"Por lo demás, que venga lo que venga y que sea como Dios quiera, pero será con las botas puestas, eso seguro". Consciente de que podía ser su último recital antes de ir a prisión, Isabel Pantoja se expresó así el 18 de octubre en Húercal-Overa (Almería) en uno más de sus habituales dardos sobre los escenarios.
Porque frente a su público y micrófono en mano, a Isabel Pantoja no le tiembla la voz y le encanta soltar mensajes y lanzar recados, más o menos ocultos, más o menos sutiles, que en los últimos tiempos han sido una fuente de información más para conocer su estado de ánimo tras sus problemas con la Justicia.
Refugiada en el escenario, su particular fortín, donde coleccionaba piropos, flores, muestras de apoyo y hasta pancartas en su defensa, los últimos conciertos de Pantoja han sido escrutados al milímetro, como si cada gesto, cada verso o cada canción encerraran algún tipo de significado secreto.
Así fue en Zaragoza el 11 de octubre, solo unas pocas horas después de que le notificaran su ingreso en prisión, cuando la cantante cerró su recital con un elocuente: "Que Dios reparta suerte".
Pero durante el concierto en la capital aragonesa también dejó detalles significativos, como la cuidada selección de temas, casi una descripción de su momento actual: sonaron "A pesar del tropezón", "Pero vas a extrañarme" y "Para sobrevivir", con la que precisamente comenzó su actuación.
"Viva la Pantoja", gritaba su público y la artista respondía: "Viva, pese a quien pese". Incluso en la romántica "Así fue", encontró un momento propicio para su alegato defensivo enfatizando el verso "Ni me hagas más daño".
Pero el de Zaragoza no fue, sin embargo, el último recital de la cantante antes de entrar hoy en la cárcel de Alcalá de Guadaira (Sevilla). En Huércal-Overa (Almería), Pantoja volvió a subirse al escenario el 18 de octubre pasado donde, tal vez más resignada, le pidió a la Virgen del Rocío "lo más importante que hay: salud".
No obstante, en "Voy a olvidarme de ti" pareció discutir el título al acordarse de Julián Muñoz, su expareja también en prisión, a quien parecían dirigidos los siguientes versos: "Por culpa de ese amor, que es mi condena".
Los afilados dardos de Isabel Pantoja sobre el escenario no eran una novedad. En mayo de 2013, reapareció tras su condena por blanqueo de capitales ante 1.400 personas en Benidor (Alicante) y ahí adaptó al plural la letra de la ranchera "Tu a mí no me hundes", dirigido a no se sabe muy bien quién.
Pero las singulares ruedas de prensa sobre el escenario de Isabel Pantoja ya no tendrán continuación, al menos por ahora. Y eso pese a que la cantante pidió la suspensión de su condena para poder cumplir con sus conciertos en Oviedo, Madrid y Barcelona, que finalmente suspendió.
Los mensajes ocultos y las canciones adaptadas para la ocasión tendrán que esperar a su salida de prisión, aunque quizá ella ya lo preveía cuando le puso nombre a su última e interrumpida gira, bautizada con el título "Hasta que se apague el Sol".