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Histórica visita de Nuestra Señora de la Soledad al Convento de las Irlandesas como preludio de la Coronación Canónica

La Hermandad Sacramental de Santiago Apóstol de Castilleja de la Cuesta celebró así tres días de cultos a la Santísima Virgen que dejaron numerosas imágenes irrepetibles

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  • Soledad en las Irlandesas -

El histórico e intenso fin de semana que se disponía a vivir la Hermandad Sacramental de Santiago Apóstol de Castilleja de la Cuesta comenzó el jueves 21 tras la Santa Misa celebrada en la iglesia parroquial de Santiago, la cual estuvo presidida por el sacerdote Jesús Toro Guillén.

Una vez finalizada dicha celebración, en la que participó el coro litúrgico de la hermandad, se dispuso a preparar el cortejo que acompañaría a Nuestra Señora de la Soledad a la capilla de las Irlandesas. El mismo estuvo compuesto por la cruz de madera dorada dieciochesca y dos ciriales, seguidos de once parejas de cirios, estandarte, presidencia, cuerpo de acólitos y las andas de la Santísima Virgen.

Las bellas andas, cedidas por la sevillana hermandad de la Candelaria, estuvieron exornadas por flores de tonalidades rosas. La Virgen vestía completamente de blanco, con saya bordada en oro y manto liso. Portaba algunas joyas y la nueva diadema dorada estrenada recientemente.

Durante el corto recorrido (Plaza de Santiago, Hernán Cortés, Real e interior del colegio) se rezaron por diversos hermanos las catorce estaciones del Vía Lucis mariano. Una gran cantidad de fieles acompañó a la Virgen durante el recorrido, llegando su momento álgido al acceder al recinto del colegio, cuando ya de noche cruzó sus bellísimos jardines, dejando estampas inolvidables. Tras entrar la Virgen en la capilla, quedó dispuesta ante el presbiterio de la misma, con un templo que quedó completamente lleno.

Ya al día siguiente quedó dispuesto el altar presidido por la Virgen de la Soledad en devoto besamanos extraordinario. La Virgen aparecía sobre la nube del antiguo paso de gloria con la saya blanca bordada y manto verde oscuro bordado. En su cintura lucía el fajín de general. Escoltándola aparecían cuatro hermosos ángeles, cedidos por la hermandad de la Cena de Sevilla, en actitud de veneración a la imagen. Uno de ellos portaba un espejo y otro el cetro. Dos candelabros de plata y varios blandones de madera dorada con cera blanca iluminaban el altar, siendo las flores de tonalidad rosa. Ante el presbiterio se dispuso la alfombra con el escudo de la Hermandad. Durante la mañana el acceso estuvo reservado únicamente a los niños del colegio, que fueron discurriendo ante la Virgen y ofreciendo canciones y flores a la imagen, dejando estampas muy emotivas.

En la sesión vespertina quedó abierto el besamanos público a partir de las cuatro de la tarde, comenzando a las ocho el rezo del Santo Rosario ofrecido por las familias de la localidad. Al comienzo del rezo del mismo, nuevamente muchos niños ofrecieron sus flores a la Virgen.

Tras el rezo del Rosario, realizado por diversos hermanos, se abrió de nuevo el besamanos y en torno a las 21:30 horas dio comienzo en la capilla el recital de música sacra ofrecido por la Asociación Coral ‘Nuestra Señora del Álamo’ de Olivares, dirigida por Pedro Cuadrado Vílchez, mientras que la interpretación del órgano corrió a cargo de Víctor López.

La jornada finalizó con una Vigilia Mariana de oración que dio comienzo a las 23:00 horas, desalojándose el templo una hora después. Muy bello resultó el acto, donde algunos hermanos leyeron textos, oraciones y reflexiones personales dedicadas a la Virgen, intercaladas por el canto de algunas de las más célebres coplas de la Virgen de la Soledad.

Siguiendo con lo programado, el sábado 23, paralelamente y en torno a las diez de la mañana comenzaba de nuevo el besamanos de la Virgen en la capilla, extendiéndose hasta las dos de la tarde, y en el teatro del colegio el primer Simposio ‘La devoción a la Soledad y Santo Entierro en el antiguo Reino de Sevilla’, el cual resultó ser un éxito de participación para este tipo de eventos, contando con interesantes intervenciones por parte de diversos investigadores. El Simposio culminó hacia las seis de la tarde. Por la mañana, durante el besamanos, una representación de la AMPA del Colegio de la Bienaventurada Virgen María ‘Irlandesas’, ofrendó un centro floral a Nuestra Señora de la Soledad.

A las siete de la tarde se celebró, en una capilla completamente llena de fieles y con la representación de las Madres Irlandesas, una Eucaristía presidida por el párroco emérito de Castilleja, don Baldomero Delgado Pérez, en la que intervino el coro litúrgico de la hermandad. Al finalizar la misa se ofreció al sacerdote un grabado conmemorativo como recuerdo de dicha celebración y un cuadro con una fotografía de la Virgen a la superiora de la Congregación en señal de agradecimiento por las atenciones prestadas en nuestra estancia en su casa. Tras el canto del recientemente estrenado himno de la Virgen, se procedió a organizar el traslado de vuelta.

Pasadas las ocho de la tarde, comenzó el traslado de regreso al templo parroquial santiaguista. La Virgen volvía a su casa. El cortejo se dispuso de igual forma que a la ida y la Virgen aparecía ataviada igualmente que en el besamanos extraordinario. Ante el cuerpo de acólitos se incluyó la presencia de la Escolanía ‘Nuestro Padre Jesús de las Penas’, de la sevillana hermandad de la Estrella, junto a la Capilla Musical Calvarium, los cuales hicieron las delicias de los presentes durante el recorrido de vuelta oyendo tan bellas voces.

La Virgen se despidió del Convento rodeada de una gran multitud, demostrando la afianzada devoción hacia la misma que existe en la localidad y en su entorno. Imágenes históricas de nuevo por los bellos jardines conventuales a la luz del día y por el recorrido de vuelta (Real, Convento y Plaza de Santiago). A la llegada al arco de la plaza se le ofrendó una petalada que fue aplaudida por los asistentes, culminando seguidamente con la entrada de las andas en el templo bajo el sonido de las campanas de la torre parroquial.

El rezo del Ave María, las campanas y el aplauso dentro de la iglesia pusieron fin a tres intensos días, donde la Virgen pasó dos noches fuera de su templo, pero que quedará marcado para siempre en las retinas y en los corazones de todos aquellos que lo han vivido.

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