Pregunta. ¿Cómo es la trayectoria de la empresa en estos últimos años, cómo se resume el éxito conseguido?
Respuesta. La destilería de Carmona donde nacemos es quizá una de las primeras de Andalucía, de 1880. La funda un emigrante vasco que huía de las guerras carlistas en aquella época. Su familia ya fabricaba, y sigue fabricando, un pacharán que se llama Yzaguirre. Aquí se siguió la tradición, especialmente con el anís, que era la bebida nacional hasta mediados del siglo pasado. Carmona tenía una destilería, como en Sevilla llegó a haber doscientas en esa época. Cuando llegó el desfase del anís, se introdujeron otras bebidas. Pero en 2001 la destilería estaba para cerrarse. Entre unos socios y nosotros, la compramos. Ellos eran arquitectos, nosotros constructores, estaban preparados para hacer una empresa inmobiliaria. No funcionó y entonces empezamos a hacer anís. Al principio era por divertirnos, por mantener la tradición, la finca en la que está la destilería tiene un manantial, está cerca de Carmona… En 2008 de los cinco que empezamos quedamos tres, la construcción se venía abajo y mi hermano y yo junto con otro socio decidimos apostar por la destilería. Los otros dos no. Desde 2009 mi hermano y yo continuamos solos porque desgraciadamente falleció el tercer socio en ese momento. El anís ha quedado como algo del mundo rural, y por eso empezamos a hacer pruebas con diferentes bebidas hasta que dimos con la ginebra.
P. Pero creo que la ginebra de fresa la encontraron por casualidad…
R. Así es. La tradición de ginebra en este país está en Andalucía. Las grandes marcas desde el siglo pasado o anterior, han sido de Málaga o de El Puerto de Santa María. Estábamos muy influenciados por la colonia inglesa tanto en Jerez, como en Huelva o Málaga. El inglés quería beber ginebra y las destilerías de Andalucía comenzaron a fabricarla. Y los españoles también quisieron beberla. Nosotros teníamos una fórmula heredada de ginebra muy seca y empezamos a hacerla. En paralelo, otro intento fue el de recuperar el anís macerado con uvas de Málaga. Y se me metió en la cabeza macerarlo con fresas. Lo hicimos en enero o febrero, y salió bien, la fresa seguía compacta dentro del anís. El segundo intento lo hicimos por estas fechas, en mayo, y esa maceración hizo que la fresa se deshiciera, parecía una mermelada de fresa con alcohol. Aquello había que aprovecharlo, había costado mucho dinero. Y se nos ocurrió destilar el enebro, que es con los que se hace la ginebra, con alcohol de fresa. Y así surge Puerto de Indias. Hay quien dice suerte, pero hay que estar para que la suerte llegue.
P. ¿Qué grandes cifras les definen?
R. En tres años hemos llegado a algo impensable. Empezamos en septiembre de 2013, compramos algo más de dos mil botellas, que vendimos ese año. En 2016 hemos vendido 4,5 millones de botellas. Ha sido un sacrificio empresarial enorme. En 2013 éramos cuatro personas. Hoy somos 134 personas, incluyendo comerciales. Instalaciones, equipos, un crecimiento que hemos podido dominar no sé ni cómo, lo digo en serio… Y a día de hoy seguimos creciendo, en el primer trimestre de 2017 un 30% en relación a 2016.
P. Tienen previsto una mudanza a unas nuevas instalaciones. ¿Qué va a suponer?
R. Primero, invito a todos los sevillanos a conocer la destilería, que está en un paraje natural protegido. No podemos crecer allí. Hemos comprado 15.000 metros cuadrados en un polígono en desarrollo, el de Carmona, donde vamos a construir una destilería con un tamaño de entre 8.000 y 9.000 metros cuadrados. Porque la demanda nos obliga a trabajar ahora mismo cuatro meses al año a dos turnos, y ocho meses a tres turnos. Entre la compra del suelo, construcción y maquinaría que ya estamos adquiriendo, estará entre 4 y 5 millones de euros.
P. En tres años, ¿cómo se domina este crecimiento?
R. Lo importante es que tienes experiencia y sabes de dónde vienes. Hasta el día de hoy no nos hemos basado nada en financiación de bancos. La mala racha que pasó este país está ahí. Mi hermano y yo nos marcamos un sueldo muy bajo y cuando llegaba un pagaré, se iba al cajón hasta el día de vencimiento. Y hemos podido financiarnos por nosotros mismos, y con los pies en el suelo, creciendo lo que se podría crecer. La base ha sido no arriesgar más de lo que debiéramos.
P. ¿Ahora sí se endeudarán?
R. Tenemos recursos propios para esta inversión, pero vamos a entrar a financiar algo para quedarnos también con capital, no descapitalizarnos. Pero podríamos afrontar esta inversión sin tener que depender de nadie. Cuando dependa de alguien financieramente, es porque yo lo tengo previamente. Hay quien cuenta con subvenciones para hacer los números de su empresa. Pero yo quiero saber desde el principio qué me cuesta mi empresa al día, no me quiero engañar con subvenciones o créditos. Y hay que saber si se puede sostener.
Internacionalización
P. En exportación, ¿dónde está la compañía?
R. Ahora mismo estamos limitando la venta porque no tenemos capacidad de producción. Si en España hemos crecido un 30%, me da miedo abrir demasiados mercados internacionales. El peor problema sería no poder abastecer. Espero que las instalaciones nuevas en un año y medio estén en marcha. Ya estamos vendiendo en México, Colombia, Reino Unido, Alemania, Bélgica, Suecia, Suiza, Luxemburgo, Ghana… Tenemos propuestas de Israel, se está expandiendo. Pero realmente no hemos salido a vender una botella. Al recibir un premio en la Cámara de Comercio oía a los empresarios hablar de las delegaciones internacionales de sus empresas. Y yo comenté: no he salido a vender nada fuera, pero me vienen 70 millones de turistas a nuestro país. Todos los turistas que van a la costa van a ver Puerto de Indias o lo van a consumir. Cuando llegan a su país, como por ejemplo en Reino Unido, pues reclaman el producto. El comprador final es el que lo pide, y por eso allí tenemos un pequeño distribuidor. Allí, de seis palés el año pasado, hemos pasado a más de 30. Lo importante es el cliente final, llegar a él, que lo demande desde la base. Ahora mismo es un 3% de las ventas, lo que creo que está muy bien para no haber hecho nada en el exterior. En poco tiempo, cuando las nuevas instalaciones estén en marcha, se situará en un 50-50. Las perspectivas son buenas. En Portugal por ejemplo se va a notar que crecemos en ventas este verano.
P. Además de Puerto de Indias, ¿qué más planifican hacer?
R. Nosotros seguimos produciendo las bebidas tradicionales y artesanales como el anís, licor de canela, de limón… Pero el anís va a menos, como el coñac o el brandy. Y los licores no tienen valor en este país, suele ser el licor de cortesía después del almuerzo que nadie le da valor. Ni el repostero lo quiere pagar. Tampoco el consumidor le da valor. Nuestros amigos del aceite han conseguido que la aceitera tenga marca, nombre. Con el licor de la casa no pasa eso, y no se puede luchar contra eso. Por eso este segmento está perdido. Pero es una apuesta mía buscar un futuro a la empresa, y buscar alternativas. Y por eso he montado otra destilería en El Viso del Alcor para hacer vodka y otros productos. No podemos ser empresa multi de todo. Chivas hace whisky y nada más. Johnny Walker también. Nosotros hemos casi creado la categoría de producto que es hoy Puerto de Indias. Lo demás son licores artesanales. Cualquier novedad, mi intención es trasladarlo a otra empresa para no mezclar. Además, si hacemos algo como Puerto de Indias y fracasa, también arrastraría al producto. Dejo a salvo el producto en el lugar que está consiguiendo por él mismo. Peleamos con grandes multinacionales en este sector. Grandes convenios en hostelería contra los que nosotros no podemos luchar. Nosotros lo que queremos es llegar al cliente final. ¿Si llegas a un bar y tiene Pepsi, y no CocaCola, por qué es? Lo normal es que tuviera las dos. Aquí se mueve mucho dinero con la exclusividad con un local. Imagínate en nuestro gremio lo que se mueve para poder estar. En esa guerra no entramos nunca. Y la posición que hemos conseguido se la debemos al cliente final. A Sevilla, que fue donde empezamos y nos ha llevado a donde estamos. En Granada o Almería, el camarero recomienda beber esa ginebra, porque es de Andalucía. Ese carácter de que un producto andaluz mueva las entrañas del consumidor local no es fácil de conseguir.
P. Me imagino que ofertas de compra, muchas…
R. Todos los días. Mientras que podamos, estaremos solos luchando. Haremos cosas nuevas, porque tenemos una ginebra clásica, otra Premium… Vender tu niño sin hacer la primera comunión, a mí me costaría. La hemos creado nosotros, estamos en el mercado. Si lo hemos luchado, nuestro trabajo y nuestro esfuerzo es nuestra recompensa. Además, tener a 134 personas allí que los conoces, es muy grande. No pienso vender. Tiene que venir una gran oferta, y que mantenga bastante la empresa. Ya han llegado grandes ofertas y de momento no.
P. ¿Cuál es el tamaño de la empresa en el mercado de la ginebra en España?
R. En grandes superficies, somos la segunda más vendida según datos de una de esas grandes superficies. Yo creo que estaremos entre las 4 ó 5 ginebras más vendidas en España. Hay que tener en cuenta que en nuestro sector hemos creado una nueva categoría. La gran tirada está en la ginebra de siempre, y por eso tenemos una ahí. Si captamos parte de ese volumen de ginebra de siempre, te aseguro que en un par de años estamos los primeros. Me lo tengo que creer, sino no sería empresario.
Nueva planta
P. La entrada en funcionamiento a final de 2018 de la nueva fábrica, os permitirá afrontar 2019 de otra forma. ¿Qué crecimiento permitirá?
R. Nos hemos propuesto este año vender 1,3 millones de botellas más, para llegar a 5,8 millones en 2017. Ahora mismo tenemos una línea de embotellado, y lo que sacamos es a base de horas de trabajo. En la nueva nos planteamos cinco líneas de embotellado. Alguien me decía hace poco: “Habéis conseguido lo que Coca Cola en muchos años, que a todo el mundo le gusta”. Hemos conseguido eso. Lo hemos enviado a China y EEUU y Suráfrica, y gusta en todos lados. En cuatro o cinco meses vamos a pasar las autorizaciones en EEUU, y me da miedo, viendo el crecimiento que hemos tenido en España. Yo no le veo techo al producto.
P. Sobre la legislación de bebidas, y ante el intento de gravar bebidas azucaradas, ¿temen nuevos impuestos también en vuestro sector?
R. Si tuviéramos un gobierno valiente, no pasaría lo que está pasando con los impuestos especiales en bebidas espirituosas. Se graban en Cataluña las bebidas azucaradas por salud, según dicen. Se busca realmente recaudar más. Pertenezco a Febe, la asociación de bebidas espirituosas, y en este país se tiene mucho miedo a tocar algunos impuestos. Y me van a perdonar porque algunos afectan a compañeros nuestros. Gravas el azúcar, a nosotros nos gravas también bastante, pero el vino y la cerveza los dejas fuera. Y ahí está el gran consumo. Con el aumento impositivo que hubo en diciembre para las espirituosas, del 10%, Febe calcula que se recaudan 70 millones. No es nada. El consumo sigue igual. ¿Pero cuánta cerveza y vino se consume en este país y no tiene un impuesto especial que lo grave? Pero me vas a gravar la fanta de naranja. ¿Tiene sentido? No. Un gobierno coherente, si quiere elevar impuestos ahí tiene un gran sector. También estamos muy limitados en publicidad, pero el vino y la cerveza tienen el mismo efecto, pero hay una barrera con esos sectores. No le tengo miedo, porque una vez que hayamos llegado a nuestro techo en España en cuatro o cinco años, en el mercado mundial cada país grava las bebidas a su manera.