Va transcurriendo el tiempo y ninguno de nosotros es capaz de hablar con él. En cada esquina del calendario siempre hay un poema dispuesto a ser liberado para que se pueda reproducir en campos y playas. Palabras reunidas junto al fuego denso de un poemario nuevo. Ilusiones sembradas a lo largo de cinco años en las riberas de un río que no es a morir precisamente a lo que va al mar, -Cobos Wilkin- y ahí es donde están siempre viendo las mareas de cada día Los Poetas del Guadiana.
Para dejar constancia de la presencia de este colectivo en las tardes poéticas y las noches soñadoras, dos de sus miembros, Pedro Tavares por el lado luso y Rúa Nácher por parte española, han contado con el apoyo logístico de una editorial que abrió sus ventanas para no ser solo deportiva sino algo más. Y así es como la otra noche en un auditorio lleno de público y de expectación, se presentó el poemario [5. 50], cinco años, cincuenta poetas.
Susana de Sousa, periodista del Bajo Guadiana condujo el acto con su maestría característica. Pedro Tavares engrasó la maquinaria poética. Juan José Castellano controló la puesta en escena y el buen desarrollo y así sucesivamente hasta cumplir las dos horas de subidas al escenario y de suelta de poemas al aire. Quiso estar presente y unirse al evento Alberto Fernández, alcalde la ciudad, brevemente, fue capaz de mostrar su satisfacción por este trabajo transfronterizo envidiable. Como espectadora de excepción, Gema Martin, concejala de cultura del ayuntamiento ayamontino. Y el sonido de un acordeón en las manos de un pequeño de ocho años, Hugo Alexandre, fue invitando uno a uno a los poetas Aníbal Álvarez, Ana Francisco y Ana Ontiveros, Arturo García, Eladio Orta, Diego Mesa o Augusto Lourido, y los dejó a solas con sus papeles manchados de palabras.
El fado se hizo también presente, Angela Mascarenhas se encargó de ello. Y de nuevo los versos de Kike Martin, Paula Laranjo, Joao Pereira, Estrella García o Juan José Domínguez se pasearon por el patio de butacas levantando aplausos y admiración. La misma que sembró Fernando Romero cuando musicó un poema de un autor de la frontera de los sueños y lo vistió de un cante flamenco que supo encandilar a todos. Con ello se dio paso a más poemas, a más música y a más sabiduría llana, de estas tierras del Bajo Guadiana. Ana Solá, Joaquina Vázquez, José Munhoz o Graziela Costa también sintieron el miedo escénico y lo sortearon con maestría en los compases finales de la noche. Una noche mágica y especial, que abre la puerta de esta celebración especial del quinto aniversario de los creadores fronterizos.
Porque para todos quienes se encontraban en el auditorio, empieza a ser familiar esta buena relación del tiempo con la creación, de los poetas antiguos y los modernos, de los estudiados y los estudiantes, de los lectores y los coleccionistas de emociones. Quizás las mejores palabras, las que más pueden sorprender a propios y extraños, son las que el poeta y político comprometido de la vecina Villa Real, José Cruz, ha dicho con su acertada sabiduría “ 5 años, mucho poeta, mucha reunión, proyecto libre, sin prejuicios y sin elitismo, acogedor y fresco. Aventura transfronteriza, bilingüe, original, pacifica, integradora, sin escuelas ni tendencias…” . Queda todo resumido, mejor no añadir nada y dejar que sigan floreciendo los poemas en el vasto territorio del Bajo Guadiana.