Las detenciones se produjeron después de que los agentes realizasen veinte inspecciones en chatarrerías de la zona para localizar 500 kilos de cable y material eléctrico, valorados en más de 31.000 euros, que habían sido robados en dos atracos perpetrados en una nave industrial de la comarca.
El industrial que denunció los robos explicó que el cable sustraído se usa específicamente para la catenaria en las vías ferroviarias, lo que sirvió de pista a los investigadores, que fueron informados por responsables de algunas chatarrerías de que habían rechazado ese cable para catenarias al sospechar que era robado.
Posteriormente, una persona les informó a los agentes de que había encontrado abandonado este material en contenedores donde lo arrojaron los ladrones al no poder venderlo, por lo que el equipo de la Guardia Civil consiguió recuperar este material, así como 130 kilogramos de cobre que estaba escondido en un pozo de 8 metros de profundidad.
Los integrantes del equipo de la Guardia Civil detuvieron posteriormente a los seis sospechosos del robo de cobro uno de los cuales fue sorprendido, además, con un televisor de plasma de 50 pulgadas que había sido robado de un club social