Es un hecho que nos pasa a todos cuando estamos en este entretiempo, deseamos con todas nuestras fuerzas que llegue el verano, manga corta, playa, tinto con casera y, cómo no, helados, helados de todos los formatos y sabores. Pero desde hace un tiempo a esta parte es un privilegio que contemos en nuestra ciudad con un artista de los helados en una de las calles más céntricas.
Admirar el expositor de diferentes colores y sabores que ni te puedes imaginar es un placer para los sentidos.
Aun conociendo poco del asunto relacionado, cuánta cantidad de trabajo detrás de tan admirable exposición. Conocer tan excelente surtido de manjares exquisitos para el paladar, es un legado de lo cual El Puerto siempre se sentirá orgulloso.
Cuando saboreas tan delicioso manjar ‘heladístico’ te quedas prendado al traer a tu paladar el verdadero sabor de aquello que anuncia.
No te imaginas una textura que se te va deshaciendo poco a poco en tu paladar demostrándote así lo excelso de tan admirable helado. Increíble estar probando un helado con sabor a kínder, como es uno de los que a mis hijas les encanta, y parecer que encontrarás la sorpresa en alguno de los momentos, y qué decir de aquel que tiene sabor a Tejas Artesanas de El Puerto… estás saboreando una teja, es como si este delicatesen se deshiciera en tu boca.
¡Ah!, y a la plancha, increíble, casi es imposible pensar en un helado de esta manera, pero cuando ves al artista trabajar y luego saboreas la obra de arte… ¡¡¡Ayyy, Omaíta, qué ricura de sabores!!!