La categoría “Patrimonio de la Humanidad” (PH) es un sello, una “tercera estrella en la guía Michelín” del Patrimonio Histórico, por la que los sitios así catalogados gozan de reconocimiento internacional. La declaración de un lugar como PH no es solo una forma de promoción sino también el inicio de una larga etapa en la que los patrocinadores se comprometen a la protección del monumento o sitio declarado, un contrato entre la UNESCO y la administración correspondiente. Por eso mismo la categoría de PH puede también retirarse, como decidió el Comité del Patrimonio Mundial, en julio de 2006, con el sitio de Tipasa en Argelia por no haber sabido frenar el proceso de salvaje urbanización en las proximidades. Una situación muy parecida a la que podría plantearse en Medina Azahara si el ayuntamiento cordobés no se pone las pilas.
El problema a veces es que los promotores de estas declaraciones no están pensando tanto en la protección y defensa del Patrimonio sino en pura propaganda, es decir en réditos electorales. Es lo que parece estar ocurriendo en el caso de Jaén, porque el interés del Ayuntamiento por su patrimonio no parece ser notable. No se entiende de otra manera que haya hecho caso omiso a las denuncias planteadas sobre la segura destrucción o deterioro irreversible de las pinturas rupestres de Los Cañones, sin contar el resto de “daños colaterales” que ocasionará la construcción de la presa. Muchos intereses deben estar en juego para que el Ayuntamiento siga defendiendo un proyecto inviable ética y técnicamente, con el que muestran su discrepancia la mayoría de los ciudadanos de la capital. Pero centrémonos en el asunto de las pinturas rupestres.
La UNESCO mantiene un comisionado específico para esta cuestión lo que sin duda es un aval del prestigio internacional del arte rupestre. En 1998 aprobó la declaración como PH del Arte Rupestre del Arco Mediterráneo de la Península Ibérica, un área que afecta a seis comunidades autónomas (Cataluña, Aragón, Valencia, Castilla-La Mancha, Murcia y Andalucía) con 727 sitios. De Jaén se incorporaron conjuntos de Aldeaquemada, de Santiago-Pontones y Quesada. ¿Porqué no se incorporaron a esta declaración las pinturas de Los Cañones del Eliche? Básicamente por un problema en el expediente que sólo incluía algunas tipologías de estas pinturas y probablemente por la escasa difusión pública que se tenía de los abrigos de Jaén. Pero el listado puede ampliarse, como solicitó el Parlamento de Andalucía (2006) con el arte rupestre de Málaga y de Cádiz ¿y el arte rupestre de Jaén no incluido en aquella, el de las Cimbras, Otiñar o Los Cañones del Eliche? La única alternativa actual parece ser ningunearlo, destruirlo o alterarlo gravemente, como pretende el Gobierno con el aplauso del Ayuntamiento de Jaén con los 16 abrigos declarados Bien de Interés Cultural de Los Cañones, muchos de ellos dentro del área inundable de la presa proyectada y cinco directamente afectados por la propia estructura de hormigón.
Salvo opiniones de algún cenutrio, el valor patrimonial de estas pinturas es incuestionable, pero es que además ¡se trata de algunas de las manifestaciones más antiguas de la Historia de la Humanidad! Pienso que cuando la UNESCO analice el expediente de la declaración de la Catedral, se lleve las manos a la cabeza y suelte una sonora carcajada. ¿Cómo incluir en el listado a una ciudad que en vez de pelear por la simple adición de un patrimonio a una declaración ya establecida, está propiciando su destrucción o deterioro irreversible?. Parece evidente que la promoción de la Catedral tiene mayor interés electoral que la de Los Cañones del Eliche, y eso no es de recibo si lo que se trata es de mantener una actitud progresista en materia de defensa del Patrimonio Histórico y Cultural.
Se puede reconducir la actual situación buscando otra alternativa a unas casas ilegales situadas allí donde nunca se tenían que haber construido. Dignificando el paraje de Los Cañones, protegiendo su paisaje natural y cultural, abriendo caminos para su disfrute por la ciudadanía, convirtiendo en una fuente de riqueza y de desarrollo sostenible, a ese pequeño cogollo del Paraíso Interior por el que muchos, entre los que me incluyo, venimos peleando. Igual que por ese pedazo abrumador de arte que es la Catedral de Jaén.