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Cirugía Mayor Ambulatoria

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No es novedad que en los últimos años los recortes presupuestarios en el Instituto de Estudios Giennenses han sido sustanciales en lo que atañe a su actividad académica. Pese lo cual, la Sección de Medicina de esta institución, entre otras, ha sacado fuerzas de flaqueza y presentado un programa docente muy estimable, merced al esfuerzo generoso de sus integrantes, numerarios y colaboradores. He asistido a dos de las conferencias magistrales impartidas: la titulada “Biografía del Dr. Bernabé Soriano de la Torre”, en la que el ponente, Dr. Antonio Salido Sánchez, hizo una acabada semblanza de aquél gran clínico que fue D. Bernabé, el llamado médico de los pobres por su labor humanitaria; la otra aportación corresponde al Dr. José M. Capitán Vallvey, con enunciado muy provocativo: “Crisis en el sistema sanitario: ¿qué puede aportar la Cirugía Mayor Ambulatoria (CMA)?”. Como Jefe de este Servicio en Jaén, Capitán es toda una autoridad en la materia y merece nuestra atención.


Que existe una crisis sanitaria en España es hecho indudable, y que la penuria económica ha obligado a medidas restrictivas, no puede negarse. Y si los pacientes se quejan del copago, los sanitarios en general y médicos más en concreto no se hallan satisfechos: hay recortes salariales, mengua de contratos temporales, disminución de las plantillas, aumento de la jornada de trabajo e incertidumbres. Mas la CMA puede motivar a los sanitarios y reducir los gastos, aumentando la eficiencia.


¿En qué consiste la CMA? Se trata de una modalidad asistencial que se presta a procesos subsidiarios de cirugía que exigen cuidados postoperatorios poco intensivos y de corta duración, por lo que no precisan ingreso hospitalario: son dados de alta el mismo día sin pernoctar en el centro. Las características ventajosas incluyen: menor agresión quirúrgica, más rápida recuperación, no se alteran apenas los hábitos del enfermo, la atención es más individualizada, no hay desarraigo familiar y las complicaciones postoperatorias se reducen. La infección hospitalaria se elude. La eficiencia de la CMA exige un equipo médico entrenado y muy motivado, con autonomía y estricta selección de los enfermos.


Las ventajas de esta modalidad quirúrgica han sido tan evidentes que se ha producido un rápido incremento de su praxis: en el SAS, se ha pasado de 80.441 intervenciones en el año 2000 a 212.878 en 2011. Es dispar el número de actuaciones en las diversas especialidades, destacando Oftalmología con más del 90% del total; en todo caso, el abanico es amplio e incluye diversas intervenciones cutáneas, odontológicas, traumatológicas, artroscopias, varices, herniorrafias e incluso colecistectomías laparoscópicas. Desde el punto de vista económico, la CMA ahorra entre un 25 y un 68% del gasto ocasionado por la cirugía convencional (con ingreso) para el mismo procedimiento.
En resumen: la crisis sanitaria es económica, pero no sólo económica; el Sistema de Salud está obligado a incrementar su eficiencia y a ello colabora la CMA, que está induciendo una reducción de las camas de hospitalización.

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