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Intervención tardía

A medida que pasan las horas, trascienden nuevos detalles de la secuencia político-financiera que desembocó en la intervención del Banco de España en Caja Castilla-La Mancha...

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A medida que pasan las horas, trascienden nuevos detalles de la secuencia político-financiera que desembocó en la intervención del Banco de España en Caja Castilla-La Mancha. La insostenible situación de falta de liquidez de la entidad que presidía Juan Pedro Hernández Moltó –que intentó paliar buscando la fusión con la andaluza Unicaja–, abocó a los respectivos responsables políticos autonómicos (Barreda y Cháves)a dejar la patata caliente en manos del gobernador del Banco de España. Ahí empezó otro capítulo con nuevas tensiones y nuevos protagonistas.
Fernández Ordóñez, el gobernador, era partidario de intentar la fusión mientras que el subgobernador, José Viñals, era drástico: había que aprovechar la situación para sanear el sector, lo cual equivalía a intervenir la caja destituyendo a su cúpula directiva. Para Viñals, el ejemplo a seguir era la intervención realizada en Banesto a principios de los noventa. Según ha trascendido, al menos dos los directores generales del Banco de España (Villasante y Roldán) respaldaban la línea de actuación planteada por Viñals.

En esa disparidad de criterios, el gobernador, partidario de la concentración de entidades como fórmula para capear el temporal, encontró apoyo en Javier Aríztegui director general de Supervisión. Viñals perdió y, visto el panorama, aceptó una oferta de trabajo en Washington. Pero, lo que son las cosas, al final su tesis es la que se ha impuesto: la fusión de la caja manchega con la andaluza no prosperó porque los responsables de la Unicaja, conocedores de las cuentas de quien les pedía en matrimonio exigieron una dote previa multimillonaria que nadie pudo aportar. No hubo boda y esa ruptura, precipitó la intervención y el susto. Porque, pese a lo proclamado por el vicepresidente Solbes al anunciar la intervención –“una decisión menor, de trámite”–, lo cierto es que la intempestiva reunión extraordinaria del Consejo de Ministros el domingo y, la posterior rueda de prensa de Solbes y Fernández de la Vega, a muchos nos trajo a la memoria la incautación de Rumasa. Si hubieran hecho caso a Viñals, la intervención se habría realizado hace meses. Los hechos le han dado la razón. Veremos a quien le corresponde recibir esta vez el tartazo del Ruiz Mateos de turno.

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