Remontándome tiempo atrás sólo me recuerdo participando en una manifestación dos veces, y ambas contra el terrorismo. Hasta que hace un año y medio aproximadamente las circunstancias obligaron a todos los profesionales de la abogacía a salir a la calle y protestar por la implantación de las tasas judiciales.
No fue una sola vez. Fueron tantas que acabé perdiendo la cuenta. Y no sólo en Jaén, pues el pasado mes de julio y bajo un calor sofocante abogados de toda España nos fuimos a Madrid y por el Paseo de Recoletos, toga incluida, desfilamos en negra procesión letrados de toda España. Como si de un funeral se tratase.
Y Gallardón, como causante de todo este embrollo que nos hizo salir a la calle tantas veces a luchar por nuestra profesión, evidentemente, pero sobre todo por la Justicia y el justiciable. Todos los estamentos que conforman el entramado jurídico se unieron en una misma dirección, algo nada fácil que él precisamente logró sin dificultad.
El efecto de ponerle precio al acceso a la Justicia no se hizo esperar. Calculadora en mano, había que cuantificar económicamente la duda de iniciar un procedimiento o quedarse quieto, impasible y conformarse ante una situación lesiva para un cliente. Ha sido duro, y hemos visto como más de uno ha reculado a la hora de llamar a las puertas de los juzgados. Y es cierto que a veces hay quien pleitea por capricho, pero también lo es que acudir a la Justicia en ocasiones se debe a una imperiosa necesidad.
Dimite Gallardón, se marcha. La retirada de la Ley del Aborto ha propiciado su propia retirada que evidentemente ha sido recibida con fuerte ovación entre quienes han padecido y luchado sus decisiones e inventos.
Alguien le sucederá, y mientras el relevo se produce la pregunta surge ¿Y ahora qué? Con las tasas principalmente, y con tantas otras cosas que afectan y perjudican la Justicia que tenemos en este país.
Colapso de juzgados, retrasos en la celebración de vistas, señalamientos para dentro de un año largo...
Quien releve a Gallardón deberá hacerle una radiografía a la situación, y luego ya priorizar más e inventar menos.
