El Puerto de Santa María se puede definir como la Ciudad de los Cien Palacios, la ciudad de la luz y el sol, la ciudad de la costa de arena dorada… Inmersa en uno de los enclaves más vistosos y amables de la comunidad andaluza y en un trocito de una de las provincias con más arte por metro cuadrado, Cádiz, y en la desembocadura del río Guadalete, que baña parte de la sierra gaditana y otro tanto de las ciudades costeras que la conforman.
Así se da forma a una ciudad que ancla sus raíces en los fenicios, y prueba de ello es el Yacimiento de Doña Blanca, que deja al descubierto parte de la historia no solo de esta localidad, sino de la provincia de Cádiz. Una ciudad que cuenta con una población que se aproxima a los 90.000 habitantes, cifra que se duplica en la época estival, porque son muchos los amantes que tiene esta tierra.
Tierra que debe sus orígenes y parte de su idiosincrasia a personas tan ilustres como Alfonso X El Sabio, que dejó como legado a los portuenses el descubrimiento de Santa María del Puerto, o lo que es lo mismo, la Virgen de los Milagros, patrona y alcaldesa perpetua de la ciudad y que, desde hace unos meses, cuenta no solo con el bastón de mando de El Puerto, sino con la medalla de diputado nacional del alcalde, Alfonso Candón. Descubrimiento que se hiciera en el Castillo de San Marcos, que cuenta como uno de los monumentos más admirados y mejor conservados de la localidad y que data de la época musulmana.
Otra persona que hizo grande el nombre de El Puerto es, sin duda, Juan de la Cosa, pues en estas tierras se hizo el primer mapamundi allá por 1.500, fecha muy cercana a un importante viaje que también relanzó este punto del sur como fue la hazaña de Colón. Pero si hablamos de El Puerto no podemos dejar atrás a personalidades como los Duques de Medinaceli, o nombres más recientes como Napoleón y José Bonaparte, pues El Puerto, junto a San Fernando o Cádiz, tiene un papel muy activo en la historia que ronda la constitución de las Cortes de 1810 y la proclamación de la Constitución de 1812, más conocida como La Pepa.
Ciudad con gran esplendor que atesoró importantes palacios señoriales que derivan de las antiguas casas de Cargadores a Indias, etapa que contribuyó a la bonanza de El Puerto gracias al comercio con estas tierras nuevas. Y debido a la cantidad de ellos fue y es conocida como la Ciudad de los Cien Palacios.
Pero no son solo los palacios los que encumbran a El Puerto, sino que el Castillo de San Marcos o la ilustre Iglesia Mayor Prioral, que fue digna sucesora de la Catedral de Sevilla, forman parte del legado de los antepasados de los portuenses y que siguen formando parte del patrimonio de la ciudad, aquel que brindan sus ciudadanos a los visitantes. Junto a ellos, cabe reseñar el Monasterio de la Victoria, conocido por la etapa en que fue convento, pero aún más si cabe por su transformación en Penal, en el que cumplió condena, hasta que consiguiera escaparse, uno de los presos más conocidos de España, El Lute. Y por la historia que entraña, el Palacio de Purullena, casa palacio también recuperada como espacio social para la ciudad y que, dicen las leyendas, sirve aún hoy día de refugio para aquella muchacha que terminó sus días emparedada por su padre para que no tuviera una relación con un esclavo.
Pero no todo queda ahí, porque los restos de la fortaleza de Santa Catalina, en la zona de la playa de La Muralla, la centenaria Plaza de Toros, sus museos, sus bodegas, sus viñedos, las rutas históricas, gastronómicas, culturales o turísticas, hacen que el nombre de la ciudad resuene allá por donde vamos.
Por otro lado, El Puerto de Santa María es un lugar para poder perderse. Quien lo visite puede elegir cualquier destino, la playa, el casco urbano o la sierra, porque es un municipio que puede ofrecer las tres alternativas. Tan fácil es poder surcar el mar en un velero; tomar una ruta a pie por la sierra; visitar una casa-viña para comprender parte del arraigo de la tradición del vino; conocer la gastronomía de la tierra; tomar el sol en cualquiera de las playas, que abarcan 16 kilómetros; tomar la bicicleta para recorrer algún paraje natural; pasear por un casco bodeguero, y así hasta el infinito y así podríamos seguir enumerando.
No podemos olvidar el apego de esta localidad con el deporte, sobresaliendo por encima de cualquier otro el náutico, que nos acerca además a la condición de ser nombrada Ciudad de la Vela, pudiendo presumir de contar con uno de los mejores campos de regata del mundo, y con profesionales de la más alta talla deportiva.
Como otras tantas ciudades andaluzas, El Puerto tiñe sus calles de alegría, bondad y buen carácter de sus gentes, que hacen que la afabilidad sea una característica innata que sobresale por encima de otras. El portuense es especialista en espantar los males, algo que se demuestra con sus fiestas, bien las patronales, como la que ensalza a la Virgen de los Milagros, o una por la que se nos conoce fuera de nuestras tierras como la Feria de Primavera y Fiesta del Vino Fino, y que pone en valor los lunares, el Vino Fino y la alegría de este pueblo. Y a los portuenses se les conocerá por su gastronomía, basada en los productos de la tierra, como pueda ser el pescado o el marisco.