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Viernes 19/04/2024  

El cementerio de los ingleses

Empeñarse en negar la verdad

A veces, también entra en juego la tozudez de cada uno, negando una verdad conocida con anterioridad

Publicado: 20/04/2023 ·
20:05
· Actualizado: 20/04/2023 · 20:05
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Autor

John Sullivan

John Sullivan es escritor, nacido en San Fernando. Debuta en 2021 con su primer libro, ‘Nombres de Mujer’

El cementerio de los ingleses

El autor mira a la realidad de frente para comprenderla y proponer un debate moderado

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Una frase que me encantaba de la serie House era "los pacientes mienten; todo el mundo miente". Solía pronunciarla cuando los síntomas de sus pacientes no correspondían con la información que le daban sobre sus dolencias, haciendo muy difícil el diagnóstico y, con ello, la solución. Al final, se acababa dando con el problema y las posibilidades eran múltiples con respecto a la afirmación del doctor sobre la sinceridad o no de sus pacientes: algún punto omitido por no darle importancia, por vergüenza, por no asociarlo con la dolencia en sí misma o, incluso, un cambio en la propia evolución de los hábitos del paciente o en la propia enfermedad. Puede que la palabra mentir sea dura si tenemos en cuenta que hay otra manera más honrada de faltar a la verdad: el error.

A veces, también entra en juego la tozudez de cada uno, negando una verdad conocida con anterioridad. Cuando, por ejemplo, el vicepresidente castellano-leonés García Gallardo se cuestiona si el dióxido de carbono es contaminante, se está invitando a cuestionar y/o negar una realidad constatada. Cuando algunos sectores cuestionan la relación entre la actividad humana y el cambio climático, ocurre exactamente lo mismo. Ya nos han metido en la cabeza que los ecologistas son unos pirados abrazapalmeras, pero la pandemia les dio la razón: cuando el mundo se paró por apenas unos meses, los ecosistemas se recuperaron a un ritmo bestial. Casi tanto como el ritmo al que nos los estamos cargando de nuevo por eso de tropezar mil veces en la misma piedra. Pese a Trump, Bolsonaro, Bannon y toda la conspiranoia de ultraderecha, pudimos constatar que los ecologistas estaban en lo cierto aunque no se nos haya ocurrido cómo retomar la actividad sin volver a destruir el planeta y algunos sigan creando bulos sobre la Agenda 2030.

Hay verdades contrastadas que se siguen negando en base a la conveniencia ideológica del espectador: en eso consiste el sesgo de confirmación. "¿Cómo va a ser mentira si dice lo que yo pienso?" sería la mejor definición para la reacción de algunos cuando se les desmiente su dogma. Así quedan muchas personas que no tienen claro todavía quién gestionaba las residencias madrileñas durante la pandemia, si Carmena o los Iglesias-Montero (el mismo bulo para todos los sujetos) tenían ambulancias medicalizadas en la puerta de sus casas o, el más reciente, si lo que había sobre la mesa de Galapagar era una raya de cocaína o el tirador de la cremallera de un neceser. Nada preocupante para el ciudadano de a pie, que recoge la información que se le da y puede albergar ese tipo de dudas, siendo algo casi delictivo cuando el mismo sesgo se produce y se difunde en medios de comunicación. Si quienes tienen que contrastar las noticias se convierten en un coladero de fake news (independientemente de que sea algo voluntario o no), los demás estamos jodidos.

Hoy, buscando otro tipo de información, me encontré con vídeos recientes hablando de "nubes de verdad y nubes de mentira". Lo estuve viendo unos momentos y, en los primeros segundos, ya encontré una premisa falsa. Las nubes de verdad eran cúmulos, mientras que las nubes de mentira (queriendo referirse a los supuestos chemtrails) eran cirros y estratos. Poniendo por delante que no soy un experto en la materia para confirmar o desmentir totalmente el asunto de las supuestas fumigaciones con metales pesados o agentes químicos para enfermar a la población, esperaría que alguien que intentase convencerme sobre este asunto utilizase algo mejor que otro tipo de nubes que también son de verdad. Joder, que en mi añorada EGB se estudiaba algo de Ciencias Naturales. Un poquito de por favor... Si los supuestos gurús de Youtube y Telegram resulta que basan sus afirmaciones en argumentos tan nimios, ¿qué puedo pensar de quienes les siguen?

Como digo, cabría pensar en pobres criaturas sin formación al que cualquier vendedor de crecepelo podría embaucar. Sin embargo, también caen en la trampa gente formada, con estudios y un nivel medio – alto de cultura general. Y es que, insisto, el problema no es creer algo que es falso por la astucia de quien le engaña sino querer creer algo concreto por afinidad ideológica o aversión a una situación. ¿Cuánta gente abrazó el negacionismo del COVID simplemente porque odiaba usar mascarilla o quedarse en casa? Igual deberíamos darle una vuelta a este tipo de cosas, al fin y al cabo, también me gustaba creer en duendes cuando era pequeño hasta que crecí y tuve que admitir la realidad. Una cosa es lo que queremos pensar, lo que queremos que sea el mundo, mientras que otra cosa muy diferente es la realidad. No sirve de mucho empeñarse en negar la verdad. Si acaso, sólo para dejar que otros nos engañen. ¿Cómo van a mentir, si dicen lo que pienso?

 

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