Hace dos años el periódico británico Financial Times publicó un artículo satírico titulado “Catalonia calling for the leader of the government in exile” (Cataluña reclama al líder del gobierno en el exilio) referido a Puigdemont. El artículo seguía la broma: "El mundo tiene un nuevo y heroico luchador por la libertad. De Gaulle, Gandhi, Mandela y ahora Carles Puigdemont". Algunos independentistas picaron el anzuelo y lo creyeron como artículo laudatorio. Entendieron que la lucha desde la resistencia francesa a los nazis, o contra el imperialismo inglés en la India o contra el apartheid en Sudáfrica continuaba con el político fugado catalán. No era así porque el zarpazo era tremendo y lo hubieran captado si lo hubieran leído: “Tendría calles con mi nombre, me vería con Lionel Messi. Ese era el trato. Ahora tengo a la policía queriendo arrestarme por sedición". Cuando una fotógrafa que hizo las mejores fotos de Mandela fotografió a Puigdemont en Bruselas tuvo la oportunidad de reiterar la semejanza. Ya saben que son odiosas todas las comparaciones, ésta más. Mandela estuvo en las cárceles de Sudáfrica casi 28 años.
Borges escribió una Historia Universal de la Infamia. Ésta no es universal. Es regional a lo sumo. Dos acontecimientos De una parte las palabras –equivocadas de fondo y forma, de lugar y de tiempo - de la responsable de la Generalitat que recordó a los “presos políticos” catalanes ni más ni menos que en lugar de la barbarie más cruel de la humanidad –el campo de exterminio de Mauthausen- uno de los campos de concentración donde 9.328 españoles fueron confinados y en los que murieron 5.185 luchadores por la libertad, con la ayuda de Serrano Súñer y Franco. En ese aniversario, que el gobierno ha establecido el 5 de mayo, como día de su homenaje y recuerdo, la intervención no pudo ser más inoportuna, otra comparación impropia.
Finalmente este capítulo no se cerrará tras otorgarle los tribunales la posibilidad de presentarse a las Elecciones Europeas. Si Puigdemont resulta elegido eurodiputado se abrirán nuevas demandas, incluso al Tribunal de Justicia Europeo, para poder tomar posesión sin pisar suelo español, dado que podría ser detenido antes de su acto formal de acatamiento –de risa, aunque se pusiera serio y dijera que era por imperativo legal- de la Constitución. Pero su inclusión es el más contundente argumento contra sus lastimeros alegatos.