El coste del Campeonato Iberoamericano

MUCHOS serán los que no se resistirán a la tentación de hacer una lectura de los números de la organización del Campeonato Iberoamericano de Atletismo celebrado a principios de mes a medida de sus críticas al Gobierno municipal y posiblemente estén en su derecho cuando vean la ingente cantidad de dinero que -dirán- se ha gastado para tres días de competición y una sesión de fuegos artificiales. E incluso habrá más de uno que cotejará esos más de 7,6 millones de euros gastados -o para ser exactos, presupuestos, porque de presupuesto se habla en las páginas interiores- con los 1,9 millones que costaron los juegos de Iquique, en Chile, sin tener en cuenta, de forma torticera, otras circunstancias como los distintos niveles económicos entre los dos países a pesar de que allí se construyó un nuevo estadio u otras circunstancias que harían imposible la comparación atendiendo sólo a los números.

Quizá haya algunos que incluso haga cábalas sobre el destino del dinero antes que en el remozado del estadio y en la promoción de la ciudad en los circuitos en los que se cuecen las celebraciones atléticas que podrían llegar a San Fernando al albur del éxito de organización incontestable, u otros, más retorcidos, que comparen la cantidad gastada con la cantidad perdida en el robo de la Caja municipal para seguir sumando en el debe de las arcas municipales los más de dos millones y medio de euros que el Ayuntamiento tenía previsto gastarse según los números oficiales, a expensas de que se ajusten las ganancias que haya podido haber o aquellas partidas que no haya hecho falta gastar y que se conocerán -al menos eso se espera para bien o para mal- cuando se haga el balance pormenorizado de ingresos y gastos.

Pero a buen seguro que tampoco van a faltar aquellos que durante esos tres días y una noche de duración del Campeonato, y sobre todo al final cuando se conocieron los resultados de la buena organización, certificada por la Asociación Iberoamericana de Atletismo (AIA), se sintieron orgullosos dela capacidad de organización de su ciudad y sintieron que de ahora en adelante no desconfiarán por sistema cuando en La Isla se anuncie un nuevo evento de este calado, o superior.