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Jaime de Armiñán, Goya de Honor, se despide con vivas al cine español

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El cineasta Jaime de Armiñán (Madrid, 1927), Goya de Honor 2014, se ha despedido del público que le aplaudía puesto en pie en el auditorio del Centro de Congresos Príncipe Felipe, lanzando un "viva" al cine español.

El presidente de la Academia, Enrique González Macho, entregó con "un enorme placer" el Goya de Honor al cineasta, y se lo dio "de parte de todos los que estamos aquí y de los que están en su casa, del mundo del cine", mientras el director de "Jo, papá", saludó con una gran inocencia al público: "Me alegro de verles a todos ustedes buenos".

Elegantemente vestido con esmoquin negro y pajarita también negra, De Armiñán recibió varios minutos de aplausos desde las gradas del hotel Audtorium de Madrid, donde tiene lugar la XXVIII de los Goya, tras lo que el octogenario ha contado una historia que presentó como "su paso de la niñez a la adolescencia".


Aunque prometió "ser breve", su historia, que comenzaba "justo cuando termina la Guerra Mundial" y su padre era corresponsal de el periódico ABC en París, se alargó por sus recuerdos de un mundo sorprendentemente abierto para un chaval español, tan distinto de lo que vivía en España.

De Armiñán ya tuvo su fiesta particular el pasado 20 de enero, cuando recogió su "Cabezón" ganado a pulso durante más de sesenta años de profesión, sesenta años de amor por el cine que el madrileño no ha dudado en recordar como "lo más maravilloso" de su vida, siempre que le han preguntado.

Jaime de Armiñán, director de obras maestras del cine como "El amor del capitán Brando", con la que ganó la Berlinale de 1974, fue uno de los primeros españoles que pisó el suelo de Hollywood, adonde llevó, primero, "Mi querida señorita" (1971) y después, "El nido" (1980).

Director de cine, autor teatral, realizador de televisión y guionista, se declara sobre todo un escritor metido a cineasta para "ver" las cosas que escribía.

Medalla de Oro de Bellas Artes 1985, Armiñán, que es licenciado en Derecho, aunque nunca ejerció, está en la memoria de los españoles gracias a sus programas de televisión, como "Entre nosotras" (1958), un espacio dedicado a la mujer, que llevaba su esposa, Elena Santonja.

Pero Armiñán recuerda como sus favoritas "Historias de la frivolidad", escrita junto a Ibáñez Serrador; "Una gloria nacional", basada en su abuela, y la premiada "Juncal" (1988), con su amigo Paco Rabal.

Tras pedir un aplauso (que consiguió de inmediato) para su amigo José Luis Borau, el cineasta arengó al auditorio con un "Viva el cine español", antes de despedirse, que también fue correspondido con un aplauso.

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