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Sindéresis

El corazón delator

Durante el bipartidismo el verdadero poder no había necesitado llegar a tanto, porque que gobernase el PSOE era un mal menor

Publicado: 15/01/2023 ·
17:24
· Actualizado: 15/01/2023 · 17:24
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Autor

Juan González Mesa

Juan González Mesa se define como escritor profesional, columnista aficionado, guionista mercenario

Sindéresis

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Existe un cuento de Edgard Allan Poe llamado El corazón delator. En esa historia un asesino esconde el cuerpo de su víctima bajo el suelo de su casa, pero sigue oyendo latir su corazón, efecto producido por sus remordimientos y que hace que al final confiese ante la policía. Teniendo en cuenta el historial misógino y carente de empatía de García-Gallardo, solo puedo pensar que cuando quiere imponer el latido del corazón de los bebés a las mujeres que decidan interrumpir el embarazo, lo hace con el ánimo de provocarles un remordimiento enloquecedor; tratarlas como asesinas en potencia.

Esto parece torpe y cruel porque lo es, pero me gustaría que no perdiéramos detalle a las declaraciones del alcalde de Madrid, Almeida, defendiendo la medida en contra del criterio del presidente, también del PP, de Castilla y León, entre otras cosas porque hay que luchar contra la despoblación en la zona. Para Almeida, las mujeres son meras parturientas que deben sacrificarse por el bien común, y la despoblación se cura pariendo, no con medidas de vertebración territorial y migratorias.Almeida es un muñeco psicópata en perpetua competencia con la muñeca psicópata de Ayuso, y ambos observan a los mamíferos de quienes necesitan los votos para intentar adivinar cuáles son sus necesidades y sentimientos, pero siempre con resultados vergonzantes hasta para los suyos. «Le he dado pizza a vuestros niños, hijos de puta, ¿o me vais a decir que a los niños no les gustan las pizzas?» «¿Queréis jardines? Pues los ponemos en la pared de la carretera, que, total, siguen siendo jardines».

Si tuviéramos el sonido del corazón de todos los ancianos que murieron sin asistencia médica en las residencias de Madrid durante la pandemia, deberíamos ponerlo en la megafonía de la Asamblea de Madrid un minuto antes de cada intervención de Ayuso.

En El corazón delator, el motivo del crimen es una simple fobia estética, transformada en obsesión, que el protagonista siente hacia el ojo enfermo del viejo con el que vive, al que llama «ojo de buitre». Ese asco, miedo y odio al que padece, al que necesita ayuda, al enfermo, esa faceta de absoluta debilidad y negligencia que también posee la mente fascista, ese prejuicio primario, ocupa espacio en el debate político de nuestro país desde que la reacción decidió que había que ir con todo contra el movimiento social, devenido en movimiento político, que quería darle la vuelta a la tortilla y que el miedo cambiase de bando. Durante el bipartidismo el verdadero poder no había necesitado llegar a tanto, porque que gobernase el PSOE era un mal menor, cuando no una oportunidad distinta de negocio, y nada cambiaba demasiado respecto a cuando le tocaba gobernar al PP. Pero ahora necesitan una reacción social virulenta que salga de las tripas y de los cojones, necesitan a millones de personas que en lugar de ayudar al anciano con el ojo enfermo se sientan amenazados por un ojo de buitre.

Algunos de los que me leéis estáis consintiendo poco a poco. Permitís que se represente una imagen embrutecida y asquerosa de las feministas y las lesbianas, que se represente a la izquierda como piojosos o ratas, permitís la deshumanización de los inmigrantes y que esa intranquilidad normal hacia el cambio se transforme en pánico. Permitís que os hagan sentir rodeados de ojos de buitre y que os convenzan de que las mujeres que deciden interrumpir su embarazo son asesinas, y, ¿qué merecen los asesinos? Pero sois vosotros, los hipnotizados por la furia, quienes acabaréis abriendo la puerta al verdadero terror, y, entonces, en la paciencia de la noche, escucharéis proveniente del suelo «bumbum, bumbum, BUMBUM, BUMBUM», pero no tendréis ante quién confesar.

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