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Andalucía

Los cuadros de Joaquín Sorolla cobran vida gracias al flamenco en Nueva York

El interior de la Hispanic Society de la Gran Manzana fue el inusual escenario de un concierto privado que se celebró en el marco del Festival de Flamenco

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Los cuadros de Sorolla cobran vida gracias al flamenco en Nueva York.

Los cuadros de Sorolla cobran vida gracias al flamenco en Nueva York.

Los cuadros de Sorolla cobran vida gracias al flamenco en Nueva York.

Una jotera, un bailaor de flamenco y una bailarina valenciana pintados por Joaquín Sorolla hace un siglo cobraron vida de nuevo en un original espectáculo donde la música y la pintura se unieron para traer a Nueva York las tradiciones españolas.

El interior de la Hispanic Society de la Gran Manzana fue el inusual escenario de un concierto privado que se celebró en el marco del Festival de Flamenco de Nueva York y que tuvo como protagonistas al guitarrista Alejandro Hurtado, el cantaor Gabriel de la Tomasa y varios bailarines del Ballet Nacional de España (BNE).

“Es muy bonito traer la danza española a espacios no convencionales que llegan a un público distinto, y la experiencia que crea es muy especial. Poder ver cómo los cuadros cobran vida es una experiencia histórica y única”, dijo a EFE el organizador del festival, Miguel Marín.

La Hispanic llevaba varios años sin acoger eventos de este tipo en la galería dedicada a Sorolla: la colección, compuesta por 14 lienzos de gran tamaño, es la más grande fuera de España y está especialmente protegida por la institución.

El fundador del museo, Archer Milton Huntington, encargó al pintor valenciano esta serie de enormes lienzos (que retratan las costumbres de distintas regiones españolas) y prohibió su salida del museo. La norma de Huntington sólo se ha incumplido una vez, entre 2007 y 2010, cuando las obras se exhibieron en distintas ciudades de España.

En este histórico evento, que coincide con el centenario de Sorolla, el costumbrismo español que el valenciano representaba con destacada maestría en sus proyectos se materializó en forma del baile y el cante español.

Un espectáculo casi improvisado que estuvo a la altura

La actuación de hoy fue en cierto modo improvisada, pues en un principio el guitarrista invitado era el sevillano Rafael Riqueni, que enfermó y tuvo que cancelar su intervención, indicó Marín.

Pero su sustituto, Alejandro Hurtado, estuvo a la altura de un público totalmente entregado al ‘show’, y su interpretación de la guitarra fue clave para dar vida a los protagonistas de Sorolla, interpretados por los bailarines del BNE, que vistieron la misma ropa que los personajes pintados por Sorolla.

Con un cesto de naranjas bajo el brazo, Estela Alonso abrió el espectáculo, representando a las bailarinas de la pintura 'Valencia. La grupa', donde recorren la ciudad a lomos de un caballo y rodeadas de símbolos de la capital valenciana, como el templete de la patrona, la Virgen de los Desamparados.

Al ritmo de las castañuelas, la guitarra de Hurtado y algunos ritmos típicos de la región que sonaban en un altavoz, Alonso danzó con gracia a lo largo de la galería, en una imagen de cuento ilustrada cuidadosamente por los inmensos lienzos del pintor valenciano.

La jota de Aragón también tuvo su momento de la mano de Sara Arévalo, que con un vestido tradicional verde, el pelo recogido y una estampa de la Virgen del Pilar en la solapa imitaba a las jóvenes joteras que bailan alegres frente a los Pirineos en ‘Aragón. La jota’.

Por supuesto, un cuadro dedicado al flamenco andaluz también fue homenajeado en esta semana dedicada al género musical: fue el momento del bailaor Rubén Olmos, director del BNE, que cautivó al público moviéndose junto a su mantillo blanco de una forma envolvente e hipnótica.

Todas estas actuaciones estuvieron enlazadas por los emotivos cantes de Gabriel de la Tomasa, que en su primera intervención interpretó conmovido una saeta a la Virgen que portan  ‘Los nazarenos’ de Sorolla en una procesión durante la Semana Santa de Sevilla.

En su segunda actuación, Tomasa interpretó una trillera mientras miraba y señalaba el lienzo más grande de la colección, ‘El encierro’, que describe una escena en Ayamonte en la que dos mayorales (los guardianes del toro) tratan de guiar y encerrar a estos animales mientras cabalgan a lomos de sus caballos.

Los protagonistas de las pinturas de Sorolla se reunieron en un último baile al son de la guitarra de Hurtado y la voz de Tomasa, formando juntos una pintura real que, desde hoy, formará parte de esta colección permanente e histórica del pintor valenciano.

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