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Rubalcaba paga por ZP Zapatero

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El candidato Rubalcaba está comprobando estos días que en el mundo de la política el cartero también llama dos veces.


La ominosa sombra del ‘caso Faisán’ se proyecta sobre él en razón de su pasada ejecutoria como ministro del Interior. Llegó al Ministerio en un mal momento, con un Zapatero empecinado en pasar a la historia y predispuesto a una política de barra libre en el proceso de negociación con la banda terrorista ETA.

Por aquellos días trascendió la renuencia de Rubalcaba a la forma como se estaban llevando los contactos, pero lo cierto es que no por eso resignó la encomienda ministerial así que, en términos políticos, es lícito que la oposición le recuerde y exija responsabilidades por el infamante chivatazo policial. Máxime estando como están encausados un ex director general de la Policía y otros dos mandos.

Decía que el cartero de la política siempre llama dos veces porque, esta semana, los jueces de la Audiencia Nacional deciden si mantienen la calificación del chivatazo como un delito de colaboración con banda armada o si revocan esa etiqueta para dejarlo en revelación de secretos oficiales y remiten el sumario a los juzgados de Irún. No es una cuestión baladí.

Si optan por lo primero, el caso le puede complicar políticamente las cosas al candidato en un registro, además, claramente impopular porque más allá de las fantasías de Zapatero, son pocos los ciudadanos dispuestos a mirar hacia otra parte dejando pasar sin sanción moral y penal un hecho de naturaleza tan infamante como fue el mencionado chivatazo.

Tengo para mí que más de una vez, en su fuero interno, el candidato habrá lamentado no haber sido capaz de disuadir a Zapatero de aquella irreflexiva pulsión que le llevó a mantener abiertos los contactos con la banda terrorista incluso después del atentado en la T4, pero no lo consiguió y por eso debe pechar con las consecuencias mientras ve cómo el responsable de todo aquel desastre se dispone a volver a León. La política es así. No siempre paga quien ha hecho el gasto. En el caso del Faisán, Rubalcaba paga por ZP.

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