El Ayuntamiento isleño ha tomado medidas por la ola de frío que azota al país, que está dejando mínimas de cinco grados en San Fernando, para la atención a las personas sin hogar. De hecho, las plazas llevan ampliadas todo el invierno desde que se produjo la DANA, a finales de octubre. En total, se han incrementado diez plazas de hombres y una de mujer por el frío y, por el momento, hay plazas disponibles, con lo que desde el Gobierno local consideran que los recursos son suficientes y adecuados a las necesidades existentes.
En total, según detallan, hay 35 plazas de hombres y 6 de mujeres, contando con las ampliadas con motivo de la campaña del frío. Ahora mismo sigue habiendo libres 12 de hombres y 4 de mujeres. De hecho, desde el Ejecutivo municipal destacan que gracias a la "apuesta permanente" y la "inversión sostenida" San Fernando "es una de las ciudades que más plazas para personas sin hogar ofrece en toda la provincia".
Tal y como explican desde el Ayuntamiento, cuando llega la temporada de frío siempre se potencia la intervención social y se realiza un acercamiento "más intenso" para hacer saber a las personas sin hogar las plazas que hay disponibles, animándolas a ocuparlas y a no quedarse fuera del albergue. Asimismo, existe la previsión de ofrecer a las personas en tal situación de vulnerabilidad alojamientos alternativos en caso de no haber plazas disponibles en el albergue municipal.
Por otra parte, como ha señalado la concejala de Inclusión Social, Isa Blanco, también se ha coordinado con la Plataforma Personas Sin hogar (integrada por Calor en la Noche, Asociación Pro Derechos Humanos y Personas sin hogar con derechos) una intensificación del reparto de mantas y caldos, potenciando la intervención social y reforzando la información entorno al albergue.
La atención a las personas sin hogar por parte del Ayuntamiento, precisan desde el Gobierno municipal, se complementa con los convenios de colaboración que refuerza cada año con la Sociedad San Vicente de Paúl para la mejora continuada de la atención integral en el albergue municipal, con Cáritas para la prestación de un servicio de intervención individualizada con las personas que se encuentran en situación de calle, así como con El Pan Nuestro para el comedor social y en el que también se prestan servicios de duchas, aseo personal, afeitado, ropería y estancia.
En este sentido, subrayan que el pasado año el Gobierno municipal destinó más de medio millón de euros para apoyar al tejido asociativo de iniciativa social y seguir promoviendo la oportunidad de oportunidades. Cerca de 140.000 euros fueron destinados en 2024 a apoyar la atención integral de las personas sin hogar en el albergue municipal, incluyendo desde la intervención social a las reformas acometidas para mejorar las instalaciones.
No obstante, pese a los recursos descritos, en el seno de la Asociación de Personas sin Hogar echan en falta un plan de acción a corto y medio plazo con equipos de calle que tenga en cuenta las connotaciones especiales del colectivo de las personas sin hogar, que en La Isla cifran entre 60 y 70 personas.
"La atención a las personas sin hogar en la calle debería ser prioritaria y si yo fuera alcaldesa, el Ayuntamiento o los Servicios Sociales le daría la prioridad número 1, pero no hay una partida en los presupuestos para esto. No podemos pensar en otra cosa mientras haya necesidades básicas que no están atendidas y el alojamiento y la atención es una necesidad básica", señala su presidenta Mila Fernández, que reclama políticas "proactivas" y con personal especializado que "salga de los despachos". "No podemos conformarnos con atender a las personas de los hogares en despachos, la mayoría están dañadas y hay que salir al encuentro; si nosotros que somos voluntarios lo hacemos, la administración tiene que tener esta capacidad. Hay que invertir el orden", advierte.
En este sentido, la portavoz del colectivo apunta a las "limitaciones" del albergue de acogida San Vicente de Paúl, pese al apoyo económico, por el carácter de "tránsito" de estas instalaciones. "Tú no puedes acoger a una persona una o dos semanas y luego decirle que se tiene que ir a la calle. Es muy fácil decir que la gente no quiere, pero es que esa gente está en un grado de vulnerabilidad importante, muy dañada y no le estamos ofreciendo lo que necesitan porque seguramente para dos semanas prefieren quedarse en su sitio y no moverse, porque luego si se mueven pueden perder hasta el sitio, y estamos hablando a lo mejor de una techumbre y un espacio medio protegido".
Lo mismo ocurre con los animales de compañía de estas personas, y que tampoco tienen cabida en los albergues de acogida. "Para ellos a lo mejor es su única compañía". "Hay que darles respuestas a las necesidades que tienen; son personas que duermen con miedo, que están enfermas", señala.
Fernández aboga por la dignidad de estas personas y cuenta un caso reciente de un hombre sin hogar que murió en una residencia tras detectar su situación a tiempo. "No ha muerto debajo de un arbusto, sino en una cama, porque el Ayuntamiento actuó adecuadamente y ha podido recibir atención médica", concluye.
