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Viernes 19/04/2024  

Sindéresis

Determinismo e hipocresía

Desde el punto de vista determinista no debería ser necesario humanizar a las IA

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El determinismo es una postura filosófica cuyos defensores se felicitan por ser consecuentes hasta el extremo. Parte de la base de que el ser humano no es diferente al resto de animales y que su comportamiento está en la interacción entre la carga genética y la respuesta a los estímulos externos. Es decir: mis genes tienen cierta programación y mis acciones o reacciones, por más complejas que parezcan, son el resultado de esa programación previa excitada o condicionada por lo que percibo. Un ordenador lo bastante potente y que posea los datos sobre mi carga genética, el condicionamiento grabado en mi memoria y la influencia del entorno, debería ser capaz de predecir en qué momento exacto decidiré levantarme del sofá o salir de la ducha porque, realmente, no lo estoy decidiendo: es una acción predeterminada desde que se creó mi carga genética, y la de mis padres, y así hasta llegar a las amebas, condicionada por un entorno determinado desde que el universo echó a rodar con el Big Bang.

Por otra parte, los deterministas opinan sobre las Inteligencias Artificiales, las IA, y lo hacen con cierto fervor, atentos a cualquier opinión que intente marcar una diferencia entre los humanos y las herramientas informáticas. Los deterministas sostienen que no hay diferencia entre un humano, programado, y una máquina, programada, pero siempre que esta máquina alcance conciencia sobre sí misma y tome decisiones. Sin embargo, desde su punto de vista puro, nadie toma decisiones, ni los seres humanos ni el programa de una lavadora moderna; la lavadora está programada para funcionar durante 59 minutos a 60 grados si un estímulo externo aprieta el botón 3. Una IA está determinada a escribir un libro concreto si le facilito unas coordinadas determinadas. Desde el punto de vista determinista no debería ser necesario humanizar a las IA, como pretenden, y plantear la posibilidad de que acaben siendo reconocidas como seres sintientes y, por tanto, sujetos de derecho. Según los deterministas, ni lo son las IA, ni lo somos nosotros, ni las serpientes, amebas o microondas.

Lo hacen, participan en esta discusión o batalla, como en cualquier otra de la vida diaria, porque independientemente del posicionamiento metafísico, el ser humano adopta posicionamientos éticos. Los que creen en la vida después de la muerte intentan no morir. Los que no creen, también arriesgan la vida si la causa lo merece. Los deterministas juzgan el comportamiento de los demás, aunque según ellos nadie es responsable de nada. Porque, en lo cotidiano, nos movemos en parámetros éticos, y saltar de lo ético a lo metafísico según nos conviene, es hipócrita. Por ejemplo, cuando se sostiene que no importa el daño que el manejo de las IApueda hacer en el arte y en la vida de los artistas. Si se trata de compensar la histórica discriminación de la mujer en la Literatura, son éticos; si se advierte que las IA roban arte y van a dejar en el paro a cientos de artistas, son metafísicos. ¿Cuál es el verdadero campo en el que están debatiendo, aunque no lo admitan? Que en la arquitectura determinista no puede haber nada que haga que sea el humano quien decida en qué momento exacto se levanta del sofá o sale de la ducha. Que no puede haber nada que diferencie a un humano de una IA, porque es preferible pensar que todos somos esclavos de la programación a admitir que hay respuestas que, quizá, todavía no conocemos, y que, frente a esas grandes cuestiones, no saben más que un niño que pregunta qué había antes del Big Bang.

Que no lo saben los curas, ni yo ni vosotros, para dejarlo claro. Pero, si queremos ser coherentes, según vosotros en el Big Bang venía predeterminada la vida.

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