La apertura del curso escolar 2016/2017, con un total de 1,83 millones de alumnos matriculados, viene precedido por el compromiso de la Consejería de Educación del cumplimiento de tres objetivos básicos: el refuerzo de las ayudas a las familias, la consecución del éxito escolar y la amortiguación del impacto de la Ley Orgánica para la mejora de la Calidad Educativa (LOMCE).
Los centros educativos abrieron sus puertas el pasado septiembre sin apenas incidencias. A las clases se incorporaron un total de 835.907 alumnos de Infantil, Primaria y Educación Especial, así como a 901.421 estudiantes de Secundaria, Bachillerato, Ciclos Formativos, Formacion Profesional y de Educación para Adultos. Por su parte, 1.883. 306 universitarios comenzaron también un nuevo ciclo escolar con normalidad.
Bonificiación familiar
Desde la Consejería han querido destacar el mantenimiento de la financiación pública para 98.000 plazas del primer ciclo de Educación Infantil (0 a 3 años), casi 3.500 más que el año anterior. A esto, se unen el programa de gratuidad de libros de texto, al que se han destinado unos 90 millones de euros y que ha beneficiado a 959.000 alumnos de secundaria; la ayuda al transporte, que utilizarán 97.000 alumnos y el sistema de becas “más ambicioso” del país.
Por su parte, se han reforzado los servicios de aula matinal en 19 centros; el comedor escolar en otros 30 y las actividades extraescolares en 8 colegios, generando un total de 2.345 centros que ofrecerán uno o más de estos servicios bonificados.
Refuerzo educativo
Otra de las promesas para este curso se basa en reforzar el trabajo de las 32 zonas educativas de la comunidad para que los propios centros coordinen entre ellos proyectos que logren el éxito educativo del alumnado. Además, otro año más se amplía la red de centros biliingües a 132, sumando un total de 1.337.
Por último, Educación quiere ofrecer al alumnado un currículo basado en competencias, una organización en ciclos para Primaria y la posibilidad de cursar materias artísticas o para la ciudadanía como forma de paliar los “efectos negativos” de la LOMCE.
