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Curioso Empedernido

Fortaleza política

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En las circunstancias más difíciles es cuando los triunfos políticos saben a gloria, y en las últimas elecciones al Parlamento Europeo, el PSOE ha ganado de forma clara y contundente de nuevo en Andalucía, a pesar de la crisis y de la política bronca, que viene llevando a cabo el PP en el último año.

Resulta meritorio en los momentos actuales, y con el empeño de los populares de culpar antes a Chaves y ahora a Griñán de todos los problemas de los andaluces y andaluzas, obtener un porcentaje de apoyo electoral prácticamente igual al de las autonómicas, en el entorno del 48% y con ocho puntos de ventaja sobre los populares.


Aunque no son comparables, si extrapoláramos los datos del pasado domingo a una convocatoria electoral autonómica, los socialistas mantendrían con holgura la mayoría absoluta, además de haber ganado en 648 de los 770 municipios de Andalucía, por sólo 118 del PP.

La situación económica afecta a mucha gente, familias que lo están pasando mal, pero la mayoría de la ciudadanía se fía más de los socialistas, y los resultados de estas elecciones suponen un refrendo a las políticas y a las medidas contra la crisis, que se están poniendo en marcha por parte del Gobierno de la Junta de Andalucía.

Y una vez más este proceso, ha puesto de manifiesto que Arenas ha nacido para perder, ya que sigue acumulando derrota tras derrota .La pregunta que muchos ciudadanos y ciudadanas nos hacemos es ¿cuántas veces tendrá que perder para asumir responsabilidades políticas? Cualquier persona mínimamente sería y coherente, ya habría hecho las maletas y se habría ido a su casa.

Claro está, que bien mirado, los dirigentes socialistas deben estar frotándose las manos, y haciendo todo tipo de hechizos y conjuros para que continúe, ya que su permanencia será sinónimo de nuevas victorias de los del puño y la rosa, en las próximas municipales y autonómicas.

Ha quedado demostrado una vez más, que el electorado andaluz le ha dado la espalda a la estrategia infame, miserable e injuriosa desplegada por el PP, que hizo una campaña de las más mezquinas de la historia de la democracia, tirándose al barro, pero saliendo salpicado por el juego sucio y la marrullería.

El señorito Arenas, ha fracasado también en su intento de hacer de las últimas elecciones europeas una especie de reválida o un voto de confianza de la ciudadanía andaluza, respecto al presidente Griñán. No lo ha conseguido, y se ha llevado un nuevo varapalo del electorado. Ni siquiera en estas circunstancias excepcionales, ha logrado recortar las diferencias de manera sustancial respecto al PSOE.

Escuchando a algunos dirigentes del PP, han hecho las cuentas del Gran Capitán, aferrándose a la comparativa del 2004, y eso es un espejismo.La referencia, les guste o no, está en el 2008 y en una coyuntura económica como la actual, en la que no han podido ni han sabido ganarse la confianza de la mayoría de los andaluces y andaluzas.

Es verdad que el PP ha ganado en el conjunto de España, y los resultados deben hacer reflexionar y hacer autocrítica a los socialistas, y a los populares no les debe llevar a un falso triunfalismo. Tal vez podría ser el momento de liberarse de su único y obsesivo objetivo, derribar a Zapatero, y no andar jugando entre mociones de confianza y censura.

Habían planificado estas elecciones como una guerra sin cuartel contra el presidente del gobierno socialista, para así poder propiciar un adelanto electoral, y desde este punto de vista han fracasado, ya que incluso los medios de comunicación de orientación más conservadora, han reconocido que el triunfo ha sido corto, insuficiente y que no han sido capaces de capitalizar los efectos de la crisis para conseguir una victoria rotunda.
El socialismo español, es el que mejor ha aguantado la ola conservadora que invade Europa. Sólo dos escaños de diferencia, y en unas condiciones de extrema dificultad, no sitúan a Mariano Rajoy y su partido como para tirar cohetes. Ahora sí, los socialistas deben corregir errores, y para los populares es el momento de rectificar y arrimar el hombro, y como piden los agentes sociales que remen juntos, para que todos y todas veamos que lo importante son los ciudadanos y ciudadanas, no los intereses partidarios.

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