlos III ante los resultados del mismo con más de cuatro mil personas en las calles y plazas, escuchó la voz de los manifestantes, destituyó al ministro y vistió a los verdugos con chambergo y capa larga, inmediatamente los madrileños aceptaron la capa corta y el tricornio, no querían vestir como los servidores del cadalso.
Los dos grandes partidos deben de pegar la oreja a las encuestas que si bien nos señalan el avance del PP, también indican el aumento de la abstención y del voto en blanco que unidos al crecimiento de UP y D hace que el futuro no sea tan prometedor. Además los populares deben de tener en cuenta su retroceso en Cataluña, Valencia y el País Vasco que contrarestan su avance en Andalucía. Así como los costos electorales que le va a producir el caso Gürtel del que todavía queda por descubrir las dos terceras partes y posiblemente las más sustanciosas. Todo ello sin contar con las reacciones ante las encuestas que pueden tener los socialistas con más casos de corrupción verdadera o supuesta de las instituciones gobernadas por el PP y sobre todo con los ataques de la división mediática y titiriteros que no pararán de iniciar acciones para desgastar a la derecha.
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