Nunca deja de sorprendernos Juan Galán con su obra. Si hace unos días podían verse algunas colgadas de las paredes de la sala de exposiciones de la Caja Rural de Huelva, junto a nueve de sus compañeros, este domingo lo ha hecho solo, en plena plaza de la Laguna de Ayamonte y cuando se deja caer la noche al olor del azahar y de la cera consumida lentamente, aquí y allí, en cualquier rincón que hace penintencia o da luz a costaleros y a rezos silenciosos.
Cinco rostros de cinco mujeres preparadas al efecto por las manos sabias y expertas de una fotógrafa que, en cualquier momento inunda el mundo con sus grandes obras. Unas expresiones que van del atrevimiento de Malia León a la interpretación penintencial que hace Galán con enorme maestría. Lleva el pincel a recorrer las calles de un lienzo, que se ha convertido en expresión exacta de la elegancia, junto a la penitencia y el perdón. Ha sabido transformar el efecto propuesto para convertirlo en realidad sin fisuras ni interpretaciones.
Juan Galán evoluciona a un ritmo vertiginoso. Es un creador nato y un investigador de sus propias sensaciones, que como nadie sabe transformar en trazos estudiados de pinceles que le obedecen sin la menor resistencia. Para la ocasión ofrece al transeúnte, al curioso, al enamorado de la pintura, del arte sacro, una secuencia corta pero intensa de la mujer en su caminar procesional. Porque Ayamonte estos días se viste de costal, zapatilla o mantilla para hacer el desfile procesional desde hace tantos años, que ya se va perdiendo por la memoria colectiva.
Quien quiera dejarse sorprender por esta colección, solo tiene que dejarse llevar por el olor a cera y a dama de noche, para darse de bruces en uno de los laterales de la vieja pero cautivadora Plaza de la Laguna de Ayamonte. Cinco rostros, cinco expresiones y cinco apuestas por ‘Lágrimas negras’, título de esta nueva ventana abierta al hacer de este joven pero experto pintor ayamontino, Juan Galán, que no deja de sorprendernos cada día que cuelga su obra, donde quiera que sea.