El cambio estacional viene marcado a un ritmo acelerado y continuado en la clase política portuense de un tiempo a esta parte. La monotonía ha dejado de ser compañera de viaje para el que no deja nada al azar y cuando la falta de coincidencia en la hoja de ruta encuentra la justificación de posicionarse en la línea de salida.
La cuenta atrás comenzó. Hace tiempo que arrancó. Mayo está marcado a fuego en el calendario. Todo lo justifica. Las dimisiones, otra más, o los ceses encubiertos, no son más que la muestra y la constatación de que una nueva etapa comienza.
Nueva era. Nuevo contador a cero. Al igual que caen las hojas preotoñales, los partidos políticos mueven ficha. Unos lo llaman regeneración, otros democratización, movimientos de cara a la galería y algunos, primarias.
Lo cierto, lo constatable es que algo se mueve. Algo está cambiando. Y algo cambiará. Y de cuando de política se trata, las cartas están marcadas. La estrategia viene dada junto a los aires frescos que inundan Peral.
Las hojas, las que brotarán más allá de la primavera, y la tan manida gobernabilidad, ojalá encuentre en los cambios sinceros y en los impuestos, mejor fortuna y mejor suerte. Que surtan efecto y ganemos todos, ellos y nosotros. Mayo está lejos. La realidad, más bien cerca, mientras, que los objetivos no distraigan. El Puerto lo necesita.