"Hacer a la vez Camera Café y Doctor Mateo lo ha cambiado todo para mí"
El actor y músico de San Fernando trabaja en un disco propio mientras actúa en Madrid en el espectáculo 'The Hole'.
Está en Madrid pero se escapó a La Isla para recoger el Timón de Oro que se ofrece a personas y personalidades de San Fernando que llevan la ciudad por montera. Él lo hace y no faltó a la cita mientras interpreta en la capital de Reino The Hole y prepara un disco con canciones suyas para hacer realidad un sueño. Lo importante es querer hacer las cosas y hacerlas, dice. En resumen, no arrepentirse nunca de no haberlo intentado.
—Le dieron la semana pasada el Timón de Oro. ¿Es de oro?
—Tendría que mirarlo. No lo he mordido como Nadal pero no importa que sea de oro. Para mí lo es.
—No está de más saberlo porque hay muchos letreros amarillos. Cuando hablan de los brotes verdes no me fío pero mantengo que cuando quiten esos letreros se habrá acabado la crisis. De todas formas, un Timón de Oro muy merecido. Tengo el honor de ser amigo tuyo en Facebook y sé que eres uno de los grandes propagandistas de San Fernando por todo el mundo y entre las miles de personas que te siguen. Mantienes el cabreo con las torres de la Casería…
—Es una lucha personal.
—Pero te encanta vender San Fernando.
—A mí sí. No tengo problemas por eso porque tengo la suerte de ser de aquí y gustarme. Tampoco quiero ser más cañaílla que nadie, soy lo que soy y hago propaganda de lo que me gusta, que es esto.
—Te puedo ver en una serie de televisión, en una película, en un teatro como actor o como showman, tocando la trompeta, la guitarra… ¿Qué hacías en el colegio?
—Pues, la tarea y jugar al baloncesto. Eran mis grandes aficiones. Y la flauta. Yo gané un concurso de flauta de pico, dos, en La Salle y ahí empezó todo.
—Estas cosas comienzan por cosas que no se esperan y que sacan lo que uno lleva dentro, empieza a trabajarlo, a desarrollarlo… Porque hay mucho trabajo detrás de la carrera de un actor, en este caso polifacético como tú.
—En mi caso sí, en los de otros, no lo sé. En mi caso sí porque siempre me ha gustado hacer muchas cosas y todavía sigo, de hecho, no creo que haya llegado todavía a ningún sitio, pienso que todavía me queda mucho y por eso sigo preparándome.
—¿Qué estás haciendo últimamente?
—Ahora mismo estoy en Madrid haciendo The Hole, un espectáculo de Paco León e Yllana que creó Paco y ahora lo interpreto yo junto con La Terremoto de Alcorcón algunos días también y estoy muy feliz porque era para un mes y lleva más de tres y seguramente nos quedaremos hasta junio. Y posiblemente dentro de menos de un mes comience a grabar un disco que es otra de mis ilusiones que tengo desde hace muchos años, con mis propias canciones. Quizá lo convirtamos en un espectáculo, en un concierto… No lo sé. Lo que salga de ahí.
—Está todo muy difícil y hay que pensárselo mucho antes de dar el paso para asegurarse que va a mantenerse.
—Hay que ser valiente y arriesgarse y tirar para adelante, como ha hecho mi hermana montando D-pilate aquí en San Fernando, ha levantado la cabeza y ha abierto un negocio nuevo. No hay que tener miedo. Ahora todo el mundo pregona mucho el miedo y a algunos les interesará que tengamos miedo. Yo no lo tengo y apoyo a la gente que no lo tiene para lanzarse y hacer lo que realmente quiere y lo que le gusta, e intentarlo. Para equivocarse siempre hay tiempo. Si nos equivocamos lo volveremos a intentar.
—Vamos por partes. El cine español que se dice que se vende poco, a excepción de Torrente, Santiago Segura que lo vende todo. ¿Por qué ocurre? ¿Quizá porque quiere ser demasiado bueno y poco comercial?
—No lo sé realmente. Teniendo en cuenta que ahora las series españolas cada vez se ven más y mejor, y a la gente le gustan y las disfrutan y se lo pasa bien, con el cine debería pasar lo mismo, pero de momento no está pasando. Cada vez que me hacen esa pregunta me quedo un poco igual, no lo sé. Si yo tuviera la solución para el cine español no estaría aquí. Pero hacen películas buenas. Yo soy académico y las veo casi todas y evidentemente no son todas buenas, pero hay muchas buenas que no llegan a ser distribuidas, no llegan a tener la posibilidad de que la gente las vean, o el poco dinero que les queda no les da para promocionarse, que es una de las grandes virtudes de Santiago Segura que es la promoción y es un maestro, aparte de que las películas son divertidas y a la gente le gustan. Hay que invertir también en promoción, hay que saber hacer. Los americanos para eso son unos maestros y deberíamos aprender un poco.
—Sin embargo, con las series –que es algo que quería comentar después, pero bueno está- existía una especie de complejo ante las series americanas y los españoles se han puesto a hacer series muy buenas, de todas clases, de humor o las series de televisión históricas que son ya palabras mayores, que siempre han tenido fama junto a las series inglesas. Ahí se han quitado el complejo, se ha visto que hay material para hacer muchas cosas. Pero parece que falta algo, la financiación… Y perdona que me extienda, pero lo último de lo que me he enterado es de los miles de euros que cuesta un minuto de una serie.
—Hay mucha gente que está detrás de la cámara, no sólo un director y un actor. En Doctor Mateo, el equipo, intentando ser reducido, eran más de 80 personas, pagar a toda esa gente, la localización… no es barato hacer eso. Por eso hay que venderlo bien. Pero se están haciendo cosas de mucha calidad y a la gente le gusta. Materia prima hay y está más que demostrado.De hecho, ¿cuántas series hay y se están haciendo y se van a hacer? La verdad es que antiguamente hacer una serie de televisión era como algo de segunda división. Un actor que trabajaba en la tele era como de segunda clase. Ahora es todo lo contrario, si haces televisión es más fácil que hagas teatro porque la gente va a verte o que hagas cine, incluso. Hoy en día la televisión está encima de todo.
—Yo siempre he mantenido que las series vienen a servir como una especie de refugio de los actores si están en el paro, o bien permiten entrar y salir, y se demuestra en los guiones, permiten una versatilidad que no permitiría otra actividad.
—Hombre, se ruedan la mayoría en Madrid y tienes la posibilidad de hacer teatro por la noche si quieres… Pero la verdad es que yo, después de haber tenido esa experiencia durante varios años de hacer teatro y televisión a la vez… es muy cansado y muy agotador. Ha tenido compañeros que han tenido que parar de hacer eso porque no podían más. Y yo he estado a punto. Pero vamos, que hacer televisión hoy en día es un regalo. Los mejores papeles de mi vida me los ha dado la tele, los dos últimos, sobre todo. Y si vuelvo a poder hacer algo lo haré encantado. El cine también está muy bien y si puedo también lo haré, no tengo problema, pero de momento lo que se hace en la televisión es muy interesante, muy válido y escriben cosas muy buenas para los actores.
—Doctor Mateo ha supuesto un espaldarazo importante para tu carrera, precisamente por la trascendencia de la televisión, que no es el cine que hay que ir a verlo; aquí viene la televisión y se te mete en tu casa.
—Y es gratis. La conjunción de Doctor Mateo y Camera Café´ ha sido lo que evidentemente ha cambiado todo para mi, sobre todo por ser dos papeles tan dispares que es una suerte por otro lado que hayan tenido la confianza en mí para poder hacer cosas tan diferentes cuando lo más sencillo es que la gente tienda a pensar siempre en una dirección. En mi caso me han ido dando siempre papeles muy diferentes y afortunadamente creo que se me empieza a conocer como un actor capaz de hacer cosas variadas, que es algo muy complicado.
—Además del directo, que es lo que te encanta.
—El directo es lo mío. Yo soy actor de público.
—Hablando de la otra faceta tuya, la música, que te apasiona. Quitando La banda de la María, has hablado de un proyecto, de un disco. Ahí también está la cosa dura.
—Sí, pero me da igual. Yo quiero grabar un disco y quiero cantar mis canciones en directo. En lo último que pienso es en venderlo, sinceramente. Sé que está mal la venta de disco pero sé que no está tan mal el directo, los conciertos. Y es que me da igual, si existen problemas ya los veré cuando lleguen, pero de antemano no pienso en ello.
—Decían Serrat y Sabina últimamente que la industria discográfica estaba jodida pero que se cantaba muy bien en los pub. Quizá haya que reinventarse o volver para atrás.
—A lo mejor, pero no me los veo yo a ellos cantando en pub, pero puede que lo hagan. Yo seguramente lo haré y estaré encantado. Te lo juro, a mí lo que me hace ilusión ahora mismo es sentarme al piano y con mi banda nueva que formaré en Madrid, tocar mis canciones. Para diez, quince, cien, mil personas, cuantas más mejor. Pero lo que quiero es hacer eso, de momento, y si va bien, adelante. Una vez que tenga grabado el disco mi proyecto es bastante amplio, quiero hacer un concierto, un espectáculo pequeño o grande que pueda ser vendido de muchas formas diferentes, con muchos músicos, con pocos, con ninguno… Hay que inventarse muchas maneras para poder vender, que es lo que hay que hacer ahora porque si de repente piensas en un proyecto muy grande me lo puedo comer con papas. Yo pienso en un proyecto muy versátil, que es lo que nos puede venir bien.
—Hablas de una banda nueva que supongo que es para ese disco. La banda de la María es otra cosa.
—La banda de la María es otro proyecto. De hecho nos vamos a un festival en Inglaterra que me hace una ilusión impresionante porque hace mucho tiempo que no toco con ellos y sobre todo que no salgo con ellos fuera, porque ya hemos estado en Noruega, en Alemania, en París, en Portugal… y ha sido una experiencia maravillosa porque hemos ido a festivales con otras bandas, hemos aprendido mucho y lo hemos pasado muy bien. Y tengo una ilusión por ir en julio a Durham, en Inglaterra, bárbara. Yo estoy loco por estar con ellos, siempre estaré con ellos y además, me deben dinero, así que no puedo separarme mucho. Mi proyecto personal es otra cosa, otra banda porque estoy en Madrid y ellos están en Sevilla, porque es otro tipo de música la que voy a hacer. No es una infidelidad; es simplemente una relación paralela.
—Hablamos de la situación en general en España. ¿Es suficiente con estar indignado o con estar acojonados tenemos bastante?
—Yo creo que todo el que quiera quejarse, que se queje, que levante su voz y que se exprese, aunque ya hemos visto que expresar tu opinión te puede acarrear una somanta de hostias. Pero bueno, igual hay que seguir haciéndolo.
—Ha surgido la polémica sobre el papel de los intelectuales y los artistas en todo lo que está ocurriendo, que están excesivamente callados.
—¿Ah, sí? Yo tampoco soy un artista excesivamente político. Tengo mis ideas pero no me gusta mezclarlas. Se me podrá ver en manifestaciones, algunas… Yo siempre he estado muy implicado con el pueblo saharaui y con el pueblo palestino porque estuve allí hace años y los conocí y los siento muy cercanos. Pero existen muchas maneras de luchas y cada uno encuentra la suya. Que están demasiado callado los intelectuales, ¿por qué? ¿Más que los albañiles o que los…?
—Está callado todo el mundo.
—No sé. Habrá que ver a cada uno cómo está. Yo veo a los intelectuales bastante activos, generalmente más que al resto de colectivos. Creo yo. No sé si eso es así o no. Tendré que estudiarlo.
—¿Un consejo para salir de esta? Aunque ya lo decías antes, el optimismo…
—La autogestión, que no es fácil. No todo el mundo tiene la capacidad de fabricarse su propia aventura. Pero generalmente tenemos mucha más capacidad de la que explotamos y de eso nos beneficiamos los que nos lanzamos. Yo aconsejo ánimo, adelante y a luchar. Los que luchen conseguirán más cosas que los que no.
—Le dieron la semana pasada el Timón de Oro. ¿Es de oro?
—Tendría que mirarlo. No lo he mordido como Nadal pero no importa que sea de oro. Para mí lo es.
—No está de más saberlo porque hay muchos letreros amarillos. Cuando hablan de los brotes verdes no me fío pero mantengo que cuando quiten esos letreros se habrá acabado la crisis. De todas formas, un Timón de Oro muy merecido. Tengo el honor de ser amigo tuyo en Facebook y sé que eres uno de los grandes propagandistas de San Fernando por todo el mundo y entre las miles de personas que te siguen. Mantienes el cabreo con las torres de la Casería…
—Es una lucha personal.
—Pero te encanta vender San Fernando.
—A mí sí. No tengo problemas por eso porque tengo la suerte de ser de aquí y gustarme. Tampoco quiero ser más cañaílla que nadie, soy lo que soy y hago propaganda de lo que me gusta, que es esto.
—Te puedo ver en una serie de televisión, en una película, en un teatro como actor o como showman, tocando la trompeta, la guitarra… ¿Qué hacías en el colegio?
—Pues, la tarea y jugar al baloncesto. Eran mis grandes aficiones. Y la flauta. Yo gané un concurso de flauta de pico, dos, en La Salle y ahí empezó todo.
—Estas cosas comienzan por cosas que no se esperan y que sacan lo que uno lleva dentro, empieza a trabajarlo, a desarrollarlo… Porque hay mucho trabajo detrás de la carrera de un actor, en este caso polifacético como tú.
—En mi caso sí, en los de otros, no lo sé. En mi caso sí porque siempre me ha gustado hacer muchas cosas y todavía sigo, de hecho, no creo que haya llegado todavía a ningún sitio, pienso que todavía me queda mucho y por eso sigo preparándome.
—¿Qué estás haciendo últimamente?
—Ahora mismo estoy en Madrid haciendo The Hole, un espectáculo de Paco León e Yllana que creó Paco y ahora lo interpreto yo junto con La Terremoto de Alcorcón algunos días también y estoy muy feliz porque era para un mes y lleva más de tres y seguramente nos quedaremos hasta junio. Y posiblemente dentro de menos de un mes comience a grabar un disco que es otra de mis ilusiones que tengo desde hace muchos años, con mis propias canciones. Quizá lo convirtamos en un espectáculo, en un concierto… No lo sé. Lo que salga de ahí.
—Está todo muy difícil y hay que pensárselo mucho antes de dar el paso para asegurarse que va a mantenerse.
—Hay que ser valiente y arriesgarse y tirar para adelante, como ha hecho mi hermana montando D-pilate aquí en San Fernando, ha levantado la cabeza y ha abierto un negocio nuevo. No hay que tener miedo. Ahora todo el mundo pregona mucho el miedo y a algunos les interesará que tengamos miedo. Yo no lo tengo y apoyo a la gente que no lo tiene para lanzarse y hacer lo que realmente quiere y lo que le gusta, e intentarlo. Para equivocarse siempre hay tiempo. Si nos equivocamos lo volveremos a intentar.
—Vamos por partes. El cine español que se dice que se vende poco, a excepción de Torrente, Santiago Segura que lo vende todo. ¿Por qué ocurre? ¿Quizá porque quiere ser demasiado bueno y poco comercial?
—No lo sé realmente. Teniendo en cuenta que ahora las series españolas cada vez se ven más y mejor, y a la gente le gustan y las disfrutan y se lo pasa bien, con el cine debería pasar lo mismo, pero de momento no está pasando. Cada vez que me hacen esa pregunta me quedo un poco igual, no lo sé. Si yo tuviera la solución para el cine español no estaría aquí. Pero hacen películas buenas. Yo soy académico y las veo casi todas y evidentemente no son todas buenas, pero hay muchas buenas que no llegan a ser distribuidas, no llegan a tener la posibilidad de que la gente las vean, o el poco dinero que les queda no les da para promocionarse, que es una de las grandes virtudes de Santiago Segura que es la promoción y es un maestro, aparte de que las películas son divertidas y a la gente le gustan. Hay que invertir también en promoción, hay que saber hacer. Los americanos para eso son unos maestros y deberíamos aprender un poco.
—Sin embargo, con las series –que es algo que quería comentar después, pero bueno está- existía una especie de complejo ante las series americanas y los españoles se han puesto a hacer series muy buenas, de todas clases, de humor o las series de televisión históricas que son ya palabras mayores, que siempre han tenido fama junto a las series inglesas. Ahí se han quitado el complejo, se ha visto que hay material para hacer muchas cosas. Pero parece que falta algo, la financiación… Y perdona que me extienda, pero lo último de lo que me he enterado es de los miles de euros que cuesta un minuto de una serie.
—Hay mucha gente que está detrás de la cámara, no sólo un director y un actor. En Doctor Mateo, el equipo, intentando ser reducido, eran más de 80 personas, pagar a toda esa gente, la localización… no es barato hacer eso. Por eso hay que venderlo bien. Pero se están haciendo cosas de mucha calidad y a la gente le gusta. Materia prima hay y está más que demostrado.De hecho, ¿cuántas series hay y se están haciendo y se van a hacer? La verdad es que antiguamente hacer una serie de televisión era como algo de segunda división. Un actor que trabajaba en la tele era como de segunda clase. Ahora es todo lo contrario, si haces televisión es más fácil que hagas teatro porque la gente va a verte o que hagas cine, incluso. Hoy en día la televisión está encima de todo.
—Yo siempre he mantenido que las series vienen a servir como una especie de refugio de los actores si están en el paro, o bien permiten entrar y salir, y se demuestra en los guiones, permiten una versatilidad que no permitiría otra actividad.
—Hombre, se ruedan la mayoría en Madrid y tienes la posibilidad de hacer teatro por la noche si quieres… Pero la verdad es que yo, después de haber tenido esa experiencia durante varios años de hacer teatro y televisión a la vez… es muy cansado y muy agotador. Ha tenido compañeros que han tenido que parar de hacer eso porque no podían más. Y yo he estado a punto. Pero vamos, que hacer televisión hoy en día es un regalo. Los mejores papeles de mi vida me los ha dado la tele, los dos últimos, sobre todo. Y si vuelvo a poder hacer algo lo haré encantado. El cine también está muy bien y si puedo también lo haré, no tengo problema, pero de momento lo que se hace en la televisión es muy interesante, muy válido y escriben cosas muy buenas para los actores.
—Doctor Mateo ha supuesto un espaldarazo importante para tu carrera, precisamente por la trascendencia de la televisión, que no es el cine que hay que ir a verlo; aquí viene la televisión y se te mete en tu casa.
—Y es gratis. La conjunción de Doctor Mateo y Camera Café´ ha sido lo que evidentemente ha cambiado todo para mi, sobre todo por ser dos papeles tan dispares que es una suerte por otro lado que hayan tenido la confianza en mí para poder hacer cosas tan diferentes cuando lo más sencillo es que la gente tienda a pensar siempre en una dirección. En mi caso me han ido dando siempre papeles muy diferentes y afortunadamente creo que se me empieza a conocer como un actor capaz de hacer cosas variadas, que es algo muy complicado.
—Además del directo, que es lo que te encanta.
—El directo es lo mío. Yo soy actor de público.
—Hablando de la otra faceta tuya, la música, que te apasiona. Quitando La banda de la María, has hablado de un proyecto, de un disco. Ahí también está la cosa dura.
—Sí, pero me da igual. Yo quiero grabar un disco y quiero cantar mis canciones en directo. En lo último que pienso es en venderlo, sinceramente. Sé que está mal la venta de disco pero sé que no está tan mal el directo, los conciertos. Y es que me da igual, si existen problemas ya los veré cuando lleguen, pero de antemano no pienso en ello.
—Decían Serrat y Sabina últimamente que la industria discográfica estaba jodida pero que se cantaba muy bien en los pub. Quizá haya que reinventarse o volver para atrás.
—A lo mejor, pero no me los veo yo a ellos cantando en pub, pero puede que lo hagan. Yo seguramente lo haré y estaré encantado. Te lo juro, a mí lo que me hace ilusión ahora mismo es sentarme al piano y con mi banda nueva que formaré en Madrid, tocar mis canciones. Para diez, quince, cien, mil personas, cuantas más mejor. Pero lo que quiero es hacer eso, de momento, y si va bien, adelante. Una vez que tenga grabado el disco mi proyecto es bastante amplio, quiero hacer un concierto, un espectáculo pequeño o grande que pueda ser vendido de muchas formas diferentes, con muchos músicos, con pocos, con ninguno… Hay que inventarse muchas maneras para poder vender, que es lo que hay que hacer ahora porque si de repente piensas en un proyecto muy grande me lo puedo comer con papas. Yo pienso en un proyecto muy versátil, que es lo que nos puede venir bien.
—Hablas de una banda nueva que supongo que es para ese disco. La banda de la María es otra cosa.
—La banda de la María es otro proyecto. De hecho nos vamos a un festival en Inglaterra que me hace una ilusión impresionante porque hace mucho tiempo que no toco con ellos y sobre todo que no salgo con ellos fuera, porque ya hemos estado en Noruega, en Alemania, en París, en Portugal… y ha sido una experiencia maravillosa porque hemos ido a festivales con otras bandas, hemos aprendido mucho y lo hemos pasado muy bien. Y tengo una ilusión por ir en julio a Durham, en Inglaterra, bárbara. Yo estoy loco por estar con ellos, siempre estaré con ellos y además, me deben dinero, así que no puedo separarme mucho. Mi proyecto personal es otra cosa, otra banda porque estoy en Madrid y ellos están en Sevilla, porque es otro tipo de música la que voy a hacer. No es una infidelidad; es simplemente una relación paralela.
—Hablamos de la situación en general en España. ¿Es suficiente con estar indignado o con estar acojonados tenemos bastante?
—Yo creo que todo el que quiera quejarse, que se queje, que levante su voz y que se exprese, aunque ya hemos visto que expresar tu opinión te puede acarrear una somanta de hostias. Pero bueno, igual hay que seguir haciéndolo.
—Ha surgido la polémica sobre el papel de los intelectuales y los artistas en todo lo que está ocurriendo, que están excesivamente callados.
—¿Ah, sí? Yo tampoco soy un artista excesivamente político. Tengo mis ideas pero no me gusta mezclarlas. Se me podrá ver en manifestaciones, algunas… Yo siempre he estado muy implicado con el pueblo saharaui y con el pueblo palestino porque estuve allí hace años y los conocí y los siento muy cercanos. Pero existen muchas maneras de luchas y cada uno encuentra la suya. Que están demasiado callado los intelectuales, ¿por qué? ¿Más que los albañiles o que los…?
—Está callado todo el mundo.
—No sé. Habrá que ver a cada uno cómo está. Yo veo a los intelectuales bastante activos, generalmente más que al resto de colectivos. Creo yo. No sé si eso es así o no. Tendré que estudiarlo.
—¿Un consejo para salir de esta? Aunque ya lo decías antes, el optimismo…
—La autogestión, que no es fácil. No todo el mundo tiene la capacidad de fabricarse su propia aventura. Pero generalmente tenemos mucha más capacidad de la que explotamos y de eso nos beneficiamos los que nos lanzamos. Yo aconsejo ánimo, adelante y a luchar. Los que luchen conseguirán más cosas que los que no.
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