Así lo pone de manifiesto un estudio realizado por la revista Consumer a raíz del análisis de cuatro bibliotecas públicas de la capital (una universitaria, dos municipales y una autonómica). El estudio se llevó a cabo por los técnicos de la publicación el pasado diciembre, visitando las instalaciones para valorar el estado general de cada una en aspectos como la información, los servicios, la accesibilidad, seguridad y limpieza.
El informe recoge el análisis de bibliotecas públicas de 18 ciudades, concluyéndose que el valor medio es aceptable. Así, Cádiz se sitúa en la media global del informe junto con Valladolid, Málaga, Oviedo, Sevilla y Valencia. Pero no es un dado halagüeño. La revista lo califica de “mediocre”, puesto que se constatan numerosas carencias que deben mejorarse.
Según se recoge en el informe, las carencias se localizan en temas como seguridad y servicios, donde recibieron un “aceptable”. Pero “especialmente graves” fueron los fallos en información y atención al usuario que suspenden con un “regular”. Pese a ello, los cuatro centros aprueban con un “bien” en limpieza y mantenimiento, fondos bibliográficos y accesibilidad.
Para comprobar el servicio de información se realizó una prueba práctica de búsqueda de un libro en los ordenadores-catálogos. “Se comprobó la sencillez del manejo del sistema implantado en todos los casos analizados, excepto en una donde sólo había un ordenador-catálogo y estaba estropeado”, argumentan. Además, a la hora de consultar cómo hacer el carné de la biblioteca, “el trato dado por los trabajadores fue regular o muy malo en la mitad de los centros visitados”.
En materia de seguridad se repitieron los fallos, aunque en menor medida, registrándose salidas de emergencia sin señalizar, falta de extintores y de detectores de humo o fuego. En cuanto a los servicios, los puestos informáticos no estaban bien distribuidos, no se podía reservar un punto de lectura o estudio en ningún centro y en la mitad no existe zona wifi.
Pero, como puntualiza el estudio, “no todo es negativo”. Destacan especialmente los amplios horarios de atención al público, ya que todos los centros abren sus puertas de lunes a viernes de 9 a 21 horas de forma ininterrumpida e, incluso, dos de ellos están abiertos los sábados por la mañana.
Por último, los apartados de limpieza y mantenimiento de las instalaciones y fondos y las medidas de accesibilidad superaron la prueba sin problemas. “Ni rastro de suciedad o desorden, y en la mayoría de las bibliotecas había salas amplias para permitir el paso de usuarios en silla de ruedas y aseos adaptados”, concluye el estudio.