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Querida taberna

Anecdotario fresquito para un final de verano

Un anecdotario fresquito para un final de verano con recorrido por bares imprescindibles

Publicado: 19/09/2024 ·
13:46
· Actualizado: 19/09/2024 · 13:48
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  • El Jota, una institución de la cerveza más encumbrada. -
Autor

Andi Koetxea

He publicado los libros “Huelva choquera y tabernera” (2021) y “Sevilla, la ilustre taberna” (2023), "Huelva choquera y tabernera II volumen" (2024) y "El Rompido 77. Los niños salvajes" (2024). Los bares y las tascas son la excusa perfecta para sumergirme en la antropología de la vida cotidiana

Querida taberna

Cerca del mostrador de bares y tabernas pasan cosas, y algunas muy curiosas. Este blog atrapa al vuelo esos sucedidos para que caigan en buenas manos

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INNOVANDO POR AFICIÓN.

Chiringuito chachi chiripitifláutico. Música guay. Todo dabuten. Playa por demás, oleaje sin estridencias. Modo relax. Hoy vamos a por todas.

- Perdona, el Aperol Spritz es que no sabe a Aperol Spritz.

- No, es que le hemos echado licor de manzana. Es que como el Aperol es licor de manzana, pero habíamos pensado que como era muy ácido a la gente no le iba a gustar. (Silencio incómodo.) Voy a tener que comprar Aperol.

OTROS TIEMPOS EN EL JOTA

El Jota ha vivido tiempos mejores. El padre y la madre de Alejandro hacían un tándem perfecto sirviendo tanques y cortando bacalao. Salado, saladito. Más bacalao, más cerveza. Más cerveza, más bacalao. Récord tras récord. Más barriles, es la fiesta. La calle Oriente (actualmente avenida Luis Montoto) se llenaba de coches aparcados en doble fila, sorteando la reprimenda de los policías que veían cómo estaba el patio. Tres de la tarde, cuarenta y cinco grados. Qué quieres, mi arma. Hay mucha necesidad. Y los policías se tomaban un tanque mientras reñían sin mucho afán.

¡TODAS AL SUELO!

Las gambas del Tele se desnudan con delectación. Sus trajes quitinosos, sus exoesqueletos prescindibles, se deslizan por sus cuerpos carnosos y… ¡al suelo, tú tíralas al suelo! que la gente las ve y pide más gambas, dice el hombre con energía y alegría. Todo el romanticismo, la ternura y el deseo voraz se interrumpen por este practicismo desbocado. Tus manos que acarician se frenan, tus ojitos dormilones, tu ladear la cabeza buscando el bocado saladito. Todo se rompe, todo pasa a ser un momento vulgar y grosero.

Bar Tele. Molino de la Vega.

La taberna del Tele se aposentaba en la esquina de la calle Fuenteheridos, en el barrio del Molino de la Vega (1), y era el refugio impecable en las tardes de los días que ya se deslizaban a su final. Días de bochorno y canícula desmedida. Volver en la camioneta del Damas desde la playa del Calé de Puntumbría, con los cuerpos encarnados de duna y oripandó, duchazo rápido y quedar con las carnes frescas al paseo y al refrigerio. Mirarnos a los ojos, la sonrisa de tu amada, la cerveza helada y las gambas en el Tele, unas tapitas ricas y adaptadas al bolsillo de un jovenzuelo, todo eso era el epítome de la felicidad en el verano.

(1)    https://www.huelvainformacion.es/huelva/Historia-Molino-Vega_0_598440869.html

LAS CROQUETAS CASERAS

Sigo creyendo en la inocencia. Cada tanto vuelve ese pensamiento a mi entendimiento. Y, lo que es más importante, a mi corazón. Es un renovar la fe y hacer un viaje con un valor inimaginable de vuelta a mi infancia. Esa patria, mi entrañable patria, según el poeta austríaco Rilke.

Volver una y otra vez a poder mirar a los ojos al ser humano que te acompaña, sin miedo. La inocencia. Así pasa de vez en cuando, si la suerte va y se pone de tu parte.

¿De dónde vienen estas croquetas?

Las croquetas eran caseras según rezaba con piedad infinita la carta del bar. Caseras, nacidas de las manos acogedoras de los seres mágicos que habitan las cocinas. Caseras como tu abuela las hacía y de las que atesoraba la receta para hacerla inmarcesible, generación tras generación. Casera, del hogar, del refugio. Donde nada malo puede pasar.

-    ¿Caseras?

-    Claro que son caseras las croquetas. Si lo dice la bolsa.

Un chasquido, algo se rompe, algo se estremece y balancea a punto de derrumbarse. Pero antes del desastre un momento de lucidez. Sí, eso es, la inocencia en la frase de una mujer dulce. "Lo dice la bolsa". No puede haber más verdad en mil libros sagrados de eremitas perdidos. No hay engaño en la inocencia, aunque al emperador le duelareconocerse desnudo frente a la plebe.

Ahora sí puedo morir envenenado por la dulce ponzoña de la candidez. Y claro que son caseras, porque en la sencillez y en la autenticidad está el hogar al que todos ansiamos retornar.

SI HE DE DESCANSAR QUE SEA CON TU COMPAÑÍA

El cuadro descansa. Se lo merece. Menuda paliza lleva dado el lienzo… pero ¿esto qué es? El dador de la somanta ha desaparecido. Este hombre fugitivo ahora no lo sabe, pero en horas se erigirá en campeón mundial del certamen de pintura rápida al aire libre de Cortelazor la Real. El sol es también de campeonato. Todos y todas se refugian en el bar Plaza y en El Maño. Son dos lugares que culminan el triunvirato, en el foro público, junto con la iglesia parroquial de Nuestra Señora de los Remedios.

Un cuadro abandonado.

Si ya visitaste sus hermosos retablos bajo la nave única, más ancha que alta, lo cual le da un sabor realmente especial… si ya lo hiciste tienes bula para endilgarte cervezas alimenticias y viandas inenarrables.

Pues eso, que el pintor se da a la fuga y deja al cuadro compuesto y sin novia. Porque el lienzo también quiere su cervecita y no esperar aquí, como perrito sin amo. Tráeme la cerveza, manjar de dioses a la hora del mediodía, ambrosía dilecta, que me la merezco, que te voy a conducir a la victoria, paladín por un año en el Cortelazor más raposo y pinturero.

TECNOLOGÍAS MODERNAS JUNTO A LA BARRA DEL BAR PUEBLO

Bar Pueblo. Escena de parroquianos en charla tranquila. Sosiego. Plano cenital. Luz principal.

Las 12:54. Ya van cinco vinos. Rioja de batalla en copas pequeñas. La risa se afloja. Ya ha llegado ese ratito mágico en el que todo es motivo de cachondeo.

-    ¿Ya te quieres ir? Estás mirando el reloj. Por mí te puedes ir -habla de forma directa, sin tapujos, un cliente habitual al camarero.

-    Noooo. Tú no entiendes de tecnología. Es que me ha sonado el guachipún -responde un camarero con tablas, que no se deja achantar.

La vida sigue. Plano medio. Me retiro a mis aposentos.

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