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Viernes 19/04/2024  

El Loco de la salina

Consuelo de tontos

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ESPAÑA nos tiene a todos los locos con las carnes abiertas y con el corazón encogido. Yo, que me había comprado una camiseta roja de la selección, la tengo de momento metida en el armario, porque me da vergüenza sacarla al patio.
Por cierto, no entiendo que a la selección española se le llame la roja, a pesar de que en la bandera nacional abunda más la sangre que el oro, como es ya costumbre en esta tierra de divisiones y odios. Roja se nos ha puesto a nosotros la cara al ver que no damos pie con bola y que cualquier bollo suizo nos merienda con la misma facilidad con la que esos señores hacen sus exactos relojes. ¿Por qué no nos llaman la verde por aquello de la esperanza inútil que tenemos de ganar sin tirar a puerta? No quiero ser pesimista, pero la cosa no está para tirar cohetes. Lo que está pasando es la demostración más clara de que las primas sirven de poco, a excepción de la prima de la guitarra, cuerda chillona, pero imprescindible. Las primas nos las tenían que dar a nosotros que con tanto entusiasmo defendemos lo indefendible. Hay preocupación. Algunos locos ni comen. No es mi caso.
El lunes jugamos con Honduras. Toca madera. Jugamos precioso. Jugamos divino, pero la pelotita, que es la que tiene que entrar, no entra ni a la de tres. Estamos en el manicomio que nos comemos las uñas, porque hasta el mismo nombre de Honduras nos produce una depresión tan honda, que, como perdamos, no vamos a poder encontrar un triste boquete en el que meternos. Y encima, si ganamos a Honduras, Chile nos puede poner las maletas al pie del avión. Tampoco entendemos que no juegue Pau Gasol, aunque sea para rematar balones al área o para ponerlo tapando huecos. Aquí nadie tira a puerta, excepto Zapatero que nos la mete todas. Quizás el partido contra Suiza lo perdimos, porque ese día nuestros políticos siguieron trabajando en el Congreso como si no hubiera partido. Hay que probarlo todo. Por eso pienso que el lunes deberían dejar de trabajar, a ver si así nos va mejor. La verdad es que los maravillosos políticos de este país creerán que con eso de trabajar un día tan señalado nos dieron un extraordinario ejemplo. No. Los curritos de a pie ya sabemos que cuando ese personal se pone a trabajar es porque nos van a dar otro tijeretazo de muerte. Así que preferimos que trabajen un poquito menos y animen a la selección un poquito más.
Sin embargo el ser humano se contenta con poca cosa. Parece que no, pero el hecho de que las cosas también les vayan mal a Inglaterra, a Alemania y a Francia nos consuela un montón. Mal de muchos, consuelo de tontos. Los millonarios no acaban de ver portería y eso nos tiene bastante preocupados. El lunes se acaba la crisis por un día y nos vamos a dedicar a alimentar el sueño de ganar a un país, cuya nómina completa de un año la gana en un día cualquier jugador español. Ya sé que hay gente a la que no le gusta el fútbol, como también sé que en La Isla hay gente a la que no le gustan las procesiones. He podido ver que hay bajo cuerda una especie de competición solapada. Por cada partido que se juega ahora mismo en Sudáfrica salen dos procesiones como mínimo por las calles cañaíllas. Unas van y otras vienen. Digo yo que será para compensar el abandono a que nos tiene recluidos la providencia divina en esa cosa del fútbol. También puede tratarse de una venganza divina, porque estoy convencido de que en el cielo tienen muy claro eso de que a Dios rogando y con el mazo dando.
En todo caso deberíamos probar a no sacar más procesiones estos días a ver si así nos va mejor con las pelotas. No caerá esa breva.

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