El Consejo de Ministros español concedió recientemente la Medalla de Bellas Artes, al matador de toros Francisco Rivera Ordóñez, a propuesta del Ministerio de Cultura. Dicha concesión la ha fundamentado el ministro basándose en los siguientes términos: “Tras cosechar éxitos en las distintas plazas, a partir de 2000 acortó su número de actuaciones dando prioridad a afinar su técnica que resulta ahora más estética, reposada y profunda. Así lo demuestra en sus últimas faenas reseñables entre las que están las Ferias de Madrid del 2001 y 2002 o la Goyesca del pasado 2008”.
Creo, que el ministro es un mal aficionado y desconoce por completo las tripas del mundo taurino, porque ha demostrado no tener ni pajolera idea de los cánones establecidos para crear arte en el toreo, ya que los argumentos esgrimidos para la concesión de dicha medalla no tienen ningún fundamento.
La que ha liado ha sido menuda, siendo el genuino artista José A. Morante de la Puebla, el primero en levantar la voz contra de dicha concesión.
Sin embargo, una gran camada de toreros y profesionales del toro se taparon como siempre, para evitar los perjuicios que les podía acarrear si se pronunciaban posicionándose en una u otra orilla de la polémica.
Pero, tuvo que ser José Tomás el que acompañado por el maestro Paco Camino, los que tras las declaraciones de Morante, pusieran patas arribas los criterios a seguir en el Ministerio de Cultura para conceder dichas medallas.
Antes de proseguir, quiero dejar claro, mis máximos respetos a todos los toreros y demás profesionales que se ponen delante de un toro bravo.
Pero los argumentos del ministro no se ajustan a lo que debe sustentar los pilares del arte en la Tauromaquia. Ya que Rivera Ordóñez no posee una técnica profunda, reposada y menos es estética, puesto que su toreo tanto con el capote, banderillas y muleta no son para crear escuela, estando a años luz de ser un torero artista, al no estar dotado de ese embrujo y don que tan solo poquísimos toreros poseen.
Pero, como lo cortés no quita lo valiente, debo felicitar a Francisco Rivera Ordóñez por dicha concesión, ya que él no tiene la culpa que le hayan concedido tan distinguido galardón.
También mis máximos respetos a Morante de la Puebla por levantar la liebre y, a Paco Camino y a José Tomás por su actitud devolviendo al ministerio sus respectivas medallas, porque cada cual en España es libre de tomar las decisiones que considere oportuno, como yo de expresar lo que pienso al respecto, al encontrarme en las reglas del juego establecidas en este estado democrático.
Estimadas-os lectores, los que me seguís desde hace años, sabéis que soy absolutamente libre y no me
encuentro sometido a presiones de tipo alguno. Y como de mí hambre mando yo y de mi dignidad también, me he metido en este charco porque esta polémica viene a reflejar bien a las claras, el estado tan putrefacto que se encuentran tanto España como el mundo del toro. Pero esto no es de ahora porque ya Ortega y Gasset dijo: “La historia del toreo está ligada a la de España, tanto que sin conocer la primera, resultará imposible comprender la segunda”.
Y, al conocer servidor de ustedes, querido pueblo, algo de la historia de España y de la Tauromaquia, no me ha extrañado en absoluto la concesión de dicha medalla, porque en este país que tiene como patrimonio nacional al toro de Osborne en las carreteras, la mayoría de los premios que se conceden en la cultura, literatura y demás artes a nivel local, autonómico y estatal es a dedo a través del tráfico de influencias.
Por consiguiente, no siempre son galardonados los mejores, sino los que el poder político, económico y los mercaderes quieren. Y tanto España como el mundo de los toros de seguir la decadente línea actual saltarán por los aires, porque los principales enemigos tanto de España como de la Fiesta, son una gran parte de la desvergonzada clase política española y los profesionales (toreros, empresarios, apoderados…) que viven y se enriquecen de ellas respectivamente. Siendo el pueblo llano así como el toro bravo los más honrado y decentes tanto en España como en la Fiesta.