El Real Teatro de las Cortes se llenaba un año más para escuchar las palabras de pregonero de la Semana Santa de La Isla 2025, Eduardo Coto Martínez.
El acto dio comienzo con el rezo del Ángelus por parte del padre Gonzalo Núñez, tras el que sonó la marcha elegida por el pregonero Alma de Trinidad de Eloy García. Fue Javier Álvarez el que tomó posteriormente la palabra para presentar al pregonero. Para ello, realizó un relato de la vida del pregonero unida a la suya desde su niñez, además, quiso resaltar igualmente todas las facetas de Eduardo, no solo como cofrade o cargador, si no también como editor o articulista de periódicos. Hizo hincapié en que es un ejemplo como cofrade y cristiano comprometido.
El pregonero comenzó su relato llamando a los cofrades a "despertar de ese letargo" para unirse a la celebración de la Semana Santa. También hizo constar la tradición cofrade y la importancia de la fe en La Isla de San Fernando.
Eduardo Coto hizo de su pregón un camino por la Pasión de Jesús a través de la Semana Santa isleña, comenzando por el Domingo de Ramos, día significativo para los cofrades, lleno de tradiciones y recuerdos de infancia. Pero también quiso ir intercalando momentos de su vida cofrade, como su infancia en la Hermandad de Medinaceli o rezando con su familia, recordando que de su padre aprendío a "ser un cofrade comprometido" y de su madre a "rezar y ser mejor cristiano", todo ello moldeó su identidad como cofrade.
Y siendo un cofrade de Medinaceli desde su infancia, no pudo si no cantar a su Jesús de Medinaceli con palabras como "y desde entonces en La Isla Jesús Cautivo y Rescatado, no se encuentra otra mirada, que sea más dulce y serena. Hablar de Medinaceli es hablar de mi familia, y hablar de mi familia, es al mismo tiempo hablar de mi hermandad", con estas palabras comenzaría una parte del pregón dedicada a la familia, no solo la biológica si no que afirmó que "las relaciones en la hermandad trascienden la amistad", convirtiendo a amigos en "hermanos". Relató algunas anécdotas de su familia el Lunes Santo, cuando todos se revisten con su túnica. También agradeció a Jesús la familia que le ha dado y a esos padres a los que "adora", haciendo un pequeño homenaje a su padre, que fuera hermano mayor de la hermandad, dedicándole su pregón. Y no quiso dejar pasar la ocasión para tener unas bellas palabras para relatar el encuentro con la que años más tarde fue su mujer, Almudena, en aquel Jueves Santo.
Tampoco quiso olvidarse en su pregón de los que denominó "viejos cofrades", los que "pusieron los cimientos" para lo que hoy en día es nuestra Semana Santa, porque ellos "fueron nuestros viejos y últimos auténticos cofrades".
Llegando ya casi al final, tuvo unos versos para su Virgen de la Trinidad, y recordó la primera vez que la vio en el taller de Álvarez Duarte. "Y allí, quietecita y juvenil, estaba ella. La vi, me detuve, y sentí despertar a una vida de sensaciones y devoción".
Finalizó este pregón de vivencias recordando que "la Semana Santa en La Isla no es solo cosa de unos días, que la Semana Santa en La Isla, para nosotros los cofrades, dura todo el año".