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Opiniones de un payaso

Crisis de Gobierno

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Hemos pasado de tener un Gobierno de perfil bajo a otro, no sé yo si de mucha más estatura media, pero sí, al menos, de más peso, peso curricular, se entiende. En el nuevo Consejo de Ministros, el de Interior cobra aún mayor protagonismo, tal vez en detrimento incluso de la figura del presidente, a quien puede hacerle sombra.
Si el movimiento significa lo que parece significar, Rubalcaba se postula, cuando había quien pretendía jubilarlo, y lo considero un acierto. El ahora vicepresidente primero es, probablemente, el cerebro más brillante, uno de los principales activos con los que cuenta el PSOE en sus filas, un político de la vieja guardia, con sobrada experiencia y una capacidad más que contrastada para el debate cuerpo a cuerpo, indispensable en los tiempos que se avecinan.

No hay ahora mismo un diputado en la Cámara Baja que le aguante más de uno o dos asaltos. Noquea a sus adversarios de tribuna a las primeras de cambio con su afilada ironía. Lo demostró durante el tiempo que fue portavoz de grupo. En mi opinión, no sería una mala opción como relevo del jefe en caso de que éste renuncie a aspirar a la reelección, sino, seguramente, la mejor de las posibles. Todo el mundo coincide en que la remodelación del gabinete era necesaria y, aunque no tenga conocimiento de lo que se cuece en Madrid,  uno no va a ser menos. Estaba anunciado que Corbacho se tenía que ir y se ha ido el hombre, con más pena que gloria, después de dos años y medio al frente del Ministerio de Trabajo. Tuvo la mala suerte de que le tocó bailar con la más fea y, encima, sin estar demasiado dotado precisamente para el baile. Lo que no estaba previsto, aunque no sorprende, es la desaparición de dos ministerios, los de Vivienda e Igualdad, sacrificados no debido a los obligados recortes, sino por una pura y simple razón de estética, en absoluto relacionada con el aspecto físico de las dos muchachas que estaban al frente de cada uno de ellos.

Cuestión de estrategia comunicativa, como señaló el propio presidente en su comparecencia pública para dar cuenta de los relevos ministeriales efectuados, y no falto de fundamento. Pues es verdad que, aparte de la gestión, el Ejecutivo tiene que llevar a cabo una intensa labor de pedagogía para explicar a los ciudadanos por qué se han tomado las decisiones que se han tomado. Para recordar que las medidas adoptadas de mayo para acá son las mismas que, chispa más o menos, el PP habría adoptado también y, a pesar de ello, tiene el cinismo de criticarlas, pensando en su propio interés más que en el de España.

Para contrarrestar, tarea arduo difícil, por no decir ya casi imposible, ese discurso de que la culpa de los males de la economía mundial es de Zapatero en persona, cuando lo que, en realidad ha ocurrido es que a los socialistas les ha vuelto a tocar la china de la crisis, como ya sucedió en los 90, y el precio que pagarán por tal honor puede ser una derrota por goleada en las urnas, si no varían antes las tornas.

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